Madrid se hace literatura: arranca ‘Back to the Book’ en Arganzuela con libros y fanzines
La segunda edición del festival literario independiente reúne este fin de semana, del 12 al 14 de septiembre, a editoriales de España y Latinoamérica en la Casa del Lector
Cerveza en mano, libros en la otra, y una conversación cruzada entre stands y talleres: así se vive la segunda edición de Back to the Book, el festival madrileño dedicado al universo de las editoriales independientes. Durante tres días, la Casa del Lector en Matadero se convierte en un punto de encuentro entre generaciones, culturas, autores y lectores que buscan algo más que un libro: una conversación.
Un festival pensado entre iguales
Back to the Book nació hace dos años, impulsado por Giuseppe Grosso y el equipo de la editorial Altamarea. “Queríamos una feria solo de la clase media de la edición, donde la propuesta editorial tuviera un criterio claro y homogéneo”, explica Grosso.
No es una feria al uso, y por eso prefieren llamarlo festival. “Back to the Book tiene una vertiente festiva. Aquí hay música, café, cerveza… Queremos que el libro forme parte de la vida cotidiana, no que quede relegado a un rincón de silencio”, resume Grosso.
Tijeras y pegamento
El taller de fanzines, a cargo de nos vigilan bb y Lara Martínez, fue una de las propuestas más participativas del primer día del festival. Bajo una consigna provocadora —“cortar libros como mantequilla”— se cuestionó la propiedad intelectual, se desarmaron viejos ejemplares y se exploraron nuevas formas de publicación libre en un ambiente distendido.
“El objetivo es desacralizar el libro, repensar su materialidad y reivindicar otras formas de creación crítica”, explicaban los organizadores. María González, extremeña de 27 años, añadía que el fanzine es “contracultural, contestatario y está al alcance de cualquiera con un boli y una idea”.
Madrid desde la literatura
La ciudad fue protagonista en la charla “Escribir el Madrid contemporáneo”, donde María Ovelar, Diana Aller y Lara Moreno la abordaron desde una mirada cercana y literaria.
Para Ovelar, Madrid es más que un escenario: es una relación intensa, contradictoria y casi íntima. “Es una ciudad que acoge, pero también expulsa”, explicaba. En sus relatos, la capital aparece como una presencia viva, con ritmo propio, cargada de historias que se tejen al caminar por sus calles. “Con Madrid reflexiono, es como una amiga con la que tengo conversaciones de largo aliento. No siempre estamos de acuerdo, pero nos escuchamos”.
Música, voces y comunidad
Durante todo el festival se vivió una atmósfera abierta y cercana. Entre dj sets y presentaciones, el público recorría puestos, leía fragmentos o dialogaba con las editoriales sobre sus catálogos. “Quiero descubrir autoras que no se publican en las ferias convencionales”, decía Natalia Bernal (Madrid, 21 años), estudiante de literatura.
Violeta Kerszberg (28 años, Argentina), editora de Eterna Cadencia, el valor de estos espacios es claro: “Ser independiente es tomar riesgos, pensar fuera de los grandes mercados, pero también tejer alianzas. Y este tipo de festivales es donde se fortalecen esos lazos”. Desde el Ministerio de Cultura, María José Gálvez destacó la importancia del evento para democratizar el acceso a la lectura.
Bibliodiversidad y resistencia
Que la entrada fuera libre no es solo una cuestión práctica, sino una decisión política. “El dinero debe gastarse en libros, no en acceder a ellos”, defendía Hernán López, de la Feria de Editores de Buenos Aires. Esa idea se repite entre los organizadores, que conciben el festival como un acto de resistencia cultural. “Defender lo independiente es una toma de posición”, apuntaba Grosso.
Back to the Book no es solo una feria, sino una invitación a participar en una conversación compartida, crítica y libre. La programación continúa durante el fin de semana con talleres, clubes de lectura y presentaciones como la de Mariana Enríquez o el debut literario de Carolina Yuste, en una apuesta firme por la bibliodiversidad.