Columna

San Pedro Piqueras

El último truco de su cadena, pasar sin anestesia de los cuernos de Antonio David en ‘Sálvame’ a los muertos por covid de las noticias, es demasiado y me da que él lo sabe

Pedro Piqueras, en un informativo de Telecinco.

En 1988, cuando una aún no había echado el colmillo en el oficio y le daba corte hasta llamar a un concejal de pueblo, Pedro Piqueras ya dirigía y presentaba el telediario de Televisión Española. Entonces solo había una tele, lo que decía la tele iba a misa y Piqueras era el sumo sacerdote que congregaba al 100% de la parroquia. Así lo recuerda una. Dando el parte de la huelga general del 14-D, madre de todas las siglas periodísticas, con esas cejas a idéntica altura, esa voz de créanme lo que les digo, y ese flequillo al bies sobre el cráneo privilegiado amenazando con quedarse al raso día a ...

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En 1988, cuando una aún no había echado el colmillo en el oficio y le daba corte hasta llamar a un concejal de pueblo, Pedro Piqueras ya dirigía y presentaba el telediario de Televisión Española. Entonces solo había una tele, lo que decía la tele iba a misa y Piqueras era el sumo sacerdote que congregaba al 100% de la parroquia. Así lo recuerda una. Dando el parte de la huelga general del 14-D, madre de todas las siglas periodísticas, con esas cejas a idéntica altura, esa voz de créanme lo que les digo, y ese flequillo al bies sobre el cráneo privilegiado amenazando con quedarse al raso día a día ante las cámaras. Porque después vinieron las privadas, los fichajes millonarios, la lucha a escaleta partida por la audiencia. Y Piqueras cambió de púlpito, de sotana, de homilía, pero no de credo: el periodismo. Ahí sigue cada noche a los 65 años, decano de sus colegas en activo, dirigiendo y presentando el noticiario estrella de Telecinco.

Piqueras —sí, el de las tremendas, atroces, apocalípticas imágenes— ya digería teletipos crudos en directo antes de que los teleperiodistas de ahora que se dan paso como quien se pasa el cubata estuvieran siquiera en los planes de sus padres. Claro que ha cambiado. ¿Quién no lo ha hecho? En el confinamiento le vimos soltarse lo que le queda de melena perpetrando entrevistas con famosos en las que se desnudaba él más que ellos. Hemos intuido su cargo de conciencia por colarnos el idilio de Enrique Ponce y Ana Soria en el sumario aderezándolo con un reportaje de amores históricos. Ha bajado el listón para subir la audiencia, como todos. Pero el último truco de su cadena, pasar sin anestesia de los cuernos de Antonio David en Sálvame a los muertos por covid de las noticias, es demasiado y me da que él lo sabe. Su cara de póquer anteayer cuando Raquel Mosquera le dio paso a pantalla partida mandándole “un besazo” lo decía todo. Yo que él me plantaba ante Vasile. Piqueras es mucho Piqueras para ser carne de meme.

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