Un fotógrafo de Madrid se enfrenta a siete años de prisión por una presunta agresión sexual tras una sesión en su casa
La mujer asegura que fue engañada y alega “sumisión aprendida” para explicar que no se resistiera en el encuentro. Él sostiene que la denuncia llegó después de otra suya por intromisión al honor
La cita se concertó a finales de octubre de 2018. La mujer acudió a la casa y estudio, ubicado en el centro de Madrid, para una sesión fotográfica. El que iba a tomar las imágenes era un fotógrafo especializado en Polaroid con cierto renombre en el mundillo. Ella llegó a mediodía a la vivienda y comenzó la sesión, que se desarrolló en la casa y en un parque cercano, en el barrio. Después se fueron a comer y regresaron a casa. Entre esas cuatro paredes se produjo un encuentro sexual, en eso coinciden ambos. En lo que difieren es que él asegura que se trató de una relación consentida y ella sost...
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La cita se concertó a finales de octubre de 2018. La mujer acudió a la casa y estudio, ubicado en el centro de Madrid, para una sesión fotográfica. El que iba a tomar las imágenes era un fotógrafo especializado en Polaroid con cierto renombre en el mundillo. Ella llegó a mediodía a la vivienda y comenzó la sesión, que se desarrolló en la casa y en un parque cercano, en el barrio. Después se fueron a comer y regresaron a casa. Entre esas cuatro paredes se produjo un encuentro sexual, en eso coinciden ambos. En lo que difieren es que él asegura que se trató de una relación consentida y ella sostiene que fue una agresión sexual, porque se sintió intimidada cuando él se quitó la ropa y la acarició. Este martes se ha celebrado el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid para dirimir si se trató de una violación o no. Las acusaciones piden siete años de prisión y la defensa, la libre absolución.
Los relatos de acusación y defensa coinciden porque existen pruebas gráficas de la relación sexual que tuvo lugar en la casa aquel día de 2018, pero el sentido que le dan a estas imágenes y vídeos es distinto. Él ha sostenido este martes en la sala de juicios que fue de mutuo acuerdo, que días después de la relación, ella le inició una serie de mensajes subidos de tono y que un tiempo después se encontraron en una discoteca en la que la mujer se enfadó porque él le dio un mordisco mientras se estaban besando. Ella afirma que en las grabaciones realizadas en la casa no se la ve resistirse porque estaba “intimidada” después de que él se hubiera desnudado tras la sesión de fotos acordada y que en la discoteca fue el denunciado quien la perseguía y llegó a romperle la ropa.
La mujer se ha apoyado en el testimonio de su terapeuta, quien ha explicado que el motivo de su colaboración en el encuentro sexual es la “insumisión aprendida”, una actitud que toman las víctimas para evitar males mayores. La defensa del acusado, ejercida por Jaime Campaner, ha resaltado, por su parte, algunas incongruencias en todo este tiempo. “¿Por qué le mandó esos mensajes tras el encuentro sexual cuando ella ya estaba en su casa y no tenía por qué volver a verle?”, ha preguntado al tribunal. El letrado también ha recordado que el día de la sesión, ella se quedó a dormir y a desayunar en el domicilio del fotógrafo y ha destacado que la mujer presentó la denuncia por agresión un año después de los hechos y que lo hizo después de que él le presentara otra por intromisión al honor por una publicación en Facebook de la mujer. En ella aseguraba que el matrimonio del acusado era “una farsa” y lo bautizaba como “follógrafo”. En los casos de agresión sexual, es posible que las víctimas denuncien los hechos tiempo después por motivos psicológicos.
El camino hasta llegar a la vista oral ha sido tortuoso. La primera jueza que se hizo cargo de la instrucción no vio indicios de agresión sexual y archivó el caso. La Audiencia Provincial obligó a reabrirlo tiempo después y fijó una fecha para el juicio. La Fiscalía sí encuentra veracidad en la narración de la mujer y por eso solicita siete años de cárcel por la agresión y orden de alejamiento tras el cumplimiento de la pena, al igual que la acusación de la mujer. El ministerio público ha resaltado que la denunciante sufre de estrés postraumático y que desde entonces recibe tratamiento psicológico. La mujer ha pedido declarar con biombo para no tener contacto visual con el acusado.
El fotógrafo está especializado en imágenes de Polaroid y ha recibido varios premios y publicado libros con su trabajo. En Instagram, la red en la que es más popular, cuenta con casi 22.000 seguidores. Muchas de las fotos muestran imágenes callejeras y nocturnas, pero también hay un número importante de fotografías de primeros planos de genitales cubiertos por objetos. El juicio quedó este martes visto para sentencia, que el tribunal dictará en los próximos días.
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