Cartas al director

¿Qué tendrán las comisiones?

Nunca he recibido una comisión. Todo lo que he podido constatar sobre ellas en estos años es la atracción, prácticamente irresistible, que ejercen sobre determinados cargos públicos españoles. Cientos de miles de páginas de investigación sobre ellas, sus donantes y sus receptores, llenan los Juzgados de Instrucción de toda España. Imagino que estando en una situación de poder, cuando una comisión tienta a un cargo público y da el paso, se debe de producir un proceso de no retorno: “Bueno, por otra más no pasa nada”. Ya solo cabe esperar a que nunca te pillen. Esta vez parece que a quien han pi...

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Nunca he recibido una comisión. Todo lo que he podido constatar sobre ellas en estos años es la atracción, prácticamente irresistible, que ejercen sobre determinados cargos públicos españoles. Cientos de miles de páginas de investigación sobre ellas, sus donantes y sus receptores, llenan los Juzgados de Instrucción de toda España. Imagino que estando en una situación de poder, cuando una comisión tienta a un cargo público y da el paso, se debe de producir un proceso de no retorno: “Bueno, por otra más no pasa nada”. Ya solo cabe esperar a que nunca te pillen. Esta vez parece que a quien han pillado ha sido al anterior jefe del Estado. Supuestamente, el rey emérito debía de tener el diablillo de la avaricia en la corona.

Amalia Pastor Gordillo, Madrid.

Vaya por delante mi simpatía hacia la persona del rey emérito. Me da igual monarquía o república, cuando el único valor existente en nuestra sociedad es el dinero. Pero sí quiero puntualizar que a pesar de reconocerle sus méritos, su comportamiento personal debería haber sido otro. Porque en una persona que ocupa el máximo alto cargo del Estado, su vida personal también es la de todos y le obliga a un comportamiento adecuado. No todo en la vida, en una persona de tal relevancia, son apariciones de Estado ni comportamientos políticos. Los valores humanos los deben de cuidar incluso más que un ciudadano normal por ser ejemplo para muchos.

Cesar Moya Villasante, Madrid.

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