Teatralia Circus anima con acrobacias, malabares y danza el segundo verano de la pandemia en Madrid

La periodista Lola Lara lleva 16 años mimando la programación de Teatralia, el festival para público infantil y juvenil de la Comunidad de Madrid que en marzo cumplió su 25ª edición a lo grande, con 150 funciones y 30 espectáculos. Desde hace cinco años, a Teatralia le nacen hijos en verano, unas extensiones que fueron al sol, al hacerse al aire libre, o de oro, al dedicarse al teatro clásico. En esta ocasión, ha centrado su mirada en el circo por segunda vez consecutiva. “Nos comentaban que el festival era muy bueno...

La periodista Lola Lara lleva 16 años mimando la programación de Teatralia, el festival para público infantil y juvenil de la Comunidad de Madrid que en marzo cumplió su 25ª edición a lo grande, con 150 funciones y 30 espectáculos. Desde hace cinco años, a Teatralia le nacen hijos en verano, unas extensiones que fueron al sol, al hacerse al aire libre, o de oro, al dedicarse al teatro clásico. En esta ocasión, ha centrado su mirada en el circo por segunda vez consecutiva. “Nos comentaban que el festival era muy bueno, que dejaba el listón muy alto, pero que el resto del año la programación quedaba coja, pobre”, comenta Lara sobre los motivos por los que nació este ciclo estival.

El verano pasado, el primero pandémico, los espectáculos “sí o sí” tenían que ser en la calle, por lo que se celebraron en el castillo de Manzanares el Real y en la sede de la Fundación Orquesta y Coro de Madrid, en Hortaleza. Pero este verano, una vez pasado, toquemos madera hasta quedarnos pegados, lo peor, “se ha vestido de largo” y se ha trasladado a los Teatros del Canal. “Me gusta ir probando distintas cosas, ver cómo reacciona el público”, subraya a directora del festival.

En la programación de Teatralia Circus, que arrancó el fin de semana del 24 de julio y que concluirá el del 15 de agosto, Lara propone una actualización del lenguaje del circo en el que magia, acrobacias, aéreos, malabares y equilibrios se fusionan con la danza contemporánea y el teatro físico. Y todo ello a unos precios popularísimos: entre 5 y 9 euros. Son en total cuatro compañías con cuatro espectáculos, uno por fin de semana, que se estrenan el sábado y se repiten el domingo, tres de ellos en la sala roja ―la más grande― y uno, el que cierra, en la verde.

El ciclo, con tres propuestas españolas y una francesa, arrancó con el humor surrealista de la Compañía Puntocero, continuará con la reconstrucción de las emociones de La Gata Japonesa y las acrobacias imposibles de Cirque Entre Nous, para terminar con el clown español más internacional, el poético Leandre Ribera.

“Se trata de un circo de mediano formato, de un circo escénico o contemporáneo”, advierte Lara a los que puedan estar pensando en el circo de su infancia o en los fastuosos espectáculos de Le Cirque du Soleil. “Son espectáculos que tienen un tratamiento técnico idéntico al teatro y una aproximación a la danza contemporánea muy rotunda. Compaginan baile con teatro físico y no son una sucesión de números de distintas disciplinas, sino que tienen un hilo conductor dramatizado”, profundiza. Y son, subraya Lara, “propuestas muy gestuales para todos los públicos, ocio de calidad para compartir en familia”.

La periodista aprovecha para animar a los padres a llevar a sus hijos al teatro desde bien pequeños, ya que les aporta la maravilla que le aporta a cualquier persona de cualquier edad, con la ventaja de que su cerebro no está compartimentado ni es rehén de la ortodoxia, por lo que “están abiertos y tienen una permeabilidad, una expresividad y una capacidad de elaboración artística muy superior a la de un adulto”. “Como decía Piri Thomas, todos los niños nacen poetas”, recuerda.

Abrió fuego el fin de semana pasado ¿Y ahora qué?, de Compañía Puntocero, en el que “dos mujeres jóvenes y una casi septuagenaria se interrogan sobre los distintos aspectos de la vida, desde la vejez a la maternidad, pero sin diálogos, con acrobacias y danza”. La obra fue “fenomenal”, con buena acogida y el público puesto en pie.

Este fin de semana es el turno de Los viajes de Bowa, el segundo espectáculo de la compañía madrileña La Gata Japonesa. Cuenta la historia de Bowa, una nómada huérfana de raíces y sueños que encuentra un mensaje en una botella y emprende un viaje de esos que nos gustan tanto y nos cambian para siempre, los iniciáticos.

Es una obra unipersonal “muy bella, poética y sugerente”, en la que se reconstruyen los estados emocionales de la protagonista a través de malabares, magia, equilibrios y acrobacias aéreas. La actriz y bailarina, Elena Vives, “fue premiada por uno de los números que contiene esta obra y en el que danza sobre unos cuellos de botella”. ¿Y no se rompen? “Lo que no sé es cómo no se rompe ella los tobillos”, se maravilla Lara.

Los franceses Cirque Entre Nous presentarán, el 7 y 8 de agosto, Le Grenier, mal traducido como El ático, porque debería ser, en opinión de la directora del festival, la buhardilla o el desván, ya que “se desarrolla en un espacio repleto de objetos de la memoria de los que se rescatan episodios del pasado”.

Teatralia Circus se cierra el 14 y 15 de agosto con un homenaje al payaso, pero nada que ver con los de la tele, sino con una revisitación del clown clásico, el cara blanca, de la mano de Leandre Ribera con Rien à dire, un espectáculo “muy bello”. “Tras el dolor, la desazón y las limitaciones de la pandemia, necesitamos un poco de humor, pero humor elegante y poético”, reflexiona en voz alta Lola Lara, que se niega a elegir su obra favorita del ciclo. “Siempre digo que no me hagan elegir entre mis hijos, es imposible, son muy distintos pero todos excelentes”, concluye.

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