En nombre de la tolerancia
El fanatismo religioso se cobró otra vida más en Francia. Un joven decapitó a su profesor por el hecho de mostrar a sus alumnos unas láminas de Mahoma en una clase sobre la libertad de expresión. El único delito de este hombre fue enseñar a sus alumnos valores y actitudes que todo ser humano debe aprender para convivir en paz. El valor de la tolerancia es, precisamente, enemigo de los terroristas islamistas. El “respeto y consideración hacia opiniones o prácticas contrarias, aunque repugnen a las nuestras” no es aceptado por quienes interpretan los dogmas de la religión de manera errática, en ...
El fanatismo religioso se cobró otra vida más en Francia. Un joven decapitó a su profesor por el hecho de mostrar a sus alumnos unas láminas de Mahoma en una clase sobre la libertad de expresión. El único delito de este hombre fue enseñar a sus alumnos valores y actitudes que todo ser humano debe aprender para convivir en paz. El valor de la tolerancia es, precisamente, enemigo de los terroristas islamistas. El “respeto y consideración hacia opiniones o prácticas contrarias, aunque repugnen a las nuestras” no es aceptado por quienes interpretan los dogmas de la religión de manera errática, en razón de su ignorancia, por no hacer la debida exégesis de las lecturas sagradas. Tengo vecinos musulmanes, y de ellos he aprendido que en el Corán se habla de acoger al otro, del amor y de la hospitalidad. El malogrado profesor trabajaba en la tarea de transmitir un saber que nos hace libres y que nos convierte en amantes de esa libertad.
Manuel Castellanos Plaza. El Palmar (Murcia)