Yo voté para que acuerden
Nací en 1958, por edad, no pude refrendar la Ley para la Reforma Política, ni elegir a las Cortes constituyentes, pero sí voté en el referéndum constitucional y en todas y cada una de las elecciones habidas después, en todos los ámbitos de representación política, el ejercicio de mi soberanía me parece cada vez más necesario. Muchos españoles nos hemos acostumbrado —pese a una ley electoral troquelada, sobreponiéndonos a los escándalos de corrupción política más evidentes y sintiéndonos defraudados por algunos acuerdos extraparlamentarios vergonzantes entre los partidos mayoritarios— a que tod...
Nací en 1958, por edad, no pude refrendar la Ley para la Reforma Política, ni elegir a las Cortes constituyentes, pero sí voté en el referéndum constitucional y en todas y cada una de las elecciones habidas después, en todos los ámbitos de representación política, el ejercicio de mi soberanía me parece cada vez más necesario. Muchos españoles nos hemos acostumbrado —pese a una ley electoral troquelada, sobreponiéndonos a los escándalos de corrupción política más evidentes y sintiéndonos defraudados por algunos acuerdos extraparlamentarios vergonzantes entre los partidos mayoritarios— a que todas las decisiones políticas y económicas de cierta trascendencia se tomen desde el Gobierno de turno, sean previamente debatidas, enriquecidas y hasta consensuadas, si esto último fuese posible, en las Cortes y en el Senado. Y así queremos que siga siendo. Háganlo posible los elegidos, con la humildad debida y la que imponen las urnas.
Luis Fernando Crespo Zorita, Las Rozas de Madrid.