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Ayuso critica los viajes de Sánchez a su vuelta de Estados Unidos: “Ha dado la vuelta al mundo cinco veces”

La oposición le exige a la presidenta que enseñe las cuentas de una empresa que no devolvió un préstamo de 80 millones como le exige el Supremo

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d), este jueves en la Asamblea. Foto: Mariscal (EFE) | Vídeo: EPV

Isabel Díaz Ayuso regresó este jueves a la Asamblea de Madrid después de su visita oficial a la ciudad de Austin, Texas, un periplo que le ha valido las críticas de la oposición por coincidir con su 47 cumpleaños (por segunda vez). La presidenta de la Comunidad de Madrid asistió al Gran Premio de las Américas de la Fórmula 1 de DAZN para observar de primera mano el funcionamiento de una carrera que se celebrará el año que viene en la capital de España. Ayuso ha defendido que en estos tours consigue inversión para su región, a diferencia de Pedro Sánchez, de quien dice que realiza viajes de Estado inútiles. “Ha dado la vuelta al mundo cinco veces”.

El pleno ha sido bronco y ha estado plagado de reproches. No se ha debatido ningún tema de fondo, más bien se ha practicado la esgrima verbal para desacreditar al otro. Sin venir a cuento ha salido a relucir hasta Manuela Carmena, la exalcaldesa, de quien el portavoz de la región, Miguel Ángel García, llevaba apuntado en un papel que completó 33 viajes: “Y solo exportó su receta de las magdalenas”.

La oposición ha tratado de arrinconar a Ayuso pidiéndole que enseñe las cuentas de Madrid Network, una empresa que recibió un préstamo de 80 millones de euros que nunca fue devuelto. Ayer, el Supremo obligó a la Comunidad de Madrid a publicarlas en cumplimiento del “acceso al derecho a la información de cualquier ciudadano”. (Así quedó inadmitido el recurso de casación del Gobierno madrileño, que alegaba protección de datos). La portavoz socialista, Mar Espinar, le ha recordado a Ayuso que cobró 4.200 euros de esa empresa en labores de comunicación y, más tarde, la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, se sumó a la denuncia. “Eso va a ser como los ‘Papeles de Bárcenas’, van a estar ahí media boda de Aznar, media Púnica, media Gürtel”, ha dicho.

Ayuso ha evitado contestar, por lo que el tema se ha diluido. El momento más tenso, sin embargo, lo han protagonizado García y un diputado de Más Madrid, Emilio Delgado. El consejero con más poder de Ayuso le ha recriminado que no asistiera con asiduidad a la junta de portavoces y cobrara las dietas, lo que el otro ha negado que sea verdad. En el rifirrafe, Delgado le ha llamado miserable y ha subido la temperatura en la cámara. El presidente de la Asamblea, Enrique Ossorio, la ha cazado al vuelo y ha ofrecido sesenta segundos más: “Por el ‘miserable’ tiene un minuto más”. Tiempo extra para sacar el mazo.

El asunto de las placas de la memoria histórica ha estado presente. A Ayuso y su equipo no les ha gustado nada que el Gobierno de Pedro Sánchez haya declarado la Real Casa de Correos, su sede, lugar de la Memoria Democrática, una constatación de que allí se produjeron torturas durante el franquismo. La idea es colocar una placa, lo que a Ayuso le produce urticaria. En su lugar, propuso dos placas, una para la Moncloa y otra para Ferraz, la sede de la Presidencia española y la del PSOE, respectivamente. “Aquí escondían al hermano de Sánchez”y “Aceptamos pago en metálico”, en referencia a dos casos abiertos en los tribunales que afectan al presidente de España.

Hubo más arsenal contra él. Se ha acordado del fiscal general, Álvaro García-Ortiz, investigado por una presunta revelación de secretos en el caso que atañe al novio de la presidenta, Alberto González Amador, investigado por un presunto fraude fiscal de más de 350.000 euros. “Es una operación de Estado en la que el procesado todavía tiene el cuajo y el poco pundonor del lugar de no abandonar por decencia su plaza y hace nombramientos masivos a dedo para seguir colonizando y corrompiendo las instituciones”, ha dicho.

Antes, ha tenido un toma y daca con la portavoz de Vox, Isabel Pérez-Moñino, a la que ha acusado de tener un “discurso cateto” al relacionar inmigración y falta de vivienda con salud mental. Pérez-Moñino insistía en que los madrileños están desayunando orfidal y cenando diazepam, en parte por las políticas del Gobierno. A Ayuso se ha ofendido y le ha llamado pueblerina dos veces. Defendió, como hace a veces el filósofo Byung-Chul Han, que esto se trata de una epidemia mundial debido a las redes sociales y, poniendo su cosecha, a las drogas. Ha dado un paso más al insinuar que los diputados de la oposición eran tolerantes con el consumo. “De eso no quieren hablar…”, ha deslizado.

El PSOE ha entrado también de lleno en la pelea. Espinar ha enunciado algunos pecados capitales de nuestro tiempo como la avaricia, el enchufismo y el reparto de dinero público para retratar al Gobierno de Ayuso. Espinar ha insistido en lo absurdo de ir a la Fórmula Uno y ha querido saber incluso quién le ha pagado las entradas. Ayuso, esta vez, no ha entrado al trapo y le ha dicho que no entiende “la magnitud de lo que viene” con ese evento. Se enzarzaron con la Universidad Complutense, que a los socialistas les preocupa que no puedan ni pagar las nóminas y se dirija hacia un modelo privado. Aquí se ha llegado a un punto de quiebre: Ayuso ha asegurado que se destinan más recursos a la educación pública; pero también es cierto que ha disminuido la inversión por estudiante desde que ella gobierna. La Complutense se encuentra al borde de la quiebra.

La vuelta a casa de Ayuso no ha cambiado el clima habitual de los jueves en el parlamento madrileño. Aunque no se ha llegado al punto de expulsar a ningún diputado, como en plenos anteriores, el debate ha seguido inmerso en el cruce dialéctico. El Gobierno de la Comunidad de Madrid no ha virado ni un grado su rumbo: Sánchez sigue en el punto de mira. Ayuso y su oposición frontal a la Moncloa domina el debate.

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