Los pucheros solidarios de Malasaña

El cineasta Juanjo Castro documenta la iniciativa de los vecinos del barrio madrileño durante la pandemia

El cineasta Juanjo Castro el lunes en una de las calles del barrio Malasaña de Madrid. Foto: Inma FloresINMA FLORES (EL PAIS)

En pleno confinamiento, en marzo de 2020, personas anónimas del barrio de Malasaña decidieron ayudar al creciente número de personas que no tenían nada para comer. El cineasta Juanjo Castro lo ha querido reflejar en el documental La fuerza de un barrio, protagonizado por aquellos que se hicieron fuertes de manera altruista en la adversidad y que desembocaron en la red de apoyo vecinal Malasaña Acompaña. Esta película, que se proyectará el vierne...

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En pleno confinamiento, en marzo de 2020, personas anónimas del barrio de Malasaña decidieron ayudar al creciente número de personas que no tenían nada para comer. El cineasta Juanjo Castro lo ha querido reflejar en el documental La fuerza de un barrio, protagonizado por aquellos que se hicieron fuertes de manera altruista en la adversidad y que desembocaron en la red de apoyo vecinal Malasaña Acompaña. Esta película, que se proyectará el viernes a las 20.30 en el Cine Conde Duque Verdi, sirve como ejemplo de lo acontecido en otros barrios de la capital.

La idea inicial era contar las consecuencias económicas que trajo el virus, pero admite que se encontró con gente muy interesante y tuvo que cambiar el enfoque: “Hubo muchas personas que de manera totalmente altruista empezaron a hacer sus iniciativas para ayudar a los que no tenían nada”. Uno de ellos era Adrián Rojas, vecino de Malasaña y dueño del establecimiento Casa 28, que preparaba grandes ollas para dar de comer gratis a aquellas personas que lo necesitaban. “Es un restaurante pequeño y no daban abasto porque llegaban a dar unas 300 comidas al día”, indica Castro. Para llegar a más gente decidieron dar comida cruda a algunos voluntarios para que una vez cocinada, la volviesen a llevar para repartirla a los que más lo necesitaran.

Al cineasta le sorprendió tanto la actitud de Rojas que supo que tenía que contar su historia, pero en aquel momento no sentía fuerzas para reflejar lo que pasaba en tiempo real. Sin embargo, sí que se le quedaron las ganas de hacerlo y la oportunidad llegó el pasado diciembre: “Mi trabajo me lo permitió y como no me gusta estar quieto decidí emprender el proyecto”. Lo primero que hizo fue conocer al cocinero y a partir de ahí a otras personas que también hicieron mucho por el barrio como Lola Beneyt, dueña de El Lugarcito en Noviciado, o Andrés Español uno de los creadores del movimiento vecinal Malasaña Acompaña que se reúne en la Casa del Cura y se enfrentan al desalojo.

Fotograma del documental 'La fuerza de un barrio' que muestra a Lola Beneyt, dueña del restaurante 'El Lugarcito' con el menú del día.

Castro ya ha retratado el barrio en otras ocasiones como el que hizo sobre la noche malasañera. En esta ocasión ha repetido escenario para abordar la solidaridad vecinal en tiempos del coronavirus. “Ha sido el documental más social que he hecho. En el primero que hice me dijeron que el barrio tiene un entramado social muy importante y me he dado cuenta de ello”, señala el cineasta. La fuerza de un barrio muestra ese entramado gracias al trabajo de estas personas anónimas que se unieron para crear un proyecto que culminó en la aparición de la organización Malasaña Acompaña.

La cinta también hace una crítica a la administración por la falta de ayuda. “En el momento que personas anónimas se tienen que juntar para dar de comer a otras personas, quiere decir que las instituciones, a todos los niveles, lo ha dejado de hacer. En este caso el Ayuntamiento no ha llegado y ha dejado de lado a los desfavorecidos”, opina Castro. Tampoco entiende el cierre de algunas redes vecinales como la Casa de Arganzuela, la de Chamberí o a propia Casa del Cura que tiene una orden de desalojo: “Estos centros sirven como almacén y se ha visto que son necesarios porque hacen una labor humanitaria básica. Eso debería estar por encima de cualquier ideología política y partido. Si la administración no ayuda, por lo menos que dejan que lo haga la gente”.

La película está construida a base de entrevistas, vídeos y fotografías de personas anónimas que grabaron durante la pandemia. Algo en lo que coinciden todos los protagonistas del documental es la unión del barrio, sin embargo, Castro es un poco más negativo en ese aspecto y considera que no va a cambiar nada a largo plazo: “Cuando los problemas se enquistan se pierde la noción y la gente se vuelve más insensible y colabora menos porque lo ven algo natural”.

Castro no cree que sea pronto para tratar este tema porque lo que hace es destacar la parte positiva que ha tenido la pandemia y la solidaridad del barrio. Está orgulloso de que el documental se pueda ver en pantalla grande, pero aun así no descansa y ya ultima otro proyecto con el barrio como protagonista: “Estoy produciendo un documental sobre los años 90 en Malasaña donde explico la transformación del barrio y la gentrificación”.

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