Difícil Navidad
Qué difícil se me hace estos días desear a alguien “feliz Navidad”, respirando y viendo tanta infelicidad en cualquier rincón de este mundo. Entonces me pregunto a mí mismo: qué podría decir o desear sinceramente en vez de la hueca “feliz Navidad”. Y es cuando yo mismo me respondo y digo Carpe diem, que quiere decir en latín, aprovechar el momento, coger el día, lo mejor del día. Los que tenemos algo de salud deberíamos mirar al enfermo; los que todavía tenemos trabajo, mirar al que acaba de perderlo; a los que nos sobra el pan sobre la mesa, ver al que tiene que repartir un mendrugo en...
Qué difícil se me hace estos días desear a alguien “feliz Navidad”, respirando y viendo tanta infelicidad en cualquier rincón de este mundo. Entonces me pregunto a mí mismo: qué podría decir o desear sinceramente en vez de la hueca “feliz Navidad”. Y es cuando yo mismo me respondo y digo Carpe diem, que quiere decir en latín, aprovechar el momento, coger el día, lo mejor del día. Los que tenemos algo de salud deberíamos mirar al enfermo; los que todavía tenemos trabajo, mirar al que acaba de perderlo; a los que nos sobra el pan sobre la mesa, ver al que tiene que repartir un mendrugo entre sus hijos; los que tenemos un techo sobre nuestras cabezas, ver a los que no lo tienen; los que tenemos a alguien que vela y se preocupa por nosotros, ver al que no tiene a nadie más que a sí mismo. Porque la vida es así, agridulce y llena de vaivenes. Ojalá que de aquí a 30 años veamos este periodo como punto de inflexión hacia lo bueno en la historia de la humanidad. In Nativitatis, Carpe diem.
Juan Carlos Flores, Lachen (Suiza)