El gasto electoral en Estados Unidos bate récords a pesar de la crisis del coronavirus
Biden acumula un creciente apoyo económico y supera a Trump en la recaudación de fondos
Estados Unidos bate récords en el gasto de estas elecciones a pesar de la crisis económica provocada por el avance del coronavirus. Hasta ahora, el proceso electoral es el más caro en la historia del país con 11.000 millones de dólares empleados, principalmente, en actos de campaña y anuncios, un 40% más que lo gastado en los comicios de 2016, según datos preliminares del Center for Responsive Politics. Esta cifra incluye las campañas presidenciales (unos 5.200 millones de dólares), así como las legislativas en algunos Estados....
Estados Unidos bate récords en el gasto de estas elecciones a pesar de la crisis económica provocada por el avance del coronavirus. Hasta ahora, el proceso electoral es el más caro en la historia del país con 11.000 millones de dólares empleados, principalmente, en actos de campaña y anuncios, un 40% más que lo gastado en los comicios de 2016, según datos preliminares del Center for Responsive Politics. Esta cifra incluye las campañas presidenciales (unos 5.200 millones de dólares), así como las legislativas en algunos Estados.
La información muestra que los demócratas han recaudado más fondos para sus candidatos que los republicanos. Joe Biden lleva la delantera en dinero reunido por su equipo de campaña, mientras que Trump se ha estancado desde julio. Según la Comisión Federal de Elecciones, el demócrata ha captado 937 millones de dólares directamente de individuos (excluyendo otras aportaciones, como las de grupos de interés y empresarios), mientras que Trump ha logrado sumar 595 millones de dólares. La fuente de estos recursos dibujan de perfil a las bases electorales de cada candidato.
El aumento en las aportaciones de fondos para la campaña de Biden muestra un panorama particular en el que los pequeños grupos de acción han estado apoyándole desde que resultó elegido como el candidato del Partido Demócrata a la presidencia. Los momentos clave para aumentar sus recursos, según un seguimiento de The New York Times, han sido el anuncio de que la senadora Kamala Harris sería su compañera como candidata a la vicepresidencia –ese día consiguió 12,7 millones de dólares–; el día del cierre de la Convención Nacional Demócrata en agosto, cuando la actriz Julia Louis-Dreyfus pidió a la audiencia “cooperar” para la campaña, con 13,6 millones, y en septiembre, un día después de la muerte de la juez del Supremo Ruth Bader Ginsburg, cuando la campaña obtuvo 71 millones en las siguientes 24 horas.
El crecimiento sostenido de la recaudación de fondos para Biden se explica, según el Center for Responsive Politics, por el respaldo de personas que donan más de 200 dólares a su campaña. Sin embargo, el demócrata también ha contado con el apoyo de los millonarios: el caso más representativo ha sido el del neoyorkino Michael Bloomberg que abrió la chequera en septiembre y entregó 100 millones de dólares a los demócratas para gastar en anuncios en Florida, uno de los Estados clave en los comicios del próximo 3 de noviembre. Otros grupos que se han volcado con Biden han sido las mujeres y los miembros de los Comités de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés), entidades independientes que con dinero de donantes impulsan sus agendas y apoyan a políticos leales a sus causas.
Trump, en cambio, apenas ha mantenido un ritmo sostenido: desde agosto ha ido descendiendo. Su equipo de recaudación se conocía en 2016 como la Estrella de la Muerte –en referencia a la nave de la franquicia Star Wars– y llegó a gastar tanto dinero que el Partido Republicano envió una advertencia a la campaña del magnate. Trump, ahora, alarmado por el crecimiento en las donaciones para su oponente aseguró la semana pasada en Arizona que él podría igualarle. “Recaudaría un billón de dólares en un día si quisiera. Pero no quiero hacer eso”, dijo. El presidente sugirió que puede tener el respaldo de las grandes firmas de Wall Street. “Cuando llame al jefe de Exxon y le diga: ‘¿Sabes qué?, me encantaría que me mandes 25 millones de dólares para la campaña’. Y él dirá: ‘Absolutamente, señor”, añadió. Según The Wall Street Journal, las grandes compañías se han mantenido al margen en sus aportaciones a las campañas, ante el temor de que un triunfo de los demócratas en el Congreso complique el avance de iniciativas legislativas que les afectan. También Trump ha perdido el empuje financiero de los republicanos con estudios universitarios.
El origen del dinero que reciben los candidatos también se divide geográficamente: Biden obtiene más recursos en los Estados de las costas este y oeste, mientras que Trump consigue fondos de los Estados del centro del país. Ambas campañas han cambiado su forma de gastar estos recursos obligados, en parte, por el avance de la pandemia del coronavirus y han disminuido sus facturas en viajes para aumentar el gasto en anuncios en medios de comunicación y estrategias en línea. La recaudación y el gasto no han tenido precedentes en la historia electoral de EE UU. En 2016, Hillary Clinton gastó más que Trump: 565 millones de dólares contra 322 millones. El dinero no le garantizó a la demócrata la presidencia.
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