Falsos brókeres sin escrúpulos que se ríen de sus víctimas: la estafa de supuestas inversiones que arruina a pequeños ahorradores
Las alertas de chiringuitos financieros aumentaron un 31% en 2022. El último entramado desarticulado en Madrid tenía a la cabeza a un supuesto empresario de éxito detenido por primera vez hace 16 años
El teléfono se levanta en una oficina decorada con alfombras rojas, molduras de estilo griego, imitaciones de bustos clásicos, pomposas lámparas y cristaleras. En la entrada, un pretencioso logotipo de un león enmarcado por su cabellera. El que descuelga el teléfono es un veinteañero que nunca llegó a acabar los estudios de educación secundaria. Sin embargo, le asegura a su interlocutor que tiene un “máster en ciencias económicas y matemáticas exactas”. Se trata de una de las cientos de llama...
El teléfono se levanta en una oficina decorada con alfombras rojas, molduras de estilo griego, imitaciones de bustos clásicos, pomposas lámparas y cristaleras. En la entrada, un pretencioso logotipo de un león enmarcado por su cabellera. El que descuelga el teléfono es un veinteañero que nunca llegó a acabar los estudios de educación secundaria. Sin embargo, le asegura a su interlocutor que tiene un “máster en ciencias económicas y matemáticas exactas”. Se trata de una de las cientos de llamadas que hará en su jornada laboral dedicada a atrapar a pequeños ahorradores para inversiones falsas que acabarán por hacerle perder todo su dinero. A su alrededor, una docena de chicos de la misma edad con ansias de dinero fácil mantienen una actividad frenética en este chiringuito financiero ubicado en el centro de Madrid. A la cabeza del tinglado, un nombre que figura en los registros policiales, acusado de estafas como esta desde 2007. Se trata de L., un vecino de Pozuelo de Alarcón de 50 años con una fachada de emprendedor intachable.
El jefe de todo y su ejército de captadores han sido detenidos recientemente por la policía por un delito cada vez más frecuente: el de las estafas a través de chiringuitos financieros. Él empezó hace 16 años como uno más de esos comerciales que levantan el teléfono en busca de víctimas de la mañana a la noche y ha acabado dirigiendo las operaciones, según las investigaciones del Grupo IX de la Udef de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid. “Él y su mujer se mezclan con gente de mucho dinero, ellos viven de eso, de su imagen y su estatus. Al matrimonio le encantan los viajes, hemos contabilizado que han gastado 120.000 euros en 11 meses solo en las reservas de avión y de hotel, sin incluir todo lo que gastaban en las estancias. Croacia, Abu Dabi, la costa italiana, Suecia, Islas Canarias, dos viajes al Caribe...”, explican fuentes policiales. Este verano será menos movido, porque el juzgado les ha impuesto la orden de acudir a firmar dos veces por semana.
El modus operandi de este tipo de organizaciones es relativamente sencillo. Los clientes debían descargarse una aplicación móvil de inversiones en la que los falsos brókeres les indicaban las operaciones que debían llevar a cabo. Esos movimientos solo ocurrían en la pantalla del estafado, porque nunca se trasladaba a la realidad, pero el supuesto cliente podía ver la evolución de sus inversiones en tiempo real. En realidad, el dinero estaba depositado en una cuenta en el extranjero. Durante un breve periodo de tiempo, los falsos brókeres hacían a los usuarios colocar todo su capital en decenas de inversiones al mismo tiempo en operaciones muy arriesgadas. El resultado que el estafado veía en su móvil es que acababa perdiendo todo su dinero en la bolsa. En ese momento los cabecillas del entramado se repartían el botín y daban una comisión a los escalafones más bajos del entramado.
Los chiringuitos financieros son empresas que no cuentan con autorización para prestar su servicio en España y que operan con falsos brókeres. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha alertado del preocupante aumento de este tipo de organizaciones criminales que se aprovechan, sobre todo, de pequeños ahorradores. En 2022, la CNMV denunció la existencia de 2.083 chiringuitos financieros, un 31% más que el año anterior. “El centro de Madrid está lleno de oficinas como esta, que se montan para dar impresión de más fiabilidad. A los clientes les enseñaban las instalaciones para que se confiaran más”, explica el inspector jefe. Cuando alguna de las víctimas insistía en retirar su dinero, la convencían de no hacerlo poniéndole en contacto con un supuesto bróker, que contaba que había trabajado en el Banco de España y solo manejaba carteras de millones de euros. “Pero como favor, iba a asumir la cuenta del cliente enfadado”, apunta el inspector jefe.
Al cabecilla lo detuvieron cuando se encontraba en su chalet de Pozuelo desayunando un café con una tostada. A su mujer, a la que también consideran parte del entramado, cuando regresaba de dejar a sus hijos en el elitista colegio privado en el que estudian. “Ahora, ¿quién nos va a invitar a los cumpleaños infantiles?”, se preguntó cuando le ponían las esposas. “El jefe de todo tiene dos caras, con nosotros se muestra educado y con esa imagen de empresario, nos asegura que quiere facilitarnos toda la documentación. Pero tenemos información de que tiene una cara oculta, en la que amenaza y se enfada enormemente cuando un cliente quiere retirar el dinero antes de que ellos puedan quedárselo”, apunta el investigador que ha dirigido las pesquisas.
Los captadores eran los que contactaban primero con las víctimas a partir de bases de datos a las que habían accedido de forma ilegal. Cuando el interlocutor se mostraba interesado, pasaba a manos de los informadores, supuestos brókeres que acosaban a los que habían picado el anzuelo diariamente y de forma amenazante para que aportaran más y más dinero. “Vamos a invertir en plata, quieras o no”, se escucha en una conversación telefónica entre uno de los detenidos y un taxista. En lo más alto, L. que mantenía un acuerdo con otros presuntos estafadores de Chipre, que eran los que recibían realmente el dinero supuestamente invertido para después dividirlo a partes iguales. El líder escuchaba muchas de las conversaciones con las víctimas para corregir a sus subordinados y mejorar el engaño. “Esto es como el casino, haced que tenga todas las fichas invertidas y acabará perdiendo todo”, les explicaba a sus soldados financieros.
Junto al cabecilla, en España han sido detenidos 22 miembros del entramado y se han contabilizado, al menos, 30 víctimas. Algunas de ellas son reincidentes sin saberlo. Habían caído en las garras de alguno de los investigados hace años sin saber que las inversiones que habían hecho eran fraudulentas y en esta ocasión volvieron a contactar con ellas para desplumarlos todavía más. “Hay un hombre que en 2008 perdió 250.000 euros en lo que él creyó que fueron operaciones de bolsa que salieron mal. Esta vez ha perdido 30.000 y ha tenido que pedir créditos al banco para, él creía, comprar más acciones”, explica el inspector jefe. La policía ha intervenido cuentas con más de un millón de euros y se ha decretado el embargo de 13 inmuebles por valor de cinco millones.
La parte más sangrante de la estafa, es la burla a las víctimas. Los que actuaban como comerciales llegaban al punto de reírse de ellos cuando estos les llamaban desesperados por haber visto cómo sus ahorros de tantos años se esfumaban. “Los comerciales son chavales, casi todos del mismo barrio que iban animándose a unirse los unos a los otros. Uno le dice a otro que ese último mes se ha llevado 10.000 euros en comisiones, eso es lo que quieren, dinero fácil. En las intervenciones telefónicas nunca les vimos mostrar arrepentimiento o pena por sus víctimas”, explica el inspector jefe. Ninguno tiene formación económica, tan solo recibían en el momento de entrar en la organización un guion con lo que tenían que repetir y ellos mismos iban aprendiendo términos financieros con los que impresionar a sus clientes. Toda operación policial tiene sorpresas. En este caso, encontraron en el registro de la vivienda de uno de los detenidos una plantación de marihuana.
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