San Cayetano resurge entre chulapos y limonada
La fiesta en el barrio de La Latina, que inaugura la temporada de verbenas madrileñas, vuelve a animar la capital con el entusiasmo de los vecinos y las barras en las calles
Desde el lunes, la céntrica calle del Oso reluce con mantillas y guirnaldas. Normalmente poco transitada, en estas fechas se transforma en uno de los sitios favoritos de madrileños y turistas para sumergirse en las celebraciones de San Cayetano, en La Latina. Los vecinos han montado el tradicional altar en honor al santo justo donde una placa recuerda que este callejón icónico ganó el prestigioso primer premio de engalanamiento de calles, hace ya más de 30 años. Begoña Pérez, de 72 años, está sentada en los escalones que llevan al portal de su casa. “¿Vas a ir a lo de Emy?”, pregunta a una vec...
Desde el lunes, la céntrica calle del Oso reluce con mantillas y guirnaldas. Normalmente poco transitada, en estas fechas se transforma en uno de los sitios favoritos de madrileños y turistas para sumergirse en las celebraciones de San Cayetano, en La Latina. Los vecinos han montado el tradicional altar en honor al santo justo donde una placa recuerda que este callejón icónico ganó el prestigioso primer premio de engalanamiento de calles, hace ya más de 30 años. Begoña Pérez, de 72 años, está sentada en los escalones que llevan al portal de su casa. “¿Vas a ir a lo de Emy?”, pregunta a una vecina que pasa por allí. “Por supuesto, nadie va a faltar”, contesta la otra. “Lo de Emy” es un homenaje a Milana Rocío Vergara, artista y vecina conocida por sus actuaciones en la calle del Oso durante San Cayetano. Tras haber fallecido el año pasado, estas fiestas van a ser las primeras sin su voz en el barrio.
También van a ser las primeras tras dos años de pandemia, cuando a penas se pudo percibir el espíritu castizo por las calles de la capital. Con la celebración de esta fiesta, empiezan este jueves los 12 días de verbenas que comienzan con San Lorenzo y terminan con La Paloma, el próximo fin de semana. Después de un año de parón total, y otra edición marcada por las limitaciones de aforo y la prohibición de beber en la calle, este año no va a faltar nada.
Habrá limonada en los portales de las casas y cerveza en las barras de los comercios, que llevan días preparándose para aprovechar la última semana de ingresos antes de que la capital se vacíe por completo. Incluso aunque los festejos empiezan oficialmente el viernes con el pregón de Jorge Blas en la Plaza Vara del Rey, el recinto ferial en los alrededores de la plaza del Cascorro se llenará de gente desde este mismo jueves, en lo que los vecinos llaman “un botellón legalizado”. Para prevenir la venta ilegal de alcohol y los robos al descuido, el Ayuntamiento ha previsto un despliegue policial de 120 agentes municipales.
El Trébol Manchego, en la calle de Embajadores, es de los pocos que sirve cañas y tapas a mediodía. Su dueño, Jorge Martis, no descansa y vive con cierta emoción la vuelta a la normalidad. “Aún me acuerdo de mi primer San Cayetano, sin barra ni grifo. Solo con un bote de Casera”, comenta a los clientes sentados en las mesas. Un grupo de nostálgicos que recuerdan los años gloriosos de la primera de las fiestas de agosto, cuando a la celebración le acompañaba la buena voluntad de los participantes para dejar dormir a los vecinos. “Vamos, no te pongas así, que son solo tres días”, dice uno. “Me tomo esta y me voy, me volvéis a ver el lunes”, contesta el otro.
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