Cartas al director

Otros mundos a través de la lectura

Desde el sillón de mi habitación he viajado a la antigua Grecia, gozando del diálogo entre Sócrates y Diotima de Mantinea; he conocido Alejandría y disfrutado de los versos de C. P. Cavafis gracias a Lawrence Durrell; he estado en África de la mano de Ryszard Kapuscinski; he aprendido la duda metódica leyendo a Descartes y conocido los lúgubres pasillos del frenopático Virgen de la Fuentecilla, sobrecogiéndome los encantos de Alice Gould en Los renglones torcidos de Dios... Los libros permiten la evasión de un mundo truculento y nos transportan al mundo onírico, sirviendo como terapia psicológ...

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Desde el sillón de mi habitación he viajado a la antigua Grecia, gozando del diálogo entre Sócrates y Diotima de Mantinea; he conocido Alejandría y disfrutado de los versos de C. P. Cavafis gracias a Lawrence Durrell; he estado en África de la mano de Ryszard Kapuscinski; he aprendido la duda metódica leyendo a Descartes y conocido los lúgubres pasillos del frenopático Virgen de la Fuentecilla, sobrecogiéndome los encantos de Alice Gould en Los renglones torcidos de Dios... Los libros permiten la evasión de un mundo truculento y nos transportan al mundo onírico, sirviendo como terapia psicológica para las neurosis y traumas causados por un virus que ha vuelto a pisar su acelerador letal. La lectura ejerce una función catártica, pues permite entrar en contacto con otros mundos donde no hay dolor ni sufrimiento ni miedo al contagio. Las autoridades sanitarias deberían incluirla en el listado de sus recomendaciones.

Manuel Castellanos Plaza. El Palmar (Murcia)

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