El sitio de Huapalcalco será declarado zona de monumentos arqueológicos
El complejo, uno de los más antiguos de América, obtendrá la máxima protección que contempla la ley mexicana, la misma que tienen Teotihuacán, Palenque o Chichen Itza
El sitio de Huapalcalco, en el Estado de Hidalgo, será declarado zona de monumentos arqueológicos, la máxima protección que contempla la ley mexicana y una categoría en la que ahora entran complejos como Teotihuacán, en el Estado de México; Palenque, en Chiapas, o Chichen Itza, en Y...
El sitio de Huapalcalco, en el Estado de Hidalgo, será declarado zona de monumentos arqueológicos, la máxima protección que contempla la ley mexicana y una categoría en la que ahora entran complejos como Teotihuacán, en el Estado de México; Palenque, en Chiapas, o Chichen Itza, en Yucatán. Una asociación civil defiende desde hace al menos seis años que el área obtenga este reconocimiento y ha conseguido que este miércoles el Gobierno mexicano publique en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo que da inicio al proceso. Se trata de uno de los asentamientos más antiguos de América, que fue poblado por primera vez hace al menos 14.000 años.
El complejo está formado por un conjunto de monumentos piramidales que tienen “una marcada influencia teotihuacana”, de acuerdo con la descripción que hace del sitio el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); una plaza con una estela y un altar. Entre los hallazgos más importantes que hicieron los arqueólogos en la zona figura un hacha y puntas de proyectil que datan del año 7000 antes de Cristo, pinturas en piedra y una escultura del dios del fuego. Según el acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación, el área que se buscará conservar abarca 20 hectáreas que actualmente no tienen ningún tipo de protección. Algunos edificios, según los vecinos, han sido pintados con grafitis y saqueados. A partir de ahora, dice el documento, cualquier tipo de construcción o excavación, “acto o actividad” en esa zona está prohibida.
Huapalcalco se encuentra a ocho kilómetros del municipio de Tulancingo, en el centro del país, y a 150 metros de la casa de Alejandro Aldana, director de la asociación Niebla y tiempo, que se dedica al rescate, difusión y preservación del patrimonio en la zona. La asociación envió por primera vez una solicitud al INAH para que Huapalcalco sea declarado zona de monumentos arqueológicos en 2016. Durante tres años, recibieron evasivas, según aseguran. “Nos metimos en una cruzada en las que tocamos varias puertas”, afirma Aldana. La de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, por ejemplo, o las del Congreso del Estado de Hidalgo. En 2019, insistieron al Instituto Nacional de Antropología e Historia, pero ahora con el asesoramiento de un despacho de abogados. La respuesta fue ‘no’ y entonces decidieron presentar un amparo, que un juez aprobó hace un año.
Entonces se abrió el camino para que el Gobierno publicara este miércoles el acuerdo que da inicio a la declaratoria del complejo como zona de monumentos arqueológicos. “La importancia del sitio es que tiene una línea del tiempo que va de la prehistoria a la fecha”, indica Aldana. La ocupación más antigua de Huapalcalco –tuvo cinco– fue hace 14.000. Entre 650 y 900, cuando era un centro de paso entre la cuenca de México y la huasteca, el asentamiento tuvo su apogeo gracias a la explotación de un yacimiento de obsidiana. Y siguió siendo habitado de forma continuada hasta 1521. “El sitio evidencia la presencia de nómades, los procesos de sedentarización, las primeras aldeas agrícolas, el mundo teotihuacano, el tolteca, el mexica…”, explica el director de Niebla y tiempo, que organiza con su familia visitas guiadas del complejo desde hace 17 años.
“¿Cómo es posible que una asociación se tenga que hacerse cargo de este tipo de procesos y que las instituciones no intercedan?”, se pregunta Aldana. Desde 2016, se han dedicado a recopilar lo necesario para presentar el caso ante el INAH. “Todo lo que hemos hecho ha sido a nuestra fuerza, una asociación civil de voluntarios”, dice.
Un “hecho histórico”
Para Carlos Lara, abogado del despacho Artículo 27, que se especializa en litigios culturales, el caso ha tenido diferentes sabores. Por un lado, dice, hubo que hacer frente a los tiempos de la burocracia y a las prórrogas solicitadas por el INAH. Pero por el otro, continúa, fue “alentador” porque se trató de “un hecho histórico”.
El letrado se refiere a que la declaratoria nació de un reclamo ciudadano: “Hasta ahora, todas las declaratorias habían sido por obra y gracia del Ejecutivo”. Aunque el INAH no ha respondido a este periódico si existen antecedentes o casos similares en trámite, la asociación Niebla y tiempo asegura que de las 48 zonas de monumentos arqueológicos que existen en México 20 fueron reconocidas por el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, 27 por el de Vicente Fox y una por el de Felipe Calderón. La Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, sin embargo, contempla desde 2014 que la ciudadanía se involucre en la protección del patrimonio. “Es una herramienta que está ahí y nadie había utilizado”, afirma Lara.
El abogado explica que es difícil calcular cuánto tiempo llevará completar el proceso de declaratoria. “Sabemos que hay un área que pertenece a particulares”, indica el abogado, “y el Estado deberá negociar con ellos”. El letrado señala que la legislación contempla la expropiación en estos casos, y va más allá: “Aún a malas, si no hubiera acuerdo con los propietarios, el Estado puede hacer la declaratoria de la parte que sí le pertenece”. Luego el INAH deberá elaborar un plan de manejo del área y disponerse a proteger y conservar el complejo, que fue reportado al Gobierno mexicano incluso antes de que existiera el INAH, en 1932. Originalmente, ocupaba el doble de espacio, según investigaciones citadas por la asociación Niebla y tiempo, pero con el tiempo y la falta de resguardo los terrenos se fueron urbanizando.
“Las declaratorias se dan al revés. Se dan cuando los bienes están en la peor situación, cuando ya deben ser rescatados”, señala Lara. “Esperamos que en este caso se pueda pasar de la declaratoria a una política pública en materia de turismo cultural”, defiende el abogado. Entre enero y abril de 2022, más de 960.000 turistas nacionales y extranjeros llegaron a Chichen Itza, en Yucatán; casi 634.000 visitaron Teotihuacán, en el Estado de México, y alrededor de 124.500 estuvieron en Palenque, en Chiapas. “Huapalcalco da para que tenga una pequeña derrama económica y abone al desarrollo de la zona”, añade Lara.
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