Chuck D: “No es momento para quedarse en casa. Trump es el fascismo”
El líder de Public Enemy, padres del hip hop político, reflexiona sobre el candente conflicto racial, Donald Trump y la urgencia por impedir su reelección
En marzo de 1989, un grupo racista asesinó a tiros a un adolescente negro de 16 años en Brooklyn. En abril, otros cinco jóvenes afroamericanos fueron arrestados y condenados por violar y dar una paliza a una mujer en Central Park. La prensa los retrató como una “camada de lobos”, aunque más de 20 años después se demostraría que se habían pisoteado todos los derechos procesales de unos muchachos inocentes. En junio de 1989 se publicaba Fight the Power, el adelanto del tercer disco Pu...
En marzo de 1989, un grupo racista asesinó a tiros a un adolescente negro de 16 años en Brooklyn. En abril, otros cinco jóvenes afroamericanos fueron arrestados y condenados por violar y dar una paliza a una mujer en Central Park. La prensa los retrató como una “camada de lobos”, aunque más de 20 años después se demostraría que se habían pisoteado todos los derechos procesales de unos muchachos inocentes. En junio de 1989 se publicaba Fight the Power, el adelanto del tercer disco Public Enemy, uno los alegatos más precisos y bailables contra los focos de racismo estructural en EE UU. La canción que eligió Spike Lee para alcanzar el clímax y detonar toda la furia de su película Haz lo que debas, el otro hito de la cultura negra en aquel turbulento año.
Más de tres décadas después, ha vuelto a girar la rueda en otra primavera trágica en las calles de EE UU. En mayo, George Floyd, un ciudadano negro de 46 años, moría a manos de la policía tras un brutal arresto en Houston. La mecha del conflicto racial ardía de nuevo con una ola de protestas que a la vez que traspasaban fronteras, precipitaban reformas policiales y derribaban monumentos coloniales, ha ido rescatando también otros símbolos que dotaran de sentido y de energía a las demandas de igualdad y justicia. Y por esas grietas se volvió a colar Fight the Power con soflamas en su letra del tipo: “Elvis fue un héroe para la mayoría, pero nunca significó una mierda para mí. Un racista es lo que era. Que se jodan él y John Wayne, porque soy negro y me siento orgulloso”. Como una especie de banda sonora de la rabia, aquel primer single del profético Fear of a Black Planet ha sido una de las canciones que más aumento de escuchas ha registrado en las plataformas de streaming durante estos meses.
“Es una canción que le hablaba directamente al poder, y lo sigue haciendo en un momento como este. 30 años es mucho tiempo para la cultura, pero no tanto para la vida real. Hay que seguir trabajando en erradicar enfermedades sociales como el racismo, el sexismo, o fascismo”, cuenta por videollamada desde Nueva York, Chuck D (60 años), fundador, compositor y líder incontestable de Public Enemy, responsables de cambiar la ética y la estética del hip-hop. De rapear sobre el barrio y las batallas de egos, a la conciencia política explícita; de tomar uno o dos ritmos prestados por canción, a la saturación de samples —solo dentro de Fight The Power hay más de 20—, locuciones y sonidos de otras músicas en una formidable batidora de ritmos.
En su último disco, publicado este verano, siguen con lo mismo. What you gonna do when the grid goes down (¿Qué vas a hacer cuando se caiga la red eléctrica?, un recado boomer a la fetichización del activismo digital) es sobre todo una carta de amor a la edad dorada del hip-hop. Producciones boom-bap, la onomatopeya del sonido cuadrado del bombo -boom- y la caja crujiente -bap-, y una romería de colaboraciones de grandes nombres clásicos: Beastie Boys, Run-D.M.C., Ice-T, Nas, DJ Premier. En el disco, también hay una nueva versión de Fight The power, con rimas adaptadas a los tiempos del Black Lives Matter.
“El nombre Black Lives Matter puede ser relativamente nuevo pero en realidad el movimiento contra la supremacía blanca lleva mucho tiempo en USA”, subraya Carlton Ridenhour, nombre real del rapero, para recordarnos que él lleva muchos años en esto. Durante su etapa como universitario, compaginó su carrera de diseño gráfico con estudios no reglados en cultura e historia afroamericana. Mientras, fue presenciando cómo su barrio, un suburbio de Long Island, el sur de Nueva York, comenzaba a cambiar bruscamente. Las casas de familias populares negras eran sustituidas por campos de golf y clubes de campo, lo que a su vez subía el precio de las casas y expulsaba a más familias afroamericanas. “La gentrificación y la especulación inmobiliaria están en el origen del hip hop. Robert Moses (un poderoso magnate inmobiliario) destruyó el Bronx en los setenta y eso hizo que la gente joven negra y mestiza se rebelara a través de la música. Por cierto, Trump ha seguido los mismos pasos que Moses”.
—Usted conoce bien a Donald Trump.
—Claro, ha pasado toda su vida aquí, en Nueva York, como yo. En los ochenta se convirtió en una celebridad de medio pelo del boom inmobiliario, un éxito basado en aprovecharse de la gente más humilde y aplastar sus derechos. Y no pasa nada, porque los negros casi nunca son propietarios y pueden echarles de sus casas cuando quieran.
—¿Qué opina de su política?
—Su manera de hacer política es muy parecida a su manera de hacer los negocios inmobiliarios. Del centro de Nueva York ha ido torciendo la mano al resto del país con los mismos trucos de tahúr con las cartas marcadas. Una persona como Trump metida en política es lo más peligroso que nos podía pasar.
—¿Cuál sería la consecuencia de una reelección de Trump?
—El fascismo. No es momento de quedarse en casa. Trump es el fascismo.
—¿Cómo interpreta que haya afroamericanos que le votan y le apoyan?
—Es el problema de tener solo dos partidos. A mucha gente tampoco les gusta de dónde viene Biden. Pero esta vez está en juego algo realmente serio. A un lado está la gente que nos odia y al otro estamos nosotros. No puedes darle margen al fascismo.
Con los años, Chuck D se ha convertido en un hombre pragmático. Durante la precampaña apoyó a Bernie Sanders, lo que le valió algún encontronazo con Flavor Flav, el otro legendario MC de la banda. Si D es el predicador con tono de barítono, Flav es el bufón con voz aguda que sirve para desengrasar un poco después del mitin. “Sanders tiene unas ideas fantásticas. Yo apoyo la agenda verde. Pero es demasiado mayor. Creo que debería haber un límite de edad para ser elegido como cargo público”. Aunque Biden (77) solo es dos años más joven que Sanders, no solo va a votar por él, sino que a principios de octubre, cuando se realizó esta entrevista, Chuck D ya había votado por el candidato demócrata al flexibilizarse los requisitos del voto por correo debido a la pandemia.
En la letra de la nueva versión de Fight the Power hay una línea que dice “Adoras a los Panteras Negras pero no a Fred Hampton (un líder de la organización asesinado por la policía en 1969)”. Otro recado dirigido a la frivolidad que suele envolver el apoyo a la causa negra de las élites liberales y blancas en EE UU. El líder de Public Enemy, que en sus primeros conciertos llevaba siempre detrás una especie de guardia de corps, vestidos de uniforme militar, boina y fusiles de juguete para desplegar sobre el escenario un teatrillo black power, matiza un poco más la intransigente letra de la canción: “Si eres una persona joven lo importante no es lo que tiene que ser sino lo que acaba siendo. Así que, aunque a veces no sean consientes de algunas cosas y prefieran la fiesta y lo cool, los Panteras Negras son una buena introducción a los temas más serios”.
Suscríbase aquí a la newsletter sobre las elecciones en Estados Unidos