Carromero, el ‘fontanero’ de Casado y Almeida en el PP: “Me voy para no poner en riesgo el Ayuntamiento”

―Por favor, por favor. ¡Quítese de ahí!

Ángel Carromero, visiblemente nervioso, lanza órdenes de un lado para otro en el parque Eva Perón de Madrid. Insiste a los asistentes de un acto del PP madrileño que desfilen sí o sí por una de las entradas del recinto. “Lo digo en serio, por favor. ¡Es por aquí!”. De pronto, una cámara araña, como la que cruza el Bernabéu de lado a lado los días de partidos, desfila por los aires. “Es muy buena”, explica uno de los técnicos, que asegura que su alquiler no llega a 1.000 euros. El objetivo aéreo causa tanta sorpresa que hasta la secretaria general ...

―Por favor, por favor. ¡Quítese de ahí!

Ángel Carromero, visiblemente nervioso, lanza órdenes de un lado para otro en el parque Eva Perón de Madrid. Insiste a los asistentes de un acto del PP madrileño que desfilen sí o sí por una de las entradas del recinto. “Lo digo en serio, por favor. ¡Es por aquí!”. De pronto, una cámara araña, como la que cruza el Bernabéu de lado a lado los días de partidos, desfila por los aires. “Es muy buena”, explica uno de los técnicos, que asegura que su alquiler no llega a 1.000 euros. El objetivo aéreo causa tanta sorpresa que hasta la secretaria general del PP en la región, Ana Camins, sube las escaleras de la entrada del recinto, mira al cielo y suelta a sus acompañantes: “¿Y esto?, ¿nos han puesto una tirolina?”. Podría ser. Con el PP nunca hay que descartar nada. Y más en los últimos tiempos.

El encargado de dirigir cualquier acto de protocolo o electoral en el Ayuntamiento es, precisamente, Carromero: hasta ayer. El también coordinador general de la alcaldía de Madrid ha vivido las últimas 48 horas pegado al teléfono. El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, lo llamó pasadas la media tarde de este miércoles. Pidió explicaciones. Exigió conocer hasta el último detalle de los acontecimientos de la última trama que sacude al PP nacional y madrileño, unas supuestas investigaciones contra la presidenta Isabel Díaz Ayuso que parten, precisamente, del Ayuntamiento de Madrid e implican a su familia. La conversación entre Carromero y Almeida se produjo en un tono cordial, según fuentes conocedoras de la misma. Y terminó con la dimisión de Carromero, que se convierte así en la primera víctima política de la guerra abierta entre el PP nacional y el de Madrid.

En una breve conversación telefónica con este periódico, asegura que él no está detrás de ninguna de estas informaciones. “Si hubiera algo mío, lo habrían publicado. Que los saquen, que lo saquen”.

―¿Por qué entrega su cabeza al alcalde entonces?

―Me voy para no poner en riesgo el Ayuntamiento, sabiendo que ninguna de las acciones que dicen que he hecho lo he hecho.

― Con esto queda en evidencia que ha podido estar detrás...

—Yo no tengo que demostrar qué he hecho. Que lo muestren.

En la mañana del jueves, Almeida declaró en una rueda de prensa en el palacio de Cibeles ―pero solo en calidad de alcalde y no como portavoz del PP― que había hablado con Carromero en diversas ocasiones en los últimos días y que este le había negado cualquier tipo de gestión sobre Isabel Díaz Ayuso o sus familiares. Por la tarde, tras la publicación en El Confidencial de que unos supuestos enviados de Génova también investigaron al exmarido y a un exnovio de Ayuso, Almeida llamó a Carromero y este presentó su dimisión.

Carromero, de 36 años, liberado del partido desde los 23 años, procede de una familia sin apuros económicos. Su madre poseía un gimnasio en el barrio de Salamanca y sociedades dedicadas a comercializar productos de belleza. Vive desde hace unos años en un piso de un distrito acomodado, el de Retiro, y se empeñó desde joven y con ganas en el trabajo de partido. Su carrera política era aún muy plana, pero su nombre se llegó a barajar para presidir Nuevas Generaciones en Madrid, aunque, según fuentes del PP, los partidarios del entonces todopoderoso presidente madrileño Ignacio González le pusieron múltiples zancadillas.

Prisión en Cuba

La vida de Ángel Carromero se hizo pública cuando fue condenado a cuatro años de prisión por la muerte de los disidentes cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero en un accidente de tráfico, cuando él conducía, ocurrido en julio de 2012 en la isla caribeña. En aquellas fechas, Carromero era un cachorro emergente del PP apadrinado por José María Aznar y Esperanza Aguirre.

Algunas fuentes del PP sostienen que este mismo viaje tendría que haberlo hecho Pablo Casado, pero no pudo. “Tras este suceso, Casado le entrega a Carromero su lealtad”, subrayan.

Siempre ha contado con el apoyo de Casado, amigo y mentor ―que se convirtió en el portavoz de la familia cuando el accidente mortal en Cuba—, hoy líder del PP nacional y anterior dirigente de la organización juvenil en Madrid. El partido se volcó con él a su vuelta de Cuba. Hasta Esperanza Aguirre fue a visitarlo a Segovia.

Carromero estuvo preso seis meses en las cárceles cubanas y fue condenado a cuatro años de prisión por la “conducta imprudente” que causó la muerte de los disidentes. Ya en España escribió el libro Muerte bajo sospecha. Ahora, con Almeida como regidor desde 2019, era el coordinador general de la Alcaldía. “Él tiene un hueco en el corazón de la última planta de Génova”, subraya una fuente del Ayuntamiento que le conoce muy bien. “Se mueve en las cercanías. Intenta ser el más aplicado. Es el enlace con Génova”.

Aguirre, sin embargo, dio por rota su amistad hace unos meses. “Es una persona que nadie ha apoyado como le he apoyado yo cuando nadie le conocía”, contó durante una entrevista en La Sexta este jueves. “Le presenté su libro. Para mí ha sido una enorme decepción. Me alegro de que haya dimitido y espero que dimita de todos sus cargos también”.

Anoche, en la conversación con este periódico, Carromero anunció que se iba a tomar unos días de descanso y, después, meditaría sobre su futuro dentro del partido.

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