La rebelión de los becarios
Como estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas llevo dos años haciendo prácticas en diferentes sitios y me he encontrado de todo. Agencias en las que me han tratado como una más de la oficina, lugares en los que con un poco de suerte se acordaban de mi nombre, incluso he hecho entrevistas en compañías donde ni te ofrecían el abono transporte. Ayudar económicamente a un becario es esencial para que este, poco a poco, empiece a independizarse económicamente de su familia y comience a ver que todo (o casi todo) trabajo es remunerado. Así es la vida, tú trabajas y recibes una recompensa. En m...
Como estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas llevo dos años haciendo prácticas en diferentes sitios y me he encontrado de todo. Agencias en las que me han tratado como una más de la oficina, lugares en los que con un poco de suerte se acordaban de mi nombre, incluso he hecho entrevistas en compañías donde ni te ofrecían el abono transporte. Ayudar económicamente a un becario es esencial para que este, poco a poco, empiece a independizarse económicamente de su familia y comience a ver que todo (o casi todo) trabajo es remunerado. Así es la vida, tú trabajas y recibes una recompensa. En mi sector, la publicidad, el becario es formado, y os puedo asegurar que mucho. Pero, a la vez, aporta trabajo y valor a la empresa. ¿Acaso cuesta tanto dar a un becario 300 euros al mes? ¿Por qué un becario no se puede considerar como un potencial trabajador? El mundo laboral se está perdiendo a grandes profesionales que no se pueden permitir vivir de palmaditas en la espalda.
Marta Silva. Barcelona