‘Los reyes del mundo’, una metáfora circular sobre el desplazamiento, la violencia y la pertenencia

El filme colombiano, último ganador de la Concha de Oro de San Sebastián, se encuentra en la Cineteca de Ciudad de México

Un fotograma de la película 'Los reyes del mundo'.JUAN CRISTOBAL COBO

Rá es un adolescente que vive en las calles de Medellín junto con Culebro, Sere, Winny y Nano. Después de recibir una carta del Gobierno en la que se le notifica la devolución del terreno arrebatado a su abuela por los grupos paramilitares, decide emprender el viaje con sus amigos hacia esa tierra prometida. En el camino, encontrarán otras personas que habitan en los márgenes de una sociedad en crisis, que alternativamente ofrecen lecciones de bondad, brutalidad y codicia.

Esta es la sinopsis con la que se presenta la coproducción colombiana Los reyes del mundo, ...

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Rá es un adolescente que vive en las calles de Medellín junto con Culebro, Sere, Winny y Nano. Después de recibir una carta del Gobierno en la que se le notifica la devolución del terreno arrebatado a su abuela por los grupos paramilitares, decide emprender el viaje con sus amigos hacia esa tierra prometida. En el camino, encontrarán otras personas que habitan en los márgenes de una sociedad en crisis, que alternativamente ofrecen lecciones de bondad, brutalidad y codicia.

Esta es la sinopsis con la que se presenta la coproducción colombiana Los reyes del mundo, reciente ganadora de la Concha de Oro de San Sebastián a mejor película, y que se encuentra en cartelera de la Cineteca de Ciudad de México. Filmada en los bellos paisajes selváticos del Bajo Cauca, en el departamento de Antioquia —ubicado en el noroccidente colombiano—, zona que aún se mantiene conflictiva, presenta una metáfora circular sobre el desplazamiento, la violencia y la búsqueda de ese sentido de pertenencia a una tierra prometida, enquistada en el imaginario de una colectividad que añora la devolución de un sentido de paz que les fue arrebatado.

La segunda película de Laura Mora, tras Matar a Jesús (2017), aborda una de las raíces de la violencia en Colombia: la lucha por la tierra, ya sea por el conflicto armado o asociado al extractivismo y la gran minería en Antioquia, que se transforma en una espiral violenta que parece no tener fin en el país sudamericano. Cristina Gallego, una de las productoras de Los reyes del mundo, hace hincapié en la universalidad de la temática del filme, motivo por el que pudo conectar tanto con el público latinoamericano como con el europeo, continente donde la cinta también fue galardonada con El Abrazo en Biarritz, Francia; y el Ojo Dorado en Zúrich, en Suiza, por mencionar algunos reconocimientos.

“Es una una historia que se repite, es un conflicto permanente. La película va en este viaje mostrando lo que te puedes encontrar alrededor del país y en cualquier lugar, los conflictos sociales”, explica por videollamada Mirlanda Torres, coproductora de la película junto a Gallego, y dice que uno de los grandes desafíos de la cinta fue rodar en zonas que todavía tienen problemas de orden público y con presencia de grupos armados.

“Representó un largo trabajo de dos años para conocer la zona, entrar con líderes comunitarios, buscar locaciones y vincular a la comunidad de los diferentes municipios para que no sintieran su cotidianeidad agredida por la película”, complementa.

Todos los actores de la película fueron naturales. La directora, según Torres, trabajó con los protagonistas las emociones y las historias de cada uno por encima del guion. Fue un trabajo de integración mutuo “muy enriquecedor”. Explicarles a ellos cómo funciona un equipo de un filme, cómo funcionan las relaciones, qué iban a hacer y que la relación sea recíproca.

“Aprendimos de su mundo y de sus experiencias de vida para alimentar al proyecto y llenar la historia de cada personaje con sus vivencias. Con todo lo que ellos traían para aportarle al personaje. Creo que fue un trabajo muy bello y pues ha sido una experiencia de vida para los chicos. Creo que les ha movido ciertas fibras de lo que ellos quieren o esperan en la vida”, dice la productora.

Los actores Davidson Andres Florez, Cristian Campana, Cristian Camilo David Mora y Carlos Andres Castaneda junto a la directora Laura Mora en el Festival de San Sebastián.ANDER GILLENEA (AFP)

Gallego, que también fue productora de la nominada al Oscar El abrazo de la serpiente, menciona que se asumieron muchísimos riesgos, tratando de hacer un balance y combinar “esta cuestión tan vibrante como tan visceral”. La película de Mora, una coproducción en la que también intervino México, Francia, Noruega y Luxemburgo, juega con las metáforas, lo onírico y a pesar de la violencia rondante, no le impide construir belleza y fraternidad en medio del conflicto.

Por eso no es rara la simbología a través de la película. Un caballo blanco que a momentos parece real y en otros fruto del subconsciente de Rá; una casa derruida en su interior con dos ancianos que parecen un recuerdo fantasmal de otro tiempo; o un burdel en medio de la nada, una especie de matria, donde las mujeres quedaron como víctimas y relatoras de la atrocidad por el paso de la guerra.

Estos son algunos elementos que forman parte del lenguaje y la imagen de esta road movie que apela al realismo mágico, proponiendo una reflexión “bellamente dura”, precisa Torres, sobre la amistad y los sueños frustrados, inalcanzables, utópicos, esperanzadores y de hermandad que construyen estos muchachos.

Rá, interpretado por Carlos Andrés Castañeda, en 'Los reyes del mundo'.Janner López

“La construcción que Laura hace es muy bella, ya que junta muchas de sus preguntas y de sus intereses. Tiene muchos elementos. Desde lo fotográfico, lo visual, la construcción de los espacios, la dirección de arte y estos elementos se conectan en mayor o menor medida con el espectador”, dice Gallego.

Torres destaca el abordaje de la directora de los temas y conflictos de la cinta desde la metáfora y finaliza con lo siguiente: “la película toma elementos surrealistas y le da pie a la alucinación mezclada con la realidad para narrar ciertas problemáticas que están en el imaginario de Colombia o que, incluso, son símbolos con los que se pueden identificar distintos públicos desde sus propios contextos”.

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