Almeida tira la toalla con los presupuestos: “Estamos trabajando en una prórroga”
El Ayuntamiento de Madrid, salvo sorpresa de última hora, contará en 2023 con las mismas cuentas municipales de 2022
Y, pese a todo, hay situaciones realmente cómicas en el pleno de Madrid. En mitad del ruido político de unos y otros, cuando la mayoría de concejales mira su móvil, cuando otros encienden su ordenador, cuando algunos salen a tomar un café, la calma reina por encima de los debates políticos, pero, cuando el alcalde toma la palabra, todos los ediles están presentes, firmes, expectantes, más aún si es a primera hora. Este martes por la mañana, cuando José Luis Martínez-Almeida ha criticado a Pedro Sánchez —menos de lo habitual, eso sí, solo seis veces en seis minutos— la bancada popular y de Ciud...
Y, pese a todo, hay situaciones realmente cómicas en el pleno de Madrid. En mitad del ruido político de unos y otros, cuando la mayoría de concejales mira su móvil, cuando otros encienden su ordenador, cuando algunos salen a tomar un café, la calma reina por encima de los debates políticos, pero, cuando el alcalde toma la palabra, todos los ediles están presentes, firmes, expectantes, más aún si es a primera hora. Este martes por la mañana, cuando José Luis Martínez-Almeida ha criticado a Pedro Sánchez —menos de lo habitual, eso sí, solo seis veces en seis minutos— la bancada popular y de Ciudadanos ha aplaudido a rabiar y, aquí la novedad, también un edil socialista. ¿Despistado? Quizá. Aunque está el patio de Sánchez... bastante revuelto últimamente. El caso es que este concejal ha aplaudido tanto, pero tanto, tanto, que incluso sus propios compañeros no entendían la hipotética equivocación. Con cierta guasa, y al ser avisado con un toquecito en el hombro de que, hombre, una cosa es un aplauso por error y otra diez o doce, todos se han echado a reír, que falta hace.
Ya entre las bambalinas municipales, no están siendo unas Navidades saludables para José Luis Martínez-Almeida. Algo resfriado, el alcalde de Madrid pretendía estos días atar en corto los presupuestos de 2023, el año electoral, llegar a las urnas con todas las cuentas de su mandato aprobadas, año tras año, un cuatro de cuatro, un balance muy positivo para cualquier político. Pero—siempre hay peros a la hora de echar las cuentas— las elecciones de mayo del año que viene ya están a la vuelta de la esquina. Las verdaderas cuentas están en el calendario: quedan menos de 160 días para las urnas. Y, por primera vez, Almeida ha hablado públicamente de que tanto él como su área de Hacienda están trabajando en una prórroga presupuestaria:
―No tenemos los votos necesarios.
Más Madrid, PSOE y Grupo Mixto, pese a rechazarlos por completo, presentaron este lunes más de 300 enmiendas, pequeñas modificaciones y ajustes a las cuentas que, a su juicio, serían muy buenas para la ciudadanía madrileña. Todas han sido rechazadas por PP y Ciudadanos. Sin mayorías a la izquierda, Almeida esperaba un movimiento de Vox, a quien fía su último año político y a quien le debe su bastón de mando. Vox, sin embargo, no presentó ninguna. Simplemente, se abstuvo. No mojarse ni estar en contra también forma parte del juego político capitalino: más aún si se comparten votantes.
La relación entre Javier Ortega Smith y el alcalde de Madrid nunca ha sido excelente. Críticas constantes entre ambos. Públicas. Privadas. Insultos. Ataques. El emisario de Santiago Abascal tiene entre ceja y ceja eliminar Madrid Central como sea. Si se retirara ―algo imposible judicialmente— dice que Almeida podrá contar al fin con sus añorados cuatro votos para aprobar las cuentas de 2023 y, prácticamente, para lo que quiera y pida. Almeida, sabedor de que esto es imposible, una quimera básicamente, pese a que él mismo basó su campaña electoral de 2019 en retirar cualquier vestigio de la alcaldesa de entonces, Manuela Carmena, y, más aún, con la supuesta permisividad de que todos los coches contaminantes pudieran circular por el centro como si no pasara nada, Almeida, ya convencido judicialmente de que Madrid Central seguirá, ha concedido este martes en el pleno un guiño a la formación de Abascal, buscando el ansiado sí a sus últimas cuentas: los transportistas que tengan una furgoneta con una etiqueta medioambiental de tipo B, casi 4.000 vehículos en la capital, tenían prohibido el acceso a Madrid Central a partir del próximo 1 de enero de 2023. Ya no. Podrán circular otros 12 meses.
El motivo es que así estaba fijado en la ordenanza medioambiental que se aprobó hace justo un año. Ahora bien, este martes, a través de una estratagema legal, PP y Ciudadanos han colado una modificación para estos coches mediante una enmienda a la ordenanza de limpieza, pese a que no se ha debatido de limpieza. Vox, sin embargo, ha pasado de largo:
―No haga trampas. Usted miente y se le da muy bien.
Javier Ortega Smith ha criticado duramente al alcalde. “Es usted un radical antidemócrata. No le voy a comparar con Pedro Sánchez, pero hay algo en que sí coincide: en la forma de hacer política. Sánchez llegó a La Moncloa mintiendo y usted, también con Madrid Central. Lleva muy mal ser alcalde”.
¿Y entonces? El equipo que rodea Almeida ahora está dividido, según cuentan varios de sus asesores. Algunos quieren ir a un pleno extraordinario de presupuestos para dejar en evidencia a Vox, que los madrileños, dicen, vean claramente cómo Vox se suma a la izquierda y, por tanto, no permite aprobar a los presupuestos del PP. Arañar y movilizar a sus votantes ante las elecciones que vienen. La otra ala, más prudente, entre la que se encuentran también varios concejales populares, prefiere no convocar nada. O dicho de otra manera: seguir los pasos de Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea, que también tenía fijado un pleno para aprobar sus presupuestos, pero que, tras el rechazo también de Vox, ha levantado la mano y se ha suspendido el pleno. Política. En todo caso, según cuenta un portavoz del área de Hacienda, si se celebrara un pleno extraordinario en el palacio de Cibeles sobre presupuestos sería la próxima semana.
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