Un guerrero en lucha por el flamenco

El bailaor Eduardo Guerrero presenta un espectáculo en el Gran Teatro Bankia Príncipe Pío que incluye un homenaje a las mujeres de su vida

El bailaor Eduardo Guerrero, en el Gran Teatro Bankia, en Madrid.Samuel Sánchez

El artista Eduardo Guerrero (Cádiz, 37 años) está muy agradecido a su abuela porque con seis años le compró sus primeros zapatos para bailar. Después, se ha cruzado con otras mujeres en su vida, como amigas o profesoras, que le han abanderado y hecho crecer artísticamente. Por eso ha querido hacerles un homenaje que estrenará este viernes 12 de marzo, y que repetirá el próximo 30 de abril, en ...

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El artista Eduardo Guerrero (Cádiz, 37 años) está muy agradecido a su abuela porque con seis años le compró sus primeros zapatos para bailar. Después, se ha cruzado con otras mujeres en su vida, como amigas o profesoras, que le han abanderado y hecho crecer artísticamente. Por eso ha querido hacerles un homenaje que estrenará este viernes 12 de marzo, y que repetirá el próximo 30 de abril, en el Gran Teatro Bankia Príncipe Pío de Madrid. Se trata de un espectáculo que lleva por nombre su bélico apellido, con el que muestra una lucha sentimental alejada de la violencia a través del baile y el flamenco.

El gaditano lleva más de un año de trabajo preparando Guerrero, cuyo nombre es también un guiño a todas esas mujeres que quería homenajear. “Ellas me llamaban siempre por mi apellido. Suerte que tenga mucho significado”, dice el bailaor. De ese concepto surgió la frase “La mejor victoria es vencer sin combatir”, con la que define esta nueva propuesta. “La fuerza no es combatir, es cobardía. Hay que enfrentarse a los problemas y cuando algo está negro convertirlo en blanco. Es una lucha de sentimientos”.

Cuadro 'Lucha de san Jorge y el dragón' de RubensMuseo del Prado

En Madrid es la primera vez que presenta Guerrero, sin embargo ya hizo una mención a este espectáculo cuando actuó en el Museo del Prado en septiembre de 2020, junto a otros artistas, en una campaña para impulsar la cultura. Los participantes tenían que elegir una obra de la colección de la pinacoteca madrileña con la que se sintieran representados. Él escogió Lucha de san Jorge y el dragón (1606-1608), del barroco Pedro Pablo Rubens, que representa un soldado en su caballo que se enfrenta a este ser fantástico. “Creo que era una imagen que estamos viviendo ahora. Ese dragón que nos intenta comer, pero nosotros luchamos ante ese bicho que no conocemos. También se identifica con la vestimenta del cuadro, donde el protagonista lleva falda y no tiene por qué ser femenina, ya que no entiende la vida dividida por géneros.

El bailaor es el menor de tres hermanos, lo que le ha acostumbrado a ir abriéndose un nuevo camino entre los referentes que le han dejado otros que llegaron antes. Por eso, disfruta del flamenco más puro hasta la elaboración de la danza más contemporánea. “Mi estilo ha sido una constante evolución. En esta profesión se elabora un camino hasta el final. Estas son etapas que vivo, pero me queda mucho por crear. En mis espectáculos intento lanzar un mensaje social”, señala. En la actualidad, le interesa la danza porque es un arte vivo y en continuo crecimiento: “Me apasiona vivir en una profesión que se reinventa y crece porque me hace tener sueños, inquietudes y descubrir cosas que nunca había pensado que iba a vivir”. Este amor por el arte le ha llevado a ganar premios como el Desplante del Festival de La Unión y el Premio del Público del Festival Jerez.

Sobre el escenario de Príncipe Pío estará acompañado con el cante de las también gaditanas Anabel Rivera, Pilar Sierra y Samara Montáñez, que le han acompañado en muchas ocasiones: “No tienen que estar estáticas en el escenario y no tienen ningún papel establecido. Así que, a veces, dos personas conviven con el mismo rol. Así mezclan el papel de madre, abuela, amiga o maestra. No se trata de teatralizar la escena, sino humanizarla. Por eso somos artistas”. A esa simbiosis se le añadirá la munición musical que aportan las guitarras de Javier Ibáñez y Juan José Alba.

La actuación del Prado evidenció uno de los graves problemas que afronta la danza y la razón por la que muchos tablaos flamencos cierran en Madrid. “Nos dimos cuenta de que solo vivíamos del turismo externo y habíamos olvidado a la gente de aquí”, señala Guerrero. Por eso, desde fuera de España, el género se ve con mucho cariño y admiración. Para preservarlo dentro del país, cree que son necesarias ayudas económicas por parte de las administraciones públicas. “Que propongan más programación cultural relacionada con la danza, faciliten a las compañías el poder sobrevivir en esta situación y que bajen el IVA cultural del 21%”, sugiere el bailaor. Además, de Madrid le llama la atención cómo la Gran Vía está llena de teatros “y ninguno tiene en su cartelera una actuación de flamenco”. Su objetivo de que esta rama de la cultura sobreviva pasa por incentivar a los más jóvenes y que “vean el flamenco como algo que se moderniza”, defiende.

En esta línea, Guerrero ya trabaja en su siguiente espectáculo, que presentará el 15 de mayo en el Festival de Jerez. Debajo de los pies incorporará bailarines, música electrónica, audiovisuales y una gran escenografía. Quiere reflejar con esta propuesta cómo la pandemia ha hecho que muchos pongan los pies en la tierra, aunque, advierte, “hay gente que no los pondrá nunca”.

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