Almeida reaparece tras 72 horas y se desmarca ahora de la guerra del PP: “Mi compromiso es Madrid”

El alcalde de Madrid sigue vivo. Tras 72 horas desaparecido, José Luis Martínez-Almeida ha acudido este martes al pleno mensual del palacio de Cibeles. Visiblemente nervioso en los corrillos con los ediles populares, todos los focos, cámaras y miradas han estado puestas en el regidor madrileño. Su silencio de los últimos días ha sido atronador. En su entorno aseguran que ha estado afilando su discurso. Tanto, que no le dio tiempo este lunes a acudir al Comité Nacional del partido en Génova ―aunque sea él el portavoz nacional del PP—. En un momento donde hablar y posicionarse le colocaría en un...

El alcalde de Madrid sigue vivo. Tras 72 horas desaparecido, José Luis Martínez-Almeida ha acudido este martes al pleno mensual del palacio de Cibeles. Visiblemente nervioso en los corrillos con los ediles populares, todos los focos, cámaras y miradas han estado puestas en el regidor madrileño. Su silencio de los últimos días ha sido atronador. En su entorno aseguran que ha estado afilando su discurso. Tanto, que no le dio tiempo este lunes a acudir al Comité Nacional del partido en Génova ―aunque sea él el portavoz nacional del PP—. En un momento donde hablar y posicionarse le colocaría en un bando, él ha optado por el silencio.

Almeida sabe que está ante uno de los momentos más difíciles de su mandato. De hablar todos los días y varias veces ante la prensa, ha optado por encerrarse en su despacho. El giro ha provocado todo tipo de especulaciones y comentarios. ¿Apoya a Pablo Casado? ¿Pide la dimisión de Teodoro García Egea? ¿Cuándo va a abandonar la portavocía del PP? Silencio como respuesta.

El alcalde ha llegado poco después de las nueve de la mañana, se ha levantado de su asiento y ha activado el micrófono a petición de la oposición, que está con el colmillo entre los dientes. Más que nunca:

―No tenemos nada que esconder y ocultar. Nos debemos a los madrileños. Llegaremos hasta el final.

La tercera voz del PP en España aún guarda silencio sobre la guerra interna que mantiene su partido, de la que ha tratado de desmarcarse durante toda su comparecencia. “Me acusan de haber estado desaparecido, pero mi compromiso con el Ayuntamiento de Madrid está muy por encima de mi compromiso con el PP. Mi compromiso con los madrileños está muy por encima de mi compromiso con las responsabilidades orgánicas que tengo con mi partido. Mi compromiso siempre va a estar por encima de cualquier interés partidista que pudiera tener. Si no he tenido declaraciones públicas, es porque tenía este pleno”. Sin embargo, la jornada parlamentaria no supone ninguna gran medida para la ciudad. Atrás quedaron las polémicas ordenanzas de movilidad, de terrazas o el pleno de presupuestos.

Los 15 ediles populares apenas han aplaudido su comparecencia. Un hecho que está levantando todos los comentarios posibles en los corrillos municipales. En su entorno aseguran que él mismo lo había pedido: “Ha sido a petición expresa. El alcalde no quería interrupciones, solo hechos”. La estrategia, sin embargo, no ha funcionado mediáticamente. Los aplausos son un símbolo de unidad parlamentaria y, en estos momentos, los silencios han sido significativos. De hecho, en su segunda intervención, sí ha sido interrumpido por los suyos. Y varias veces, hasta de pie.

El todavía portavoz nacional del PP ―nadie duda ya de que dejará el cargo en las próximas horas, días o semanas; la cuestión es cuándo― ha pasado de puntillas por la crisis de su partido. “A nadie le es ajena la difícil situación de mi partido. No quería mandar ningún mensaje inequívoco a los madrileños. Yo les digo a los madrileños que di todas las explicaciones el jueves. Lo que ha sucedido ya lo expliqué. Todas las pruebas avalan la versión que dimos en un primer momento”. Sin embargo, aún quedan muchas dudas por aclarar. ¿Por qué dimitió Ángel Carromero, amigo personal y coordinador general de la alcaldía, si lo defendió ese mismo jueves por la mañana y por la tarde dejó el cargo?

La brecha en la crisis del PP le está haciendo mucho daño en lo político. Todo comenzó con el intento de espionaje a la presidenta madrileña que salió desde su equipo en el Ayuntamiento hace seis días. La historia que sacude ahora mismo los cimientos del principal partido conservador de España comenzó a mediados de octubre del año pasado y terminó en enero de 2022. Diversos colaboradores y trabajadores del Ayuntamiento de la capital ―al menos tres personas, tal y como desveló EL PAÍS el pasado jueves― urdieron un plan para investigar a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

La mayoría de estos trabajadores del Consistorio fueron colocados a dedo por la dirección nacional del PP. Se afanaron en buscar la prueba definitiva de que el hermano de la presidenta de la región, Tomás Díaz Ayuso, habría cobrado una mordida de 283.000 euros por un contrato de mascarillas con la Comunidad. La crisis en el Ayuntamiento fue de tal calibre que precipitó la dimisión inmediata de Carromero. Almeida ha dicho este martes que quiere llegar hasta el fondo del asunto. Apoyará la comisión de investigación solicitada por la oposición. La realidad es que no tiene otra opción. La llave la tiene Ciudadanos, que está tensando la cuerda de la coalición más que nunca. Se les ha ocultado información. Todos los ediles se enteraron por la prensa de que Almeida había iniciado una investigación por su cuenta para saber si el supuesto espionaje a la presidenta Ayuso era cierto. La investigación, sin embargo, consistió en dos llamadas con el detective de pocos minutos y en enviar a uno de sus concejales de máxima confianza a preguntar si estos hechos eran cierto. Los supuestos implicados dijeron que todo era falso. Y se cerró el caso en silencio.

El jueves, tras la publicación de estos hechos, la vicealcaldesa, Begoña Villacís, de Ciudadanos, convocó a los medios. “Me he enterado por la prensa y, con posterioridad, he recibido la llamada de Almeida. Se me ha ocultado información. Iremos hasta el final”. Parte de los 11 concejales de Cs están muy molestos con sus socios del PP. Es más, en las últimas horas se están produciendo llamadas con la oposición. Nadie habla de una moción de censura, pero se habla, claro que se habla. Sin embargo, por el momento, solo es eso: habladurías.

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