Madrid, cada día más hispanoamericana: casi el 60% de los inmigrantes procede de la América que habla español
Crecen las comunidades de venezolanos, colombianos y centroamericanos mientras que menguan las de rumanos, chinos o marroquíes
La globalización ha devuelto a las grandes capitales europeas los rostros de su antiguo imperio. Londres es la casa en Europa de indios y paquistaníes, al igual que París lo es para los africanos francófonos y Madrid para los hispanoamericanos. En la capital de España esa conexión se está estrechando año tras año. Desde el martes la Comunidad de Madrid está celebrando por segundo año la proximidad del Día de la Hispanidad ...
La globalización ha devuelto a las grandes capitales europeas los rostros de su antiguo imperio. Londres es la casa en Europa de indios y paquistaníes, al igual que París lo es para los africanos francófonos y Madrid para los hispanoamericanos. En la capital de España esa conexión se está estrechando año tras año. Desde el martes la Comunidad de Madrid está celebrando por segundo año la proximidad del Día de la Hispanidad con un largo programa de festejos que esta vez durará ocho días y tuvo su plato fuerte este domingo con un concierto del colombiano Camilo en la Puerta de Alcalá. Es un reflejo de que la inmigración en Madrid es cada día más hispana, como muestran los números que ha analizado EL PAÍS.
Los hispanoamericanos llevan empujando al alza la inmigración desde 2015, cuando comenzó un nuevo flujo positivo de Madrid con el exterior. Los nacidos en Hispanoamérica eran a principio de 2022 el 58% de los inmigrantes en la Comunidad de Madrid (816.000 habitantes nacidos en países de la América hispanohablante de un total de 1,4 millones), mientras que en enero de 2015 representaban un 49% (561.000 de un total de 1,1 millones), según los datos de empadronamiento de la población nacida fuera de España. Se ha estancado o ha caído el tamaño de comunidades como la china, marroquí o rumana, pero han crecido de manera considerable los procedentes desde Venezuela, Colombia, Perú, República Dominicana y Honduras, entre otros.
Un hito que muestra este avance es que en 2020 los rumanos cedieron su puesto como la comunidad inmigrante más grande de esta región, un lugar que habían ocupado desde 2007. En 2021, fueron desbancados por los ecuatorianos y este año han sido los venezolanos quienes se han convertido en los más numerosos. Los venezolanos en Madrid, que eran solo 33.536 en enero de 2015, se han multiplicado por cuatro en cuestión de solo siete años hasta ser a principios de año 130.724.
Sorprende que la pandemia no haya ralentizado ese flujo procedente de Latinoamérica a pesar del golpe a la economía española y las restricciones de viaje que han seguido en vigor hasta hace muy poco: las conexiones aéreas regulares con Venezuela han estado suspendidas hasta enero de este año y los controles sanitarios en Barajas fueron levantados el 20 de septiembre. Es probablemente una señal de que la inmigración, que se disparó en España gracias a un largo período de bonanza a principios de siglo, seguirá creciendo a fuerte ritmo sin estar tan influida como antes por los vaivenes económicos. “Es una foto del futuro. La tendencia estructural a largo plazo es impepinable. Envejecemos y necesitamos mano de obra”, dice Gonzalo Fanjul, investigador en temas de pobreza y desarrollo en la fundación madrileña Por Causa. En la región de Madrid, donde residen 6,7 millones de personas, uno de cada cinco habitantes ha nacido fuera de España.
Vienen por las turbulencias económicas y políticas en sus países de origen, pero también porque España los necesita para solucionar la escasez de mano de obra en ámbitos como los cuidados a mayores, la sanidad, la construcción, el transporte o la hostelería. El Gobierno aprobó en julio una reforma del Reglamento de extranjería para facilitar la contratación en origen y el trabajo de los estudiantes extranjeros, lo que a buen seguro impulsará en la capital al boyante sector de los másters, que ha crecido gracias a los jóvenes latinoamericanos de las incipientes clases medias.
Los nichos de trabajo en España pueden estar influyendo en esta hispanización de nuestra población inmigrante: si en la gran oleada migratoria del bum del ladrillo era menos importante el idioma, ahora predominan los trabajos en el sector servicios. “Posiblemente muchas familias prefieren que sus cuidadoras sean latinoamericanas por la cercanía cultural”, apunta Fernando Gil Alonso, geógrafo en la Universidad de Barcelona. Según un estudio del sindicato UGT presentado en junio, a la región llegan más mujeres que hombres y los sectores en los que más trabajan son los del hogar y la hostelería.
Las ventajas legales también explican el ascenso de la inmigración de América. Los iberoamericanos, portugueses, andorranos, filipinos y guineanos solo deben residir legalmente dos años para solicitar la nacionalidad española, mientras que los procedentes de otros países necesitan diez años. Además, tienen menos barreras de entrada porque los nacionales de muchos países latinoamericanos pueden ingresar con visado de turista. Prueba de la influencia de esas facilidades es que el flujo procedente de Colombia se ha disparado desde que la Unión Europea firmó con ese país en diciembre de 2015 un acuerdo sobre exención de visados. En Madrid, los nacidos en Colombia han pasado de 82.453 en 2015 a 124.113 en 2022.
Preferidos a los europeos
Además, la tolerancia de la sociedad de acogida puede influir en este flujo procedente de América, según muestra un sondeo a nivel nacional que la Universidad de Comillas publicará próximamente y al que ha tenido acceso adelantado este periódico: el 23% de los encuestados respondió que los latinoamericanos son los inmigrantes hacia los que siente más simpatía, mientras que solo un 7,3% optó por los europeos y solo un 6,1% por los africanos, según Cecilia Estrada, directora de la cátedra de refugiados y migrantes forzosos de la universidad Pontificia Comillas. “Hemos descubierto que esa preferencia es independiente de que el encuestado sea de derechas o izquierdas”, añade. Los latinoamericanos también adoptan costumbres españolas de manera más rápida. “Necesitan menos tiempo para sentir como propia la cultura española, por ejemplo a la hora de unirse a las celebraciones de San Isidro o de cocinar en casa una tortilla de patatas”.
En cuanto a las comunidades que menguan, cada caso es diferente. La pandemia ha supuesto un retorno de muchos chinos a su país, probablemente por la sensación de inseguridad (han pasado de 57.472 en enero de 2020 a 52.767 dos años después). La población de rumanos lleva cayendo desde los años del pinchazo financiero en España (fueron 203.887 en 2011 y ahora son 121.124), en parte porque Rumanía experimentó un rápido crecimiento económico.
La hispanización migratoria también se observa en el conjunto de España, aunque en menor medida. Los nacidos en toda Hispanoamérica han pasado a representar en 2022 el 42% del total de los nacidos fuera de España (3,1 millones de un total de 7,5 millones), mientras que en 2015 eran el 36% (2,3 millones de un total de 6,1 millones). En Cataluña, el otro gran motor económico, viven más europeos, asiáticos y africanos. En algunos lugares de las costas predominan los jubilados de Europa.
Madrid aglutina a más hispanoamericanos en parte porque Barajas es el aeropuerto europeo con más conexiones con esa región. “Es la principal puerta de entrada a España y Madrid es una ciudad para trabajar. Barcelona tiene playa y por eso también atrae a otros perfiles como jubilados o jóvenes europeos”, dice Jenniffer Thiers Quintana, investigadora en la Universidad de Barcelona que ha estudiado las dinámicas migratorias en Madrid y Barcelona.
Es probable que sigan creciendo las comunidades hispanas en Madrid porque, como suele pasar con el fenómeno migratorio, los primeros inmigrantes tiran de familiares y conocidos formando enclaves étnicos. El sociólogo Tomás Páez, coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana, dice que una de las causas del aumento de venezolanos durante la pandemia ha sido el reagrupamiento familiar con personas de la tercera edad. “Hay personas que se trajeron a sus padres a España para que apoyen en casa y para que estén más seguros por si enfermaban con la covid”, apunta. Añade que todo indica que Madrid y España seguirán recibiendo venezolanos en el futuro próximo. La leve mejora de la economía venezolana no ha frenado el éxodo, que según sus cifras asciende a 7,3 millones: “Madrid es una economía dinámica y tienes la facilidad de la lengua. Por eso gente que salió de Venezuela hacia otros países está viniendo ahora acá”.
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