La gran epopeya madrileña

Esto no van a ser unas elecciones, esto va a ser otro mayo para el recuerdo de las generaciones venideras

Isabel Díaz Ayuso (d), acompañada por el exvicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado (2d), saludaba en diciembre a la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio (i), a su llegada al acto de inauguración del hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal.Chema Moya (EFE)

Y nosotros en las berzas. Resulta que en Madrid se va a librar una batalla decisiva para el destino de nuestras vidas y parece que aquí nadie se había enterado. Presten atención a lo que dicen nuestras autoridades, que no es una broma. Esto no van a ser unas elecciones, esto va a ser una epopeya histórica, otro mayo para el recuerdo de las generaciones venideras, en que los madrileños están llamados a sacar su vena más heroica y ...

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Y nosotros en las berzas. Resulta que en Madrid se va a librar una batalla decisiva para el destino de nuestras vidas y parece que aquí nadie se había enterado. Presten atención a lo que dicen nuestras autoridades, que no es una broma. Esto no van a ser unas elecciones, esto va a ser una epopeya histórica, otro mayo para el recuerdo de las generaciones venideras, en que los madrileños están llamados a sacar su vena más heroica y hacer frente a la amenaza cierta de la opresión.

Si usted cree que lo que se va a dirimir en las urnas es simplemente quién gestiona la sanidad, la educación o los transportes, es que no se ha enterado de nada. Esto tiene aires de choque de civilizaciones. Está en juego ni más ni menos que “Madrid pierda su libertad”, nos ha avisado la presidenta con toda la gravedad que requiere el caso. El dilema es dramático: “Socialismo o libertad”. California o Corea del Norte, los soleados bulevares de Miami o las tenebrosas mazmorras del castrismo.

Enfrente, ha ilustrado la presidenta, estarán los que quieren “imponernos cómo vivir y cómo pensar”, los mismos que no ven llegado el momento de “cerrar los comercios y la hostelería”. Nótese bien esto último, es muy revelador de hasta dónde han ido conquistando espacios los enemigos de la libertad. Porque eso tan bolivariano de cerrarlo todo ha acabado penetrando como otro virus en las mentes de quienes se esperaba que ejerciesen también de guardianes del libre comercio y, en cambio, han sucumbido al populismo de los consejos científicos. Ahí tienen arruinando sus economías a los demás Gobiernos regionales del PP en España o a los liberales franceses, los demócrata cristianos alemanes e incluso -cómo se revolverá en su tumba Lady Thatcher- los conservadores británicos. Quedaba Trump y le han robado las elecciones. Solo resiste una lejana antorcha de esperanza en el Brasil de Bolsonaro, otro gran amante de la libertad.

Esta es ni más ni menos la misión histórica que se ha echado a la espalda el Gobierno madrileño y a la que estamos llamados a alistarnos. Si no fuera porque proviene de la jerga progretotalitaria, dan ganas de remedar aquella frase de Rosa Luxemburgo, “socialismo o barbarie”, para darle la vuelta y tornarla un lema de campaña: Ayuso o barbarie.

Para mostrar a los ciudadanos lo trascendental de la elección, Teodoro García Egea, secretario general del PP, se acogió a una fórmula más clásica: “O el Partido Popular o el caos”. Siempre que escucho esa frase es inevitable que me venga una vez más a la cabeza la célebre viñeta del viejo Hermano Lobo, “semanario de humor dentro de lo que cabe”:

-¡O nosotros o el caos!- arenga un orador a la muchedumbre.

-¡El caos, el caos!- responde la multitud.

-Es igual -replica el orador-. También somos nosotros.

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