El Gobierno de Ayuso dejará de considerar “maltrato” el toro embolado y abrirá la puerta a su celebración en Madrid

Pacma anuncia alegaciones a una reforma que considera “absurda e innecesaria” porque supone introducir una práctica “tan cruel como el toreo” en una comunidad donde lleva casi 30 años prohibida expresamente

La novillera Olga Casado brinda el novillo a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante el festival taurino 'Madrid torea por Valencia', este domingo en la plaza de Vistalegre.Borja Sánchez-Trillo (EFE)

Mientras que la mayoría de las administraciones españolas conducen en dirección contraria, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso da un paso más en pro de los espectáculos taurinos con la reforma del reglamento que regula este tipo de festejos. Casi 30 años después de que Alberto Ruiz Gallardón prohibiera en la Comunidad de Madrid prácticas como el toro embolado ―encierros en los que los animales llevan antorchas encendidas en los cuernos propios la Comunidad Valenciana― y el toro enmaromado ―en el que a la res se le ata una soga a la testuz y que procede de Castilla y León―, el Gobierno regional planea cambiar la normativa y dejar de considerarlas “maltrato”, lo que abre la puerta a su celebración.

En el proyecto de decreto, adelantado este jueves por la cadena SER y publicado en el Portal de Transparencia, se explica que “la Comunidad, en su continuo compromiso con la fiesta de los toros, pretende promover una nueva regulación de los espectáculos taurinos” ya que el tiempo transcurrido desde la entrada en vigor de la normativa actual, de 1996, “aconseja abordar una nueva regulación que permita mejorar y enriquecer dichos espectáculos, actualizar y reforzar las medidas de seguridad y prevención, y que responda a los principios de seguridad de las personas, respeto a las tradiciones locales y protección de los animales”.

La norma tiene 61 artículos, frente a los 36 del texto de 1996, en el que se prohibieron expresamente “aquellos espectáculos taurinos que impliquen maltrato a las reses y, especialmente [...], los espectáculos consistentes en embolar reses [...] y los espectáculos consistentes en atar a las reses con maromas, sogas o de cualquier otra manera”. En la reforma, para regocijo de un sector que lleva años batallando contra la palabra “maltrato”, este artículo se sustituye por otro más laxo, el 5, que establece que “se evitará cualquier acción directa sobre ellas [las reses] que pueda influir negativamente en su bienestar”. Adiós a la palabra maltrato, adiós a la prohibición.

¿Quiere esto decir que se van a poder celebrar toros embolados y enmaromados? “La consejería no se plantea autorizar en concreto el toro embolado y enmaromado”, responde a este diario un portavoz de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, de la que dependen las competencias en materia taurina, que añade que “el decreto se encuentra en fase de consulta pública y de alegaciones ―hasta el día 24―, por lo que no es un texto definitivo” y que “se ha elaborado con el consenso de las peñas taurinas de la comunidad, con la Federación Madrileña de Municipios y con el resto del sector”.

“La prohibición continúa vigente y queda englobada en la definición más amplia incluida en el artículo 5, que incluso amplía las exigencias de bienestar animal en los espectáculos taurinos populares”, ha tuiteado el consejero, Carlos Novillo. En dicho artículo 5, no se cita, ni por tanto, se prohíbe, ninguna de las dos prácticas. “El artículo 5 impide herir, pinchar, golpear, sujetar o tratar de modo violento a las reses, por lo que no estarán permitidos eventos como el toro embolado, lanceado, etc”, interpreta la consejería en una nota emitida con posterioridad a la publicación de este artículo.

Con la reforma, prosigue el portavoz, “se pretende incorporar otros espectáculos con arraigo histórico en determinadas poblaciones siempre que respondan a los condicionantes de respeto de los animales con criterios veterinarios”. Hasta ahora, estaban vetados expresamente los festejos taurinos populares sin arraigo en la región, los que no fueran “encierros y suelta de reses” que sí se celebran tradicionalmente en municipios como San Sebastián de los Reyes. “La Comunidad de Madrid podrá autorizar espectáculos taurinos de reses de lidia propios de otros ámbitos geográficos y de otras tradiciones taurinas [...], que se organicen con el fin de promover el conocimiento de las diferentes manifestaciones culturales de la fiesta de los toros”, recoge la propuesta.

Además, la nueva normativa permitirá reutilizar a un animal en un segundo evento dentro del mismo “ciclo de festejos”, algo vetado hasta ahora. “Las reses que hayan intervenido en un festejo no podrán intervenir en otro”, dicta el reglamento de Gallardón, salvo “los encierros en los que se conduzcan reses que vayan a ser lidiadas en una corrida o novillada posterior”. Medio Ambiente asegura que la finalidad es “recoger la petición de los municipios para poder emplear las reses en más eventos taurinos populares siempre con la supervisión veterinaria, dado que hacen importantes inversiones en la compra del ganado”. Una portavoz de la Consejería de Cultura ―en la legislación regional se considera cultura la tauromaquia― se ha negado a valorar la reforma: “En cuanto al reglamento, nos remitimos a Medio Ambiente”.

Este es un paso más en la política protaurina de Ayuso, que en los presupuestos de 2025 otorga 1,7 millones de euros a la Fundación Toro de Lidia a pesar de que recorta el gasto en Cultura un 6%. Además, Madrid destina 4,5 millones al Centro de Asuntos Taurinos, subvenciona las escuelas taurinas y quiere crear un premio de tauromaquia. En conjunto, el Ejecutivo regional dedicará el año que viene a asuntos taurinos un 5,9% más que este año, mientras el conjunto de las cuentas sube menos, un 4%. “Es un referente para mí y toda mi generación. Es un espejo en el que me miro. Va por usted”. Estas palabras dirigidas por la novillera Olga Casado a Ayuso el domingo en la plaza de toros de Vistalegre en Carabanchel, donde se celebró un festival taurino para recaudar fondos para los afectados por la dana, resumen la relación de la presidenta de Madrid con el mundo del toro: mutua admiración y embeleso. En Madrid, solo 39 de los 179 municipios tienen plaza fija de toros y hay 64 ganaderías, además de seis escuelas de tauromaquia.

“Todo este dinero lo podrían destinar mejor a Sanidad, donde sí que hay muchísimas quejas y demanda de mejoras por parte de la sociedad, que está mayoritariamente en contra del maltrato animal en los toros”, opina Javier Luna, presidente del Partido Animalista Con el Medio Ambiente (Pacma), que anuncia a este diario que presentarán alegaciones a una reforma que consideran “muchas cosas, para empezar absurda e innecesaria”.

Pacma está “totalmente en contra” y no entiende por qué “Ayuso sigue empeñada en beneficiar al lobby ganadero y de la tauromaquia” y por qué quiere importar prácticas como el toro embolado que son “de Aragón, Teruel y Comunidad Valenciana” y que jamás se han visto en esta comunidad, al tiempo que recuerda que Pacma logró que este año no se celebre el último toro de fuego de Castilla y León, el Toro Júbilo de Medinaceli (Soria). “Este verano, se han celebrado encierros y bueyadas infantiles en varias poblaciones de Madrid donde no se hacían, como Leganés, y han tenido una participación escasa”, subraya Luna, que no cree que este apoyo de Ayuso al toreo “transmita una buena imagen de la comunidad”.

“Hace dos años, el Gobierno regional ya intentó cambiar la legislación, pero no pudo”, recuerda Luna, que subraya que en estos casos “al toro se le somete a un estrés al sacarlo de la dehesa y ponerlo delante de una multitud y luego se le somete a maltrato físico, el animal se está quemando”. Es, en definitiva, “tan cruel como el toreo, donde se acaba con su vida”.

Theo Oberhuber, activista del Área de Conservación de la Naturaleza de Ecologistas en Acción Madrid, reitera el rechazo de su organización “a todo maltrato animal” y en concreto a estas prácticas que “provocan un sufrimiento muy elevado en los animales y problemas de salud, que les afectan incluso a la vista”. “El público, además, no disfruta con ellas porque mayoritariamente está en contra, pero la Comunidad está en una línea más papista que el Papa en defensa de las tradiciones, como si toda tradición estuviera justificada por serlo. Esto es rechazable y no tiene ningún sentido ni justificación”, añade, a la espera de analizar con más calma el texto para ver si alegan o no.

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