Patético espectáculo
La ciudadanía no se merece el bochornoso espectáculo del Parlamento español. En lugar de presentar argumentos y contrapropuestas para debatir cómo paliar los estragos de la pandemia, se cruzan descalificaciones personales dignas de un parvulario y que inoculan otro virus tan letal como peligroso: el del odio de trinchera. Se diría que necesitamos una vacuna contra semejante incompetencia. ¿Podrían dejar de tenerse tanto en cuenta sus señorías y mirar por un momento a su alrededor?
Roberto R. Aramayo. Madrid
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La ciudadanía no se merece el bochornoso espectáculo del Parlamento español. En lugar de presentar argumentos y contrapropuestas para debatir cómo paliar los estragos de la pandemia, se cruzan descalificaciones personales dignas de un parvulario y que inoculan otro virus tan letal como peligroso: el del odio de trinchera. Se diría que necesitamos una vacuna contra semejante incompetencia. ¿Podrían dejar de tenerse tanto en cuenta sus señorías y mirar por un momento a su alrededor?
Roberto R. Aramayo. Madrid