Cartas al director

No sé qué más tiene que pasar

Nací en 1947 en una familia humilde de una ciudad pequeña y retengo imágenes nítidas de penurias severas en la década de los cincuenta. Con esfuerzo de mis padres y siempre con becas, logré un título superior universitario y una vida que ahora comparto con mis hijos y nietos. Pero vuelvo a sentir los mismos desasosiegos que creía olvidados por causa de esta crisis total que nos abruma y de la que solo podremos salir, siempre con esfuerzo y sacrificio, a base de unidad y buena gestión por parte de nuestros responsables políticos. ¡Y estamos tan lejos de eso! No sé qué más tiene que pasar, ni qu...

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Nací en 1947 en una familia humilde de una ciudad pequeña y retengo imágenes nítidas de penurias severas en la década de los cincuenta. Con esfuerzo de mis padres y siempre con becas, logré un título superior universitario y una vida que ahora comparto con mis hijos y nietos. Pero vuelvo a sentir los mismos desasosiegos que creía olvidados por causa de esta crisis total que nos abruma y de la que solo podremos salir, siempre con esfuerzo y sacrificio, a base de unidad y buena gestión por parte de nuestros responsables políticos. ¡Y estamos tan lejos de eso! No sé qué más tiene que pasar, ni qué nuevos indicadores tenemos que conocer, para que haya un cambio radical e inmediato en la gresca diaria que padecemos en el ejercicio de esta (pseudo-) política rastrera e irresponsable. Y si no lo hay, la situación se hará muy difícilmente reversible y costará sufrimientos sociales sin cuento, que no llego ni a imaginar y que había creído, de buena fe, ya superados y olvidados en el tiempo.

Pedro Carboneras Martínez. Madrid

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