Ayuso y Almeida frente al espejo de Mazón: así gestionaron los políticos de Madrid la crisis por el derrumbe del edificio de la calle de las Hileras
El alcalde suspende un viaje en Londres y vuelve a toda prisa a la capital, mientras que la presidenta se desplaza en persona a la zona del siniestro
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cubre a pie los escasos 500 metros que separan su despacho de la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol, del derrumbe de un edificio en ...
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cubre a pie los escasos 500 metros que separan su despacho de la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol, del derrumbe de un edificio en la calle de las Hileras. Acompañada del consejero de Interior, Carlos Novillo, inmediatamente entra en el puesto de mando. Junto a ella no aparece el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, porque está en Londres (Reino Unido). Pero el regidor del PP también tiene reflejos: anula su participación en la Bloomberg LSE European City Leadership Initiative, coge un avión de vuelta a España, y mientras viaja es momentáneamente representado en el lugar del siniestro por su mano derecha y vicealcaldesa, Inma Sanz. Hasta allí también se desplaza el delegado del Gobierno, Francisco Martín. Con el telón de fondo del recuerdo de la ausencia de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, en las horas decisivas de la dana de 2024, los políticos madrileños se dejan ver inmediatamente en el epicentro del desastre.
—Ha sido una catástrofe en el tajo, dice Martín, mientras se siguen buscando a los desaparecidos por el derrumbe del edificio, que se estaba transformando en un hotel de cuatro estrellas. También habla Sanz. No lo hace Ayuso en persona, pero sí a través de las redes sociales (“Desde la Comunidad de Madrid seguimos volcados con los desaparecidos en el derrumbe del edificio en Ópera”). Ese es el altavoz que también elige Martínez-Almeida (“estamos pendientes del derrumbe”) hasta que aterriza en Madrid y se persona en el lugar del siniestro, ya de noche: a él le corresponde el anuncio de que ha habido, al menos, dos fallecidos. De esta forma, cada uno a su manera, todos los políticos de Madrid siguen el manual básico de gestión de una crisis.
“Es importante que estén las autoridades, en la medida que sean capaces de proyectar liderazgo, y de mostrar que están acompañando y sienten empatía ante los afectados”, sostiene el analista Jordi Sarrión-Carbonell. “Es útil y positivo, pero no hay que caer en la sobreactuación”, advierte. “El político en ningún caso debe aspirar a ser el protagonista. En cualquier gestión de crisis, es fundamental que el político esté, que acompañe, pero sin eclipsar en ningún momento a los protagonistas, que son las fuerzas de seguridad, los bomberos, los que hacen las labores de rescate”, recalca. Y ejemplifica: “Mazón en algunos momentos ha intentado un exceso de protagonismo para cubrir la falta de protagonismo que tuvo en los momentos cruciales”.
Ese equilibrio sutil, estar sin pesar, pasar sin sobrar, se disecciona hoja a hoja en el libro Lo que dice el político y lo que la gente entiende: Comunicación política en tiempos convulsos. Así lo recuerda uno de sus autores, Santiago Martínez-Vares, CEO de Rebellious Words, que lo cita capítulo a capítulo.
“Es de vital importancia la rápida reacción que han tenido tanto el alcalde de Madrid como la presidenta de la Comunidad”, sostiene. “Ante este tipo de catástrofes resulta capital estar desde el primer momento al pie del cañón para comunicar y transmitir seguridad, y dar soporte a todos los efectivos que trabajan en resolver la situación”, añade. “Atajar y estar presente en una crisis desde sus primeros compases hace que el político conozca desde el principio la situación y que los ciudadanos sientan la seguridad de que hay gente al mando”, sigue. Y remata: “Tenemos muy cercano en la Comunidad Valenciana el ejemplo de la dana y la nefasta actuación de Carlos Mazón. Cuando la política llega tarde, el drama se enquista y se envenena”.
Así, en el capítulo Crisis, qué crisis de su libro, se recomienda a los políticos “dar la cara, desde el principio, sin precipitación, pero con rapidez”. Y en el capítulo Que la crisis te pille trabajando se añade que “las crisis, al igual que las musas, que diría Picasso, te deben pillar trabajando, con todos los protocolos leídos y con un equipo cualificado para hacerle frente”.
En el de Díaz Ayuso, encabezado por Miguel Ángel Rodríguez, su poderoso jefe de gabinete, y José Luis Carreras, su jefe de prensa y persona de máxima confianza, sobran los reflejos. La presidenta, por ejemplo, ya anuló una comida sobre la marcha en 2021, para desplazarse a toda prisa hasta la calle de Toledo, donde una explosión de gas destrozó parcialmente un edificio. Junto a ella estuvo entonces también el alcalde de la capital, Martínez-Almeida, que dio datos sobre la catástrofe. En esta ocasión la acompaña un hombre con experiencia en gestión de crisis como la de este derrumbe: junto a Díaz Ayuso se desplaza el consejero Novillo, de profesión bombero.
“La presidenta siempre va. Siempre que puede. Es su deber”, argumenta una fuente de la confianza de la presidenta regional, desligando la visita de este martes del recuerdo de la desaparición de Mazón en las horas clave de la dana, y recordando el episodio de la calle de Toledo.
Díaz Ayuso no se desplazó, sin embargo, a la explosión que hubo en un edificio de Vallecas a principios de septiembre. Sí lo hizo Sanz. Entonces, los servicios de emergencia se retiraron al pensar que no había desaparecidos, y que el balance final era de 25 heridos, cinco de ellos graves. Fue un error. En la madrugada del domingo, se encontró a un hombre muerto, de 52 años, bajo más de un metro de arena y ladrillos. Su mujer no daba con él. Y el lunes, hallaron a un segundo hombre fallecido, de 29 años, aún más sepultado, al que no encontraban sus amigos.