Imágenes del fin del mundo

Estamos ya preparados para la retransmisión en directo del fin del mundo. La proliferación de cámaras en manos de cualquier ciudadano y la rapidez con que los equipos de televisión se suben a los helicópteros nos permite pensar que, efectivamente, estamos ya preparados para ver en directo las peores catástrofes que puedan ocurrir sobre el planeta. Hace diez años ya de aquel directo tenebroso, que nos permitió seguir con el aliento cortado el impacto de dos aviones de línea sobre las Torres Gemelas de Nueva York. Ahora la avidez icónica generada por una hiperabundancia tecnológica nos ha propor...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Estamos ya preparados para la retransmisión en directo del fin del mundo. La proliferación de cámaras en manos de cualquier ciudadano y la rapidez con que los equipos de televisión se suben a los helicópteros nos permite pensar que, efectivamente, estamos ya preparados para ver en directo las peores catástrofes que puedan ocurrir sobre el planeta. Hace diez años ya de aquel directo tenebroso, que nos permitió seguir con el aliento cortado el impacto de dos aviones de línea sobre las Torres Gemelas de Nueva York. Ahora la avidez icónica generada por una hiperabundancia tecnológica nos ha proporcionado las imágenes insólitas y terribles de la ola gigante arrastrando cuanto encontraba y de una central nuclear en el momento en que se producía la explosión, todo en directo.

Imaginemos por un momento qué imágenes recibiríamos de Ras Lanuf, az-Zauiya o Brega tras los bombardeos de la aviación y el paso de las tropas mercenarias de la familia Gadafi. Los equipos televisivos y los camarógrafos improvisados sí tienen prohibición de sobrevuelo y de circulación en el espacio libio y de ahí este vacío de imágenes que sólo la traslación del horror japonés nos permite evocar. Si pudiéramos contar con ellas probablemente seríamos capaces de realizar un ejercicio comparativo sobre la minúscula entidad de los seres humanos, sus habitáculos y sus pertenencias vistas a ojo de pájaro.

Zarandeados por la ola gigante o bombardeados desde un caza los humanos, sus automóviles, sus casas y sus enseres son como las hormigas y la hojarasca regadas y pisoteadas por un niño. Tenemos ya las imágenes cuando este niño es una fuerza incontrolada e incontrolable, pero no podemos ver lo que hace cuando es un dictador impune al que somos incapaces de parar los pies. Las hemos comparado con la iconografía del cine hollywoodiense de catástrofes, en la que todo lo que pueda suceder ha sucedido ya como fruto de la imaginación de un guionista y de la excelencia de los efectos especiales. Olvidamos un rastro icónico más antiguo, principalmente en la pintura flamenca, de imágenes del mundo en convulsión vistas desde un ojo celestial que contempla los últimos días de la humanidad.

Comentarios

Voy acertando mucho de 2011, y sólo van tres meseshttp://www.armandobronca.com/predicciones-2011/Voy a tener que pulir la bola y allá por Junio publicar un "Suplemento a las Predicciones 2011".
Me ha gustado mucho tu escrito. El mundo es un lugar bellísimo y terrible a la vez, y ahí, atrapada en ese contraste, sobrevive la humanidad. Todos, también nosotros desde la vieja Europa, especialistas como nadie en mirar hacia otro lado cuando nos conviene. Que verguenza.
Estimado Lluís. Me da la impresión, que con tanta tecnología,estamos perdiendo la sensibilidad ante el dolor ajeno. Ya nada nos sorprende y muchos de nosotr@s vemos con cierta indiferencia las imagenes más terribles. Sin que con ello, soltemos una sola lágrima por el dolor de otros seres humanos que están sufriendo las terribles consecuencias de las fuerzas de la naturaleza. Y cuando no. Las represiones de los dictadores de turno. Que tampoco reciben el castigo que se merecen. Al contrario; lo Reciben otros estados con los brazos abiertos, ya que poseen fortunas inmensas. Y no esta mal visto aquello de. Hoy por ti, mañana por mi. Saludos
La película 'REC' narra la muerte en directo. La vida real empieza a parecerse bastante a ese falso documental. Cualquier día nos toca estar en el aire o saltar por ellos, depende de si es película de acción.
Lo cierto es que la abrumadora mayoría de acontecimientos que han venido marcando la historia que conocemos han sido inesperados, impredecibles, dudosamente evitables o previsibles.Esto abunda el carácter irritante,de todos aquellos que viven de hacer predicciones y análisis, especialmente de los cada vez mas ridículos tarotistas financieros, que nos amargan a vida mientras olvidan descontar,por ejemplo, el riesgo país de tantos emergentes, con sus inmensos deficits democráticos y desequilibrios en la distribución de las rentas. Se fundirán los núcleos sociales? Aguantaran los muros de contención o se dispersaran las emanaciones?. Riesgo 4 o riesgo 5?
Imágenes del fin del mundo (versión troll)La proliferación de cámaras en manos de cualquier ciudadano y la rapidez con la que los equipos de telecomunicación pueden transmitirlas nos permite pensar que estamos preparados para testimoniar todo aquello que sucede en el planeta, en directo.Esa fantasía, la de imaginar una sociedad de libre transferencia de información, ya sería el primer síntoma de una sociedad desahuciada. Especialmente cuando los formatos, las plataformas, los sistemas de distribución y las redes virtuales (/"sociales") son tan pocas y pertenecen a tan pocos. Más de siete mil millones de personas, cada una con sus experiencias, criterios e ideas, sometidas al filtro de menos de cincuenta compañias. Sin idioma universal para comunicarse, sin contexto real para interpretarse, sin principios, sin decencia, sin honestidad...Cambiemos de escenario e imáginemos una sociedad rica, según su PIB, según su per cápita, según su nivel de educación o según su índice de desarrollo humano. Pero esa sociedad ideal e imaginaria cuenta con un paro superior al 20%; superior al 40% en la población joven. Ya ni un milagro económico les permitiría aspirar a descansar en sus años de jubilación. Económicamente hablando estarían desahuciados. Pero la economía -tan especuladora y pesimista, siempre- no entiende de la naturaleza humana, de su capacidad de adaptación y supervivencia. Hay esperanza mientras se mantenga el espíritu de lucha y el sentimiento de solidaridad. Hasta un mono desnudo puede aspirar a que sus descendientes escriban poesía, viajen a la Luna o vocalicen un sentimiento.Esa sociedad, aún capaz de aprender, de confrontar, de adaptarse, de soñar y aspirar, sólo estaría desahuciada si deja de funcionar. Si los reporteros, ya cansados de investigar o analizar se dedican a pedir a sus espectadores que imaginen catástrofes y holocaustos; y que a partir de las imágenes deliren con "guerras justas". Esa sociedad -seguramente- vería su fin si sus represantes democráticos ya no los escuchasen, ya no los tomasen en cuenta para sus decisiones y prefiriesen reunirse con la minúscula élite que absorbe la mayor parte de las oportunidades, de los beneficios, del PIB: todo aquello que les correspondería a cualquier joven con deseos o necesidad de trabajar y superarse.En Hollywood los fines del mundo siempre vienen acompañados de imponentes desastres naturales, de grandes guerras con armas de destrucción masiva, de enemigos alienígenas con agendas secretas. En los libros de historia son el hambre, la falta de compromiso, la ambición o el odio aquello que aniquila sociedades. El mundo no se va a acabar, por mucho que forcemos nuestra imaginación. Por otra parte, las culturas, aunque se trate de imperios, fenecen cuando pierden la capacidad de confrontar sus paradigmas y superarlos. El latín es lengua muerta.
Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En