Tatuajes y cicatrices para entender la ciudad
El proyecto Memento presenta una exposición transmedia en la que se analiza la narrativa urbana a través de la piel
Datos, viajes, desarraigo, estímulos. Para el proyecto Memento, el exceso de esos elementos, vinculados inevitablemente “a la generación millenial”, impiden a los jóvenes aferrarse a un lugar. “El único espacio físico que nos queda es nuestro propio cuerpo y por eso lo modificamos, tenemos tatuajes que a su vez son identidad”, comenta Helena Gallego (Guadalajara, 29 años) una de las integrantes del grupo que, junto a Niko Barrena (Madrid, 28 años) presenta en Veranos de la Villa su exposición transmedia ...
Datos, viajes, desarraigo, estímulos. Para el proyecto Memento, el exceso de esos elementos, vinculados inevitablemente “a la generación millenial”, impiden a los jóvenes aferrarse a un lugar. “El único espacio físico que nos queda es nuestro propio cuerpo y por eso lo modificamos, tenemos tatuajes que a su vez son identidad”, comenta Helena Gallego (Guadalajara, 29 años) una de las integrantes del grupo que, junto a Niko Barrena (Madrid, 28 años) presenta en Veranos de la Villa su exposición transmedia Tatuar es cicatrizar juntas. “Las dos somos arquitectas y docentes. Esta creación artística es una mediación vecinal que intenta abrir preguntas sobre los tejidos sociales de los barrios a través de quienes habitan en ellos y sus tatuajes”, añade Barrena.
El centro cultural Conde Duque acoge este viernes y sábado, de 19 a 21, las voces de personas por qué decidieron decorarse con tinta, o qué hay tras cualquier huella impresa en sus pieles. Las palabras salen de un muro, y el asistente tiene que acercar la oreja a la pared gris para entender los susurros. Por la otra cara también se puede escuchar, aunque la superficie en ese caso está decorada por fotografías de algunos tatuajes. La entrada es gratuita hasta completar el aforo de la sala de bóvedas, un espacio amplio que se mantiene a oscuras. La única luz es la de un tubo rojo que atraviesa toda la estancia a modo de cicatriz. La pieza rodea la pantalla donde se proyectará un vídeo sobre una mirada al pasado, un encuentro con el presente y una propuesta hacia el futuro desde los tatuajes y sus narrativas, que componen el archivo emocional de Madrid. Esta parte de la exposición llega hasta otra de las zonas, donde se desarrollará una performance, en la que Gallego tatuará en directo.
El proyecto nació gracias a un aprendizaje, un espacio y una convocatoria. Gallego comenzó a grabar esos dibujos en las fiestas, y se topó nueva forma de compartir la intimidad: “Se generan situaciones especiales, densas, de cuidados, al encontrarte con gente que desconoces”, cuenta. Coincidió con Barrena en Carnicería, una oficina que comparten profesionales de diversas disciplinas. Más tarde esta unión artística se materializó con una convocatoria en Matadero, en 2019, en la que reunieron a los vecinos de Arganzuela para averiguar por qué la gente opta por marcar su cuerpo. Después lo hicieron en Carabanchel. “La cicatriz te sucede y un tatuaje lo eliges. Tienen el mismo proceso biológico, pero no todo lo que pasa te deja huella”, comenta la tatuadora.
Gracias a esos encuentros, han podido analizar una rica variedad de motivos, que van desde lo superfluo a lo metafórico. “Lo hacen porque les gusta estéticamente, porque tiene un significado increíble, porque lo han hecho borrachos y tiene sentido dos años después —actúa como oráculo—, porque es sanativo, como símbolo de un padre que murió”, define Barrena, este miércoles junto a su compañera, mientras hacen un descanso del montaje en el centro cultural. Van con ropa oscura y en sus brazos se ven los trazos que han elegido para sus cuerpos. Horas después, en un ensayo general, regalarán una sesión de nuevos tatuajes a los asistentes curiosos que quieran comprender lo que significa Memento.
A través de esa conversación captan cómo se mueven ellos por la ciudad. “La arquitectura y urbanismo no son solo es construir, sino visibilizar realidades en un segundo plano”, definen. Les parece simplista reducir la ciudad al límite municipal, lo consideran como algo flexible. “A través de las cicatrices y los tatuajes podemos rescatar esa información y hacer una radiografía de cómo funciona. Por ejemplo, la gente que vive en Vallecas, pero que curra en Chamberí, quizás entiende más ese barrio. La cárcel de Carabanchel está en Aluche”, puntualiza Barreno. Se muestra crítico ante la imposición de cartografías rígidas e inamovibles: “Esas contradicciones evidencian que la arquitectura y urbanismo no está entendiendo cómo funciona la calle y los cuerpos”.
Para enfrentarse a ese control institucional quieren aportar una visión emocional. Su objetivo es crear “un archivo digital del patrimonio emocional de Madrid”. Perciben un cuidado meticuloso por lo tangible y quieren añadirle la variedad de lo intangible: ”Será una cartografía, aural y gráfica a través de fotografías de tatuajes pieles y relatos asociados”. Todo bajo una premisa clara: mostrar diversidad.
Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.