‘Ave Fénix’

Gina Prunareanu refleja en su Oso y Madroño el espíritu de resiliencia de la sociedad y, desde su experiencia como farmacéutica, de los servicios esenciales durante toda la pandemia

Caer y volver a levantarse. Resurgir de las cenizas de la destrucción transformada en una majestuosa criatura alada. Esa metáfora es lo que ha querido representar Gina Prunareanu en su obra homónima, Ave Fénix. Un homenaje a la “capacidad de adaptación, fuerza y resistencia del ser humano, que ha hecho que resurjamos más fortalecidos de esta situación”, comenta. Su obra ha sido una de las ganadoras del concurso ¡Muchas Gracias, Madrid! que viste al icónico símbolo de la capital.

Prunareanu encontró en el mito griego un símil de lo que nos estaba sucediendo: nos hundíamos con las cifras de cada día y, sin embargo, nadie tiró la toalla. Ni siquiera en los momentos más duros vividos en primera línea. Era su caso. La farmacia en la que trabaja está situada en el corazón de Madrid: “La alerta sanitaria sembró el caos. Tuvimos que adaptarnos enseguida con mamparas y equipos de protección, la gente vino en masa a comprar medicamentos. A nivel personal, pasé mucho miedo y desconcierto”, explica.

Ave Fénix es, para ella, “un canto a la vida y a la esperanza”. El rayo que atraviesa el cuerpo del oso simboliza la tormenta que ha generado la pandemia. Los pájaros, situados en la copa del madroño, somos todos nosotros mientras huimos de la tempestad hacia un mundo libre de coronavirus que la autora sitúa en las raíces del árbol: “Se han apagado los sueños del mundo, por eso quise poner un poco de luz en medio de tanta oscuridad”, recalca esta madrileña de origen rumano.

Para terminar el boceto, recuerda que recurrió a sus dos hijos, ambos estudiantes de Arte, y les pidió que fueran críticos y aportaran matices al conjunto. Incluso con esa pequeña ayuda, el diseño le llevó su tiempo: “Tardé más de dos semanas en hacerlo, pero en cuanto tuve la idea clara en mi cabeza, todo fue rodado. Aunque le puse mucho empeño, nunca pensé que iba a ganar”, reconoce.

Ahora, esta amante del arte de 47 años mira al futuro con ilusión. Cuenta los días para ir junto a familiares y amigos a contemplar en la calle su contribución a este sentido homenaje. Y reconoce: “Se agradece mucho cuando los clientes valoran y aplauden tu labor. No he faltado ni un solo día al trabajo por mi compromiso con la sociedad y sus ciudadanos. Estoy segura de que después de esto, estaremos preparados para todo”.

ECOEMBES APOYA ESTA INICIATIVA

El mensaje de esperanza que refleja Ave Fénix es imprescindible para Ecoembes en estos tiempos que corren. También el de renacer, un concepto muy alineado con la filosofía de esta organización, que trabaja en dar una nueva vida a los envases a través del reciclaje, y que le ha llevado a apoyar esta iniciativa: “Este proyecto es un homenaje a todos aquellos que no han dejado de trabajar para que los demás pudiéramos seguir con nuestra vida”, explican. Ecoembes lo sabe de primera mano: “Los trabajadores que forman parte del ciclo del reciclaje, nuestros héroes a pie de calle, estuvieron dando lo mejor de ellos mismos para que ese ciclo no parase. Participar en este proyecto es una bonita forma de transmitirles nuestro agradecimiento por haber estado siempre ahí”. La plaza de los Cubos, lugar de evasión de los madrileños, es el sitio que acogerá el Oso y el Madroño de esta autora.  

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