La acusada de asesinar a la presidenta de su comunidad limpió el piso a conciencia, pero quedaron restos de sangre

El juzgado ratifica la prisión provisional para la detenida del crimen de Carabanchel, que achaca la muerte a un golpe accidental de la víctima contra un mueble del baño

El portal del inmueble en el que supuestamente fue asesinada Pilar, la presidenta de la comunidad de vecinos.Foto: Patricia Peiró. | Vídeo: EPV

Se afanó en limpiar el piso hasta dejarlo reluciente, pero los análisis de la policía descifraron la verdad que ocultaban los litros de lejía. El baño y las estancias anexas del piso en el que presuntamente fue asesinada el lunes 27 de febrero Pilar M., la presidenta de la comunidad de vecinos de Carabanchel, estaban llenas de salpicaduras de sangre que serán claves para confrontar ...

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Se afanó en limpiar el piso hasta dejarlo reluciente, pero los análisis de la policía descifraron la verdad que ocultaban los litros de lejía. El baño y las estancias anexas del piso en el que presuntamente fue asesinada el lunes 27 de febrero Pilar M., la presidenta de la comunidad de vecinos de Carabanchel, estaban llenas de salpicaduras de sangre que serán claves para confrontar la versión de la muerte accidental que Marta C., la acusada del crimen, dio en su primera declaración, según explican fuentes cercanas al caso. Ambas mujeres vivían en el mismo rellano y habían quedado el día en el que Pilar falleció para solucionar unos problemas de deudas con la comunidad. El juzgado ha ratificado este lunes la prisión provisional para la mujer, de 34 años, por homicidio.

La detenida ingresó en la prisión de Alcalá Meco el sábado, cuando contó que la muerte de su vecina, de complexión menuda y que tenía 68 años, se había producido en su vivienda, pero de forma accidental. Según la mujer, se asustó al ver el cadáver y decidió deshacerse de él. Ella cuenta que habían quedado ese día para acudir a la sucursal de un banco cercano y aclarar unas deudas que la detenida tenía con la finca. Cuando se vieron, Pilar estaba en bata, según el relato de Marta, y le dijo que iba a cambiarse, tras lo que acudió a casa de la acusada. Cuando ambas estaban dentro, asegura la mujer, se golpeó en la cabeza con el mueble del lavabo, y ella afirma que oyó un “chasquido” y que sintió cómo exhalaba, algo que interpretó como que “había dejado de respirar”.

En ese momento, según su declaración, la metió en una maleta gris de ruedas y acudió a un Lidl a comprar productos de limpieza. Frotó la casa a conciencia y dejó la fregona en la casa, tras lo que montó la maleta con el cuerpo en un coche, fue a dejar dos juegos de llaves a su casera y se fue a su pueblo. Allí pasó los tres siguientes días tratando de deshacerse del cadáver, para lo que adquirió varios bidones de gasolina en diferentes ocasiones. En esos días que pasó en su pueblo, coincidió en sus idas y venidas con algunos de sus familiares, aunque asegura que en ningún momento sospecharon que sucediese nada extraño. Marta C. había trabajado cuidando ancianos en su pueblo, pero ahora estaba en paro. De hecho, en ese periodo de tres días, cuenta que le dio tiempo para acercarse a una localidad cercana a dejar su currículum en una residencia de personas mayores y también fue a otro municipio de la zona a “comprar bollos”.

Ella apunta a un corralillo del pueblo del que su familia tenía llaves como el lugar en el que apoyó la maleta en contra un muro y prendió con gasolina y cerillas que había cogido previamente de su casa familiar. En esa pequeña finca rodeada de muros, la policía trabajó durante varios días recogiendo muestras y hasta allí se desplazaron perros especializados en detectar acelerantes. Después, arrojó los restos a una escombrera a las afueras del pueblo.

El día de su detención, su casera le advirtió de que la policía había llamado preguntando por ella, ante lo que decidió regresar a Madrid, donde fue arrestada. Ambas mujeres vivían a apenas unos metros de distancia en el mismo rellano de un inmueble de Carabanchel y mantenían disputas por el pago de unas deudas a la comunidad, que Pilar le reclamaba desde que asumió el cargo de presidenta en noviembre. Durante todos estos días, la detenida se ha mostrado “imperturbable”, según varias fuentes.

La presunta asesina justifica el hecho de que tuviera una maleta con que iba a mudarse ese mes de febrero y que pretendía instalarse de nuevo en su pueblo de Toledo. El cadáver está en muy mal estado y es difícil, aunque no imposible, sacar conclusiones claras de cómo se produjo la muerte. Por eso, los restos de sangre hallados en varias estancias y, sobre todo, la forma en la que están distribuidos, será crucial para confirmar o refutar su versión de cómo murió Pilar. La investigación sigue en proceso y la policía aún tiene que indagar varios asuntos. Si contó o no con ayuda, sus movimientos en el pueblo, qué relación tenían víctima y presunta autora... Este lunes, la detenida se ha limitado a ratificarse en lo que ya declaró y ha guardado silencio, tras lo que ha regresado a su celda.

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