Quieta luz propia
Reza el proverbio popular: “Cuando todo se vuelve oscuro aparecen las estrellas”. Cuando no queda nada a qué aferrarse y se desvanece la luz artificial del ego (lo que creemos que “somos”, y no somos) surge la luz de la consciencia. Una luz distinta, limpia y espontánea, que procede del auténtico yo sin esos condicionamientos que ocultan nuestra esencia. Todo resulta perfecto cuando miramos desde ahí, desde una mirada que no pretende sacar ventaja, ni mentir o acumular sin medida; que desde un punto de vista social no se aprovecha de los símbolos patrióticos inscritos en el subco...
Reza el proverbio popular: “Cuando todo se vuelve oscuro aparecen las estrellas”. Cuando no queda nada a qué aferrarse y se desvanece la luz artificial del ego (lo que creemos que “somos”, y no somos) surge la luz de la consciencia. Una luz distinta, limpia y espontánea, que procede del auténtico yo sin esos condicionamientos que ocultan nuestra esencia. Todo resulta perfecto cuando miramos desde ahí, desde una mirada que no pretende sacar ventaja, ni mentir o acumular sin medida; que desde un punto de vista social no se aprovecha de los símbolos patrióticos inscritos en el subconsciente colectivo no para liberarnos, sino para nuestra mejor gobernanza. Solo desde esa mirada limpia es posible mejorar la cohesión social. La máxima consumista de “necesito mucho, y lo que necesito lo necesito mucho” precisa de un cambio radical, porque ha hecho que perdamos la quietud.
Gerardo Hernández Zorroza. Getxo (Bizkaia)