Más de cuatro años para encontrar a Jael Monserrat: “Ninguna madre merece recoger los restos de sus hijos en ningún lugar”

Jaqueline Palmeros, madre buscadora fundadora del colectivo ‘Una luz en el camino’ ha encontrado los restos de su hija en el Ajusco, en el sur de Ciudad de México, tras la desaparición de la joven en 2020

Jaqueline Palmeros (derecha) da unas palabras junto a miembros de su colectivo de búsqueda tras el hallazgo de los restos de su hija Jael Montserrat Uribe. El 22 de enero en Ciudad de México.Colectivo Una Luz en el Camino

Jaqueline Palmeros fue la mujer que trazó el plano de búsqueda del lugar en donde intuía que estaban los restos de su hija Jael Monserrat Palmeros, desaparecida en julio de 2020 en la alcaldía Iztapalapa, en Ciudad de México. Fue ella misma quien encontró la forma para ingresar a las redes sociales de su hija, cuando las autoridades de Ciudad de México le dijeron que no tenían las herramientas para hacerlo, o cuando perdieron su carpeta de investigación y también cuando se extraviaron videos de cámaras de seguridad que ella había conseguido y que mostraban la ruta del coche al que su hija se s...

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Jaqueline Palmeros fue la mujer que trazó el plano de búsqueda del lugar en donde intuía que estaban los restos de su hija Jael Monserrat Palmeros, desaparecida en julio de 2020 en la alcaldía Iztapalapa, en Ciudad de México. Fue ella misma quien encontró la forma para ingresar a las redes sociales de su hija, cuando las autoridades de Ciudad de México le dijeron que no tenían las herramientas para hacerlo, o cuando perdieron su carpeta de investigación y también cuando se extraviaron videos de cámaras de seguridad que ella había conseguido y que mostraban la ruta del coche al que su hija se subió y del que nunca se volvió a saber. Palmeros, de 42 años, ha sido nuevamente la que en noviembre de 2024 encontró en el Ajusco, en el sur de la capital, los restos de su hija, formalmente identificados el pasado 17 de enero: “Buscas queriendo encontrar, pero jamás te imaginas que tú misma vas a encontrar a tu hijo o tu hija. Ninguna madre merece recoger los restos de sus hijos en ningún lugar”, dice.

Todavía está en negación, asegura. Han pasado solo unos días desde que la citaron para encontrarse con la Fiscal General de Justicia de Ciudad de México, Bertha María Alcalde Luján, y que le confirmara que los restos hallados por su colectivo en noviembre pertenecían a Jael Monserrat. Cuenta que la Fiscal le dijo que reconocía su trabajo y su activismo y que le había expresado su respeto y admiración, aunque a quien saludó, apenas se encontraron, fuera a su acompañante y no a ella, en una evidente confusión.

“Todo el tiempo estuve con la esperanza de encontrar a mi hija con vida. Todo desaparecido tiene que ser buscado con presunción de vida, sobre todo porque habíamos tenido información de que podía haber estado en situación de trata, o en otras circunstancias, menos sin vida. Es bien difícil”, relata Palmeros.

A Jael Monserrat la citaron en un lugar dos personas que había conocido por su trabajo, en un call center, una mujer y un hombre —Adriana “N” y Miguel “N”— el 24 de julio de 2020 en la alcaldía Iztapalapa. Más tarde, y gracias al registro de varias cámaras —extraviado por las mismas autoridades a cargo de la investigación— se sabe que Jael Monserrat se subió a un coche con ambas personas y desapareció entre Eje 5 y La Viga, dos vialidades ubicadas en el oriente de la capital mexicana. Tenía 21 años, y era la madre de dos pequeños de entonces cuatro y dos años de edad.

Palmeros recuerda todas las cosas que policías y personas a cargo de la investigación le dijeron durante esos primeros días en los que acudió a denunciar la desaparición de su hija. Como la recomendación de que desistiera porque “seguramente estaba todavía de fiesta”, o cuando quisieron convencerla de que se trataba de “una desaparición voluntaria”.

Absolución de los presuntos culpables

En enero de 2022, Adriana “N” y Miguel “N”, fueron vinculados a proceso, señalados por su presunta responsabilidad en la desaparición de Jael Monserrat. “Todo el tiempo se declaran inocentes, pero Adriana, durante el juicio de vinculación, dijo que ella no habría sido capaz de hacerle algo tan horrible como le hicieron a ella [Jael Monserrat]”, recuerda Palmeros.

Durante un año y ocho meses, el hombre y la mujer señalados estuvieron en prisión, hasta que en junio de 2024, una jueza argumentó falta de pruebas y declaró para ambos inocencia con libertad absolutoria.

Jaqueline Palmeros habla durante una conferencia de prensa tras el hallazgo de los restos de su hija, desaparecida en 2020.Colectivo Una Luz en el Camino

Varios meses después de la desaparición de Jael Monserrat, Palmeros fue contactada por dos personas que le aseguraron, bajo anonimato, que su hija se había negado a trabajar para un hombre (presuntamente Miguel “N”) y que eso había provocado que se la llevaran, “por negarse a hacer lo que le pedían”, recuerda. También asegura que, aunque estuvo trabajando solo un par de meses en ese sitio, su hija le comentó que aquello parecía ser —además de un supuesto call center un centro de reclutamiento para mujeres jóvenes y que, además, se rumoraba que se cometían fraudes de préstamos de dinero.

Su hija también le contó que Adriana “N” le había pedido en alguna ocasión que le recomendara el trabajo a chicas que fueran de preferencia madres solteras, que necesitaran trabajar solo medio turno, entre otras cosas. Al ser cuestionada sobre este lugar, Palmeros dice que dejó de funcionar unos meses después de la desaparición de su hija. Sin embargo, recuerda que Jael Monserrat le contó también que la empresa tenía oficinas en Querétaro, San Luis Potosí y Guadalajara.

‘Una luz en el camino’

En 2021, unos meses después de la desaparición de su hija, Palmeros creó, junto con otras cinco mujeres, madres de desaparecidos en Ciudad de México, el colectivo Una luz en el camino. Un grupo que ahora conforman más de 50 personas y que han encontrado, en estos años de trabajo conjunto, 35 personas, algunas con vida, y también otras de nacionalidades distintas a la mexicana. Palmeros asegura que, aunque ha cobrado fuerza el colectivo, todavía quienes lo integran, no tienen aún apoyos suficientes para sostener a sus familias. “O buscas a tus seres queridos o te pones a trabajar”, dice. Además, apunta a que dentro de estas familias que conforman el grupo hay 60 niños y niñas en estado de orfandad que no reciben ayuda ni respaldo de nadie.

Palmeros quiere tomarse unos días para asimilar el hallazgo que le ha devuelto a su hija, pero que al mismo tiempo le ha confirmado su peor miedo. Dice que no puede abandonar el activismo porque se siente agradecida y en deuda con sus compañeras.

Asegura que de las cosas que ella puede decirle a la gente, es que se dé cuenta de que en México se vive una crisis de personas desaparecidas que, de no atenderla también como sociedad, seguirá creciendo en los próximos años. Y asegura que tener fe le ha salvado la vida y le ha permitido seguir adelante: “El gobierno nos roba hasta la identidad, y pensé: aquí el único que me va a ayudar es Dios”.

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