La escasa capacidad de ahorro aleja a los jóvenes de la emancipación

Conseguir el dinero suficiente para la entrada de una hipoteca es hoy más difícil que hace 15 años

Una pareja pasa por delante de anuncio de un banco que ofrece un crédito, el pasado 23 de julio.Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS

Es un problema que recorre Europa. La crisis inmobiliaria y la falta de viviendas asequibles han entrado a formar parte de la agenda comunitaria. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se ha comprometido a sacar adelante un plan de ayudas para aumentar el volumen de casas y aliviar un mercado asfixiado y vetado a las generaciones más jóvenes. El segmento demográfico de entre 18 y 35 años está especialmente afectado por la falta de vivienda social, un fenómeno agravado por los salarios precarios y las dificultades para acceder a un crédito. A estos tres factores se suma la escasa capacidad de ahorro. Para revertir esta situación, los expertos proponen fórmulas como el incremento de pisos asequibles, la copropiedad—en la que el Estado participa con 20%— o los préstamos hipotecarios de hasta el 95% del precio de las casas.

El modelo de copropiedad que propone un estudio de la Universitat Pompeu Fabra publicado en julio implicaría que el Estado fuera propietario de un 20% de la vivienda, de manera que el comprador estuviera exento de ahorrar para la entrada de un piso. Expone que la dificultad para ahorrar el dinero suficiente para la entrada de una hipoteca es mayor hoy que hace 15 años. Este mismo informe sostiene que las entidades financieras deberían potenciar acuerdos con los jóvenes con estabilidad laboral y una buena perspectiva de futuro para ofrecerles créditos hipotecarios que puedan llegar hasta el 95% del coste total de una vivienda.

Los investigadores de la Pompeu Fabra señalan que, tras la explosión de la burbuja inmobiliaria de 2007, los precios alcanzaron mínimos históricos en 2013. A partir de este año, el valor medio de las casas en España ha ido subiendo progresivamente hasta alcanzar el máximo histórico de 2.120 euros por metro cuadrado, que supera el anterior pico de 2.115, alcanzado en junio de 2007. Este incremento no ha ido acompañado de una subida de salarios acorde, lo cual, indica el informe, “aumenta la barrera de entrada a los nuevos compradores”. El economista Ignacio Ezquiaga, autor de El sistema ya no financia burbujas: escasez de vivienda y caída del crédito (2024), subraya que la vivienda cara o inasequible es la causa principal de que exista escaso ahorro.

En cambio, para algunos expertos, la baja capacidad de ahorro de los jóvenes es una cuestión de mentalidad. Juan Carrión, profesor de Psicología económica en la Universidad a Distancia de Madrid, mantiene que no tienen un pensamiento a largo plazo, sino que dan prioridad a la satisfacción inmediata de necesidades: “¿Cómo es posible que mis alumnos no tengan donde caerse muertos, pero todos tengan iPhone?”, se cuestiona. En la misma línea se sitúa Patricia Hernández, directiva de la empresa de activos inmobiliarios Vía Ágora: “La gente joven consume cosas carísimas y parece que el que ahorra es un pringado”.

Ezquiaga discrepa en este punto. Cree que el problema no recae sobre las decisiones de los jóvenes. “No es un problema de mentalidad, sino de números”, apunta. Comenta que el alquiler absorbe una parte demasiado alta de la renta (un joven debería destinar de media el 108% de su salario al alquiler si quiere vivir solo, según los últimos datos del Consejo de la Juventud) por lo que los jóvenes se quedan sin margen para generar ahorro. Casi la mitad de los hogares con personas entre 16 y 29 años (un 46%) ahorraban dinero en 2020. Esta cifra aumentaba en el sector entre 30 y 44 años hasta el 47,2% frente a un 39% en los hogares de mayores de 65, según el Instituto Nacional de Estadística.

Nuevas opciones

Estos factores alejan a los jóvenes de conseguir una vivienda por el método habitual. Sergio Nasarre, director de la Cátedra de Vivienda de la UNESCO, propone otros modelos, como la propiedad temporal, que consiste en comprar una casa por un número concreto de años (entre 10 y 99) a un precio más bajo y solo por el tiempo que el comprador considere necesario. “Hay muchas circunstancias por las cuales no necesitas comprar una casa para siempre”, razona Nasarre. Sin embargo, también advierte de la necesidad de “ahorrar, ahorrar y ahorrar”, si tuviera que comprar una vivienda hoy. Resalta que él estuvo ahorrando junto a su pareja durante nueve años sin viajar, sin ir a restaurantes, “solo yendo al McDonald’s los viernes”.

El profesor Carrión destaca otro aspecto psicológico que afecta al ahorro. “Consumir y comprar te genera muchas más endorfinas, mucha más activación, mientras que el ahorro no te da ninguna satisfacción, por lo menos a corto plazo”. Aunque no es un asunto que Carrión vincule solo a la mentalidad de los jóvenes, sino que lo relaciona con los mensajes que se emiten desde el terreno político. Considera que desde esta esfera se está lanzando una idea de consumo inmediato, de “ya nos solucionará la vida el Estado”. En su opinión, “esto ha sido incentivado mucho por las ideologías de izquierdas”. No piensa que estas ideas ayuden al concepto de ahorro, que, en su opinión, es un concepto “capitalista”.

El precio de la vivienda sube, pero los salarios no lo hacen de manera acorde. Una “barrera de entrada”, como menciona el informe de la Pompeu Fabra, que constituye el principal motivo que explica la tardía edad de emancipación en España —30,3 años, frente a la media europea de 26,4, según Eurostat― y, que se retrasa mucho más para llegar a comprar un inmueble. Este dato y la falta de ahorro afectan también al problema demográfico de España.

Juan Antonio Módenes, doctor en Geografía por la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador sobre demografía urbana y regional, sostiene que al retrasarse el momento de abandonar la casa familiar, se dificulta la posibilidad de tener hijos, al aumentar la edad de los futuros padres. Explica que para las generaciones jóvenes siempre ha sido complicado emanciparse, ya que “desde los años setenta las hipotecas, los alquileres y las viviendas sociales han ido fallando”. La vivienda se ha convertido en un factor clave de la baja natalidad que sufre España. En 2023 nacieron 322.075 niños, el dato más bajo desde 1941, según el Instituto Nacional de Estadística.

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