Aló, Comidista: ¿Existe un 'bichejo mágico' para hacer yogur en casa?

Carmen: Hace poco que me he independizado y, como me gusta comer bien pero tengo poco tiempo, los fines de semana me pego unos maratones cocineros que 'pa'qué' y me encuentro con que de repente tengo una cantidad ingente de comida. Para conservarla, la congelo. Me ha ido bien con todo menos con el gazpacho, que tras descongelarlo está bueno, pero se le queda una textura rara. ¿Hay algún truco para que esto no ocurra? ¿Es mejor aliñarlo antes o después del congelado? ¿Qué platos puedo hacer en cantidades industriales que aguanten bien el congelado? ¿Cuáles no se deben congelar nunca?

Querida Carmen, congelar el gazpacho es una idea fantástica. ¿Por qué no congelas también la ensalada de lechuga y tomate, bien empapada de aceite? O congela a tu gato, o a tu madre, ya puestos... Congelar tomate crudo no se le ocurre ni al que asó la manteca: es el mayor asesinato gastronómico que puedes cometer después de ponerle ketchup a la tortilla de patatas, porque te cargas buena parte de su sabor. Pero en fin, si insistes en seguir cometiendo actos de terrorismo culinario, yo te recomendaría tenerlo fuera de la nevera un buen rato, aliñarlo y emulsionarlo (batirlo) después. Platos que aguantan bien el congelado: guisos, preparados con salsa, verduras escaldadas. Platos que no lo llevan bien: las patatas, los lácteos, los fritos, las pastas, los arroces. Ah, y por propia experiencia te digo que los productos envasados al vacío con cualquier envasadora doméstica conservan mucho mejor sus propiedades y duran más.

Carlos: ¿Conoces algún truco para evitar que cada vez que abro una lata de mejillones la salsa salpique todas las superficies en un metro a la redonda? Espero con ansia el día en que pueda tomarme un aperitivo sin tener que meterme entero en la lavadora o repintar las paredes...

Querido Carlos, llevo años preguntándome lo mismo. No existe la receta infalible, pero mi truco personal es cubrir la lata con la mano e ir cortándola lentamente con el abrelatas, sin llegar a quitar la tapa del todo. Luego la levantas con un cuchillo de punta redonda y sacas el contenido a un plato. Esta táctica tiene sus riesgos, pero mejor perder un dedo que arruinar una camisa nueva.

Verbena: A finales de febrero, atraída por el precio anticrisis que prometía el paquete, compré un paquete de pan de molde, y dos semanas después descubrí que las cuatro rebanadas que quedaban permanecían inalterables. Así siguen hasta la fecha, sin ni siquiera meterlo en la nevera, simplemente dejándolo en su bolsa-envase original, cerrada con un nudo. El paquete se ha convertido en una fuente inagotable de preguntas: ¿en qué se diferencia el pan de molde industrial de un trozo de plástico? ¿Es una estrategia envenarnos con estas porquerías, para así eliminarnos como solución para la crisis? ¿Es posible que hayan incorporado el brazo incorrupto de Santa Teresa a la amasadora, para convertir el pan en alimento eterno? ¿Y por qué no añaden el ingrediente secreto del pan a las cremas antiarrugas, para que podamos lucir la misma tersura y lozanía que este pan?

Pan dos
Pan

Querida Verbena, muchas gracias por compartir este espeluznante documento. Creo firmemente que en la elaboración de ese pan de molde ningún cereal ha sido maltratado, como dice mi amiga Mònica Escudero. Por desgracia, ocurre lo mismo en buena parte de los panes que se fabrican en España, cuya fórmula secreta es una mezcla de yeso, emulgente, chicle y foam de colchoneta. No sé si será una estrategia para acabar con el excedente humano de este país, ni si la crisis del catolicismo en nuestro país habrá llevado a la Iglesia a alquilar el santo brazo teresiano a la industria panadera. Pero tu idea de fabricar emplastos caseros de pan de molde para ponérnoslos en la cara me parece genial, y posiblemente efectiva.

Pepe: El que firma 'La Hora del Tupper', ¿es don Mariano?

Querido Pepe, explico la broma a los que no siguen mucho el blog: junto a Carlos de Vegetal y Tal, La Hora del Tupper es una de las personas que utilizan los comentarios en El Comidista para promocionar sus propias webs. Son un poco plastas, pero yo casi les he cogido cariño por su fidelidad. No me extrañaría nada que La Hora del Tupper fuera en realidad Mariano Rajoy, siendo nuestro presidente aficionado a la humilde comida de tartera. Y Carlos de Vegetal y Tal podría ser ZP.

AirWalker: Llevo enamorado de ti en secreto desde hace algún tiempo, y estoy arrastrando a mis compañeros de trabajo a que te amen casi tanto como yo. De hecho, cada dos viernes, es ya un ritual que comentemos tu consultorio. Me he decidido a escribirte al leer tu lista de canciones para cocinar este verano, que es básicamente, lo que suelo escuchar yo para cocinar y para casi todo. Si te interesa, puedes escuchar una lista que he hecho para este verano. Bien, pasando a la pregunta gastronómica, la semana pasada hice una fiesta en la que preparamos Smorrebrod y salchichas envueltas en hojaldre (cuya receta robé del blog de Falsarius), y este finde organizo una fiesta que he denominado Agostofest (en la que comeremos las salchichas -del Lidl- que sobraron). ¿Qué prepararías tú si tocara otro banquete una tercera semana seguida?

Querido AirWalker, te pasaría mi mail con vistas a un posible matrimonio, pero estas fiestas de salchichas me huelen a que no tienes donde caerte muerto, así que paso. A mi edad ya no estoy para entablar relaciones por amor, espero que lo entiendas. Para tu cuchipanda te sugiero que adaptes al salchichismo estas maravillosas butifarras con tomate picante o que sirvas estos macarrones con champiñones, salchichas y ajos tiernos.

Kimberly: Me encanta El Comidista: ¡¡¡buena comida y buen rollo!!! El otro día encontré una receta referente a guisantes con virutas de jamón ibérico sobre un lecho de puré de patatas y aderezado con aceite de trufas. La quiero hacer pero ya no encuentro la receta en el site. ¿Me pueden pasar el link?

Querida Kimberly, está claro que no puede haber un solo Aló, Comidista sin su pregunta monger. Tanto por la receta que apuntas como por lo del "buen rollo" me da que te equivocas de blog. Si algún día publico un plato con el nombre "guisantes con virutas de jamón ibérico sobre un lecho de puré de patatas y aderezado con aceite de trufas", tienes mi permiso para venir a mi casa y cortarme la cabeza, no sin antes someterme al suplicio chino y obligarme a escuchar 10 veces toda la discografía de Jennifer Rush. ¿Has probado con Google, alma de cántaro? Aquí tienes el link del buscador: metes los nombrecitos en el cuadradito debajo del logo, y ya verás qué bien funciona.

¿La canción más irritante de todos los tiempos?

Evation: Vivo en 'Hotlanta' (Atlanta, EEUU), con 40 graditos de calor en verano, y tengo problemas a la hora de decidir qué cocinar. A pesar de que fuera es veranoquetecagas, aquí siempre estás en interiores con los aires acondicionados a tope (más que Hotlanta debería ser Coldtlanta). Asi que nunca sé si cocinar gazpacho por los grados del termómetro de fuera, o un cocido gallego por el de dentro. ¿Es esto el mundo moderno? ¿Tengo que cambiar mi dieta y forzarme a comer frio sólo porque dicen que “es verano”?

Querida Evation, como furibundo enemigo del aire acondicionado fuerte, entiendo tu problemática y te mando toda mi solidaridad desde la Madre Patria. A mí también me asalta esa misma duda cuando entro a muchos restaurantes españoles, cuyos camareros han decidido transformar en congeladores gigantes para que los clientes nos mantengamos en perfecto estado de conservación. Ante el sindiós económico, ecológico y sanitario de los locales a 18 grados en pleno verano, no hay nada que hacer, porque por mucho que protestes la posibilidad de que te hagan algún caso es de una entre mil. Así que te recomiendo que hagas como yo y te pidas un caldito caliente, un cocido o un litro de aguardiente para entrar en calor.

Santiago: Mi pregunta se relaciona con el apio, producto que en mi vida había adquirido hasta que me decidí a hacer la sopa de tomate fría de tu blog. Ahora no sé que hacer con el apio sobrante, he visto ensaladas como la waldorf, pero no se si hay alguna otra opción. También por si tienes alguna receta con marihuana o derivados que quede buena. Siempre he hecho los famosos pasteles de costo, que colocar colocan pero saben a rayos, y quería investigar con algo que coloque y sepa bien, a ser posible. Aprovecho para saludar a Carlos, mi compañero de despacho, y para decirle que pese a que pasemos cientos de horas juntos, la gente nos llame matrimonio y yo sea espectacularmente atractivo, aun soy heterosexual y sólo planeo hacer guarrerias con mi novia.

Querido Santiago, veo que reúnes en una sola persona varias características habituales en los seguidores de Aló, Comidista: drogadicto, gay en el armario, caradura... Eres 100% mi target. Con el apio puedes hacer estas albóndigas alternativas o estos pinchos de apio de la serie 'Mad Men'.Para cocinar con marihuana acaba de salir un libro en Estados Unidos que ha tenido muy buenas críticas. Lo saca la revista High Times, y parece ser que sus aspiraciones culinarias van un poco más allá del colocón.

Alicia: A mí la cocina se me da fatal, y como quiero recuperar a mi chico y se dice que a los hombres se les conquista por el estómago, a ver si me puedes ayudar: ¿el picardías de qué color me lo pongo, rojo "frambuesa" o color "carne"?

Querida Alicia, como te supongo un tanto vacaburra -si no, no leerías El Comidista-, yo te aconsejaría que te compraras una faja Spanx color carne, de esas que te cubren todo el cuerpo y no te hacen muffin top. Alaska y Beyoncé las llevan y mira qué bien les va.

MuffinTop

Persona con muffin top.

Miriam: Me gusta mucho explorar la cocina internacional, y últimamente me ha dado mucha curiosidad por la cocina de Estados Unidos. No la del McDonalds, sino la más tradicional que sé yo que no todo son hamburguesas y patatas. El caso es que he encontrado algún blog genérico, pero quería preguntarte si tú conoces algún blog y/o libro especialmente recomendable.

Querida Miriam, haces muy bien en interesarte por la cocina estadounidense: a pesar de que en Europa tenemos la extravagante idea de que los norteamericanos sólo comen hamburguesas de Burger King, existen un montón de platos tradicionales de aquel país que vale la pena descubrir. En internet, la biblia es Epicurious. Además de un montón de material propio, allí encontrarás buena parte del archivo de Gourmet y de Bon Appétit, dos de las mejores revistas de cocina estadounidenses. Mi blog favorito de recetas de aquel país es The Pioneer Woman. Y, por supuesto, Martha Stewart, la gran diosa del entertaining casero y fuente inagotable de recetas estupendas. También te recomiendo dos libros: el maravilloso The New York Times Cookbook, con las mejores recetas publicadas por el diario en toda su historia, y el American Century Cookbook, que reúne platos clásicos del siglo XX.

Sonia: Desde que tenia 16 años (ahora 40) vivo con una duda existencial que me atormenta por las noches. Una amiga del insti tenía un bichejo mágico. Era algo así como un trozo de coliflor pero medio transparente. El bicho este lo echaba en un vaso de leche por la noche, y por el día (magia) era yogur. Así todos los días mi amiga desayunaba yogur con galletas, yogur con cereales, yogur con frutas, yogur con pan, yogur con padre echando bronca, yogur con Héroes del Silencio... Pero si el bicho se quedaba más de una noche en la leche, adiós bicho. El caso es que mi amiga, hasta el moño de yogur, una noche no le cambió la leche. Así que el bicho, pobrecito, se puso todo morado y murió. Hoy, con una niña de cuatro años que come tres yogures al día, cuando me meto en la cama por las noches sueño con el bicho y con el pastizal que me ahorraria si encontrara uno de esos. ¿Qué era eso que tenia mi amiga? ¿Por qué no me quedé con un trozo para hacer un yogur para cada español para el resto de mi vida? ¿Fue el negocio del siglo y lo dejé escapar?

Querida Sonia, qué bonita historia esta del bichejo mágico, me ha enternecido e incluso he soltado alguna lagrimita. Supongo que eso a lo que tú llamas "coliflor" era un kéfir, hongo capaz de producir el producto lácteo del mismo nombre, similar al yogur. No sé si se vende legalmente, pero me consta que en internet existe cierto trapicheo de kéfir entre jipitruscos y fans de la comida macrobiótica. Mi experiencia al respecto no es demasiado buena: en los ochenta, en casa de mis padres se cultivó kéfir. Al bichejo mágico lo conocíamos como "el alien", y tras varios meses sufriendo la pasta agria que generaba, mi madre decidió tirarlo a la basura sin más miramientos.

Kefir

El bichejo mágico en cuestión.

Mónica: Recientemente me he mudado de un lugar muy muy seco a un lugar muy muy húmedo, y el tratamiento de los alimentos y los ingredientes me ha cambiado radicalmente. Recordando tu artículo sobre la gente que mete demasiadas cosas en el frigorífico, me pregunto: ¿cómo lo hago? Ahora, mantener un par de tomates, un pimiento o una cebolleta fuera del frigorífico en una cestita (como hacía en casa antes) es su 'muerte por moho' en tres días. Somos dos personas en casa, con lo que

tardamos bastante en consumir la compra, y no podemos comprar todos los días por nuestro horario laboral. ¿Algún truco para las frutas, las verduras, el pan y el queso, por ejemplo?

Querida Mónica, si el lugar al que te has mudado es húmedo y cálido, no te quedará más remedio que meter frutas, verduras y queso en la nevera. El pan, lo mejor es que lo congeles y lo vayas tostando cuando lo necesites. Si es húmedo pero no muy cálido, un armario con una bola seca o cualquier clase de deshumidificador puede funcionar.

Noemí: Ayer soñé que preparaba un perolo enorme de chocolate negro, tipo ganaché. Lo sorprendente es que lo probaba e incluso llegaba a comerme una cucharada. Estaba buenísimo. Siempre había oído que no se podía comer en sueños, y que siempre te despertabas antes. Mi pregunta es, habiendo llegado al parecer a dominar las técnicas del sueño lúcido, ¿crees que debería editar mi propio libro con la Dieta Definitiva? El título vendría a ser 'Cómo comer en sueños lo que te de la gana y no engordar en la realidad'.

Querida Noemí, no había oído en mi vida eso de que no se puede comer en sueños, pero ahora que lo dices, no recuerdo haberme zampado unas pochas o unas patatas con chorizo mientras dormía, ni haber tenido pesadillas con el cabello de ángel o el hígado. Tu libro me parece una idea fantástica: el vacaburrismo y la obesidad desaparecerían de la faz de la tierra si nos pudiéramos poner ciegos a pasteles oníricos.

Bego: Muy buenas, ando perpleja y no sé si es que te han censurado o es que cada vez soy más torpe con los ordenadores.... Hace tres minutos he leído este artículo en tu blog a través del Reader. Hace un minuto he intentado pasarle el enlace a un amigo, y ¡oh sorpresa! Ya no existe. Busco en EL PAÍS y me encuentro otro artículo con el mismo título de hace dos años, ¡pero de otro autor! Y tu entrada en el blog, desaparecida. Alucina vecina.

Querida Bego, me encantaría responderte que eres una perturbada, y mandarte al mismo centro psiquiátrico en el que viven muchos de mis lectores. Pero no. Lo que te ocurrió tiene su explicación: el artículo del que hablas, dedicado al queso gruyer, lo tenía escrito y programado para que se publicara un jueves, pero por me lié con las fechas y salió por equivocación el martes. Estuvo un par de horas online hasta que me di cuenta y lo despubliqué. En cuanto al otro artículo, no supe de su existencia hasta recibir tu correo, pero en cualquier caso demuestra que no soy la persona más original del mundo poniendo titulares.

Nuria: Parece fácil pero no lo es. De hecho aún no encontrado a nadie, pero NADIE que realmente sepa decirme la verdad sobre dos de los misterios fundamentales: ¿cómo demonios se puede quitar la arenilla a las tellinas (o coquinas) para que resulten tan deliciosas como realmente son? ¿De qué manera se consigue que los boquerones en vinagre queden muy blancos y muy tiesos?

Querida Nuria, para las coquinas tienes dos opciones: buscarlas depuradas o ponerlas un par de horas en agua con sal abundante en casa. Sobre los boquerones, para que queden blancos hay que desangrarlos bien antes de ponerlos con vinagre, es decir, tenerlos a remojo en agua con hielo en la nevera un par de horas, cambiándoles el líquido con frecuencia hasta que salga bien limpio. Para la dureza, una cantidad de sal adecuada en el macerado es fundamental. De cualquier forma, por mi experiencia nunca te quedan tan blancos como los industriales, lo cual tampoco es ningún drama.

Tereixa: ¿Por qué todo lo que está bueno engorda? ¿Como combinar mi vocación de sex symbol con el placer del buen comer? Y siguiendo en la línea de mi pregunta ... tú que estás así de bueno ¿también engordas?

Querida Tereixa, gracias por el piropo, pero si vieras el triponcio que tengo después de una semana de vacaciones en Cádiz no dirías que estoy bueno. Respondiendo a tus preguntas, te diré que lo bueno engorda porque la grasa es un estupendo conductor de sabores. Lo aceitoso, y también lo dulce, es lo que más excita tu paladar, y el placer lo acaba pagando tu culo. Ahora bien, hay decenas de alimentos que no engordan y que son deliciosos: las frutas, las verduras, los pescados, el conejo, el pollo... El secreto de mi cuerpo escultural no es otro que consumir estos productos a cascoporro, sin privarme de hacer incursiones ocasionales en el carbohidrato o en la grasaza que aplaquen a mi vacaburra interior.

Mikel López Iturriaga, antes de pasar siete días a fritos y tortas de aceite.

Félix: Ahora que trabajo en jornada intensiva me llevo sandwiches para comer en el despacho. la imaginación para hacerlos fríos y sencillos se me ha acabado y agradecería alguna pista para variar un poquito.

Querido Félix, mis webs favoritas de sangüis son Sandwishare y Scanwiches. En ambas encontrarás recetas tan exquisitas como imaginativas, con las que podrás dejar picuetos a tus compañeros de trabajo.

Javi: A mi móvil no le gusta tu post, se me cierra el navegador en cuanto paso el primer párrafo. ¿A que puede deberse?

Juan Antonio: Tengo 47 años, y llevo siguiéndote a tí y a tus recetas a través de EL PAÍS digital desde hace tiempo. Pero últimamente ya no puedo ver las recetas, solamente puedo ver como se llaman y lo que piensan los lectores de ellas. Estoy desolado. He intentado registrarme, pero tengo que tener Facebook. ¿Como puedo seguir viéndolas? ¿Me tengo que registrar en algún lado? ¿Tengo que jurar fidelidad, o entregar una prenda, o tatuarme, o hacer un pacto de sangre, o yo qué se qué?

Queridos Javi y Juan Antonio, os contesto a los dos a la vez por ser preguntas similares. No tengo ni la menor idea de a qué se pueden deber estos fenómenos paranormales. ¿Fallos técnicos de la web? ¿Confabulación judeo-masónica? ¿Espíritus malignos invocados por Juan Roig para hundirme? En cualquier caso, lo transmitiré a los responsables técnicos de ElPais.com para que lo estudien. De todas formas, Juan Antonio, te diré que si lees el titular y los comentarios casi estás accediendo a lo más interesante...

Mar: Necesito de verdad que se hable del veganismo en un foro como el tuyo, como una opción mas, sin que se nos arroje al gueto de "esa-gente-rara-que-dice-que-no- come-carne-ni pescado-solo lechuga". No te imaginas lo que hay que sufrir cuándo vas a darte el gusto de comer o cenar con amigos o familiares y te tienes que justificar. Y en algunos casos, hasta defenderte de los ataques (y encima mal comer): que si en África los niños se mueren de hambre, que si las lechugas también sienten, que si no sabemos lo que nos perdemos, y un larguísimo etcétera de cosas impertinentes. No se por qué será tan complicado que nos respetemos los seres humanos, con nuestras diferentes opciones de entender la vida. A ver si nos ponemos un poco a la altura del resto de Europa y del mundo, que somos un poco paletos.

Querida Mar, España es muy poco tolerante con el veganismo y al vegetarianismo. ¿Pero qué puedes esperar de un país en el que el sandwich vegetal lleva jamón York y la "ensalada verde", atún? Tienes toda la razón en quejarte de la escasez de opciones sin carne en la mayoría de los restaurantes: muchos hosteleros no parecen entender que existe un público potencial para ellas, y no necesariamente vegetariano estricto. Muchas veces he despotricado contra el fanatismo que muestran algunos veganos, que consideran asesinos con las manos manchadas de sangre a los que comemos carne o pescado. Similar talibanismo se da en sentido contrario: por desgracia abundan las personas que consideran dementes a los que deciden no alimentarse con animalitos y sus derivados.

Beatriz: Soy de Bilbao, como tú, pero me parece que tanto tiempo en Barcelona te está afectando. ¿Tienes un teckel? Claro, de ahí viene toda la rumorología sobre tu orientación sexual. Tengo problemas con mi horno. Aunque es moderno, no tiene indicador de temperatura, sino números del 1 al 11. Miro las equivalencias en las instrucciones, pero no consigo cogerle el tranquillo. Para gratinar y cosas así simples, bien, pero he quemado y dejado a la vez crudos varios bizcochos, lo que me desespera cada vez que lo intento, y ha hecho que esté años sin usarlo más que para guardar sartenes. ¿Alguna sugerencia?

Querida Beatriz, si tu horno no tiene indicaciones de temperatura, muy moderno no puede ser. Pero en fin, para los bizcochos, te recomiendo que precalientes con una temperatura equivalente a 200 grados (imagino que un 8 aproximadamente en tu horno), y bajes a un 7 después de cerrar la puerta. Si cuando esté a punto de terminar la cocción ves que se está dorando demasiado, ponle encima una doble hoja de papel de aluminio. Y siempre, antes de acabar, pincha el bizcocho con un pincho o cuchillo: si no sale limpio, aguanta 5 minutos más. Sobre lo del teckel, es cierto que es un perro muy de gayer, pero te aclaro que el que viste en la foto no es mío, sino de una amiga mía (bastante mariliendre, dicho sea de paso). La mía es una schnauzer miniatura, que en la escala de perros apropiados para homosexuales podría estar en el 6.

Sobre la firma