La oposición advierte a Almeida de que los Pactos de la Villa no son un “cheque en blanco”
El Ayuntamiento de Madrid aprueba las 352 medidas para reconstruir la capital en un pleno extraordinario dominado por el consenso
Los Acuerdos de la Villa de Madrid han logrado mezclar el agua y el aceite. Afables y sonrientes, el actual alcalde, José Luis Martínez-Almeida, del Partido Popular, y su predecesora, Manuela Carmena, de Más Madrid, han simbolizado este martes la nueva política de consenso del Ayuntamiento que ha impuesto la pandemia. La imagen de ambos juntos, saludándose con un choque de codos y conversando durante unos instantes, ha supuesto el prolegómeno de...
Los Acuerdos de la Villa de Madrid han logrado mezclar el agua y el aceite. Afables y sonrientes, el actual alcalde, José Luis Martínez-Almeida, del Partido Popular, y su predecesora, Manuela Carmena, de Más Madrid, han simbolizado este martes la nueva política de consenso del Ayuntamiento que ha impuesto la pandemia. La imagen de ambos juntos, saludándose con un choque de codos y conversando durante unos instantes, ha supuesto el prolegómeno del pleno extraordinario que ha dado marchamo de oficialidad a las 352 medidas alcanzadas por unanimidad para salir de la crisis económica y social. Vox y Más Madrid, antagonistas por naturaleza, han hecho algo impensable hace un año: plasmar sobre un mismo papel sus rúbricas para estar de acuerdo en algo. El coronavirus ha dañado a una ciudad que se debe reconstruir. Y ha conseguido, también, unir a cinco formaciones por un objetivo común: ayudar a los madrileños.
Pero también sobrevolaba la idea de dar ejemplo. Porque el recuerdo a otras administraciones ha sido un discurso recurrente, conscientes todos de que lo que habían conseguido no entra dentro de la nueva normalidad. La sesión, celebrada en las instalaciones de la plaza de la Villa, ha sido un mero trámite, pero se ha aliñado con halagos y lisonjas en todas direcciones. Algunos ediles han asistido de forma telemática por las restricciones que sigue imponiendo el coronavirus. El escenario rancio y añejo del antiguo salón de plenos ha servido para escenificar esta nueva política de consenso entre formaciones muy distanciadas en lo ideológico con espectadores de calado. Además de Carmena, observaban la escena desde la tribuna de invitados otros ex alcaldes como Alberto Ruiz-Gallardón y José María Álvarez del Manzano; Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, padre de la Constitución, así como representantes municipales, de sindicatos, de otras administraciones y de la sociedad civil. Aunque el principal invitado a lo largo de la hora y media ha sido la corrección política, en contraste con la administración vecina, la Comunidad de Madrid. Allí gobiernan también en coalición PP y Cs, pero el consenso y el equilibrio en torno a la presidenta Isabel Díaz Ayuso es mucho más complicado que en torno a Almeida.
“Celebro que por exigencias de este guion haya transmutado usted en un representante, un dirigente dialogante y abierto al que a veces... a veces... le sale el Martínez que acompaña al Almeida, sobre todo en sus ataques al Gobierno. Aunque le reconozco y le agradezco y su contención”, le ha soltado, sonrisa mediante, Marta Higueras, portavoz de Más Madrid.
Solo los portavoces de la oposición de izquierdas han dejado entrever que tras estos pactos, que consideran un “acuerdo de mínimos”, sigue habiendo divergencias que seguirán poniendo sobre la mesa a lo largo de la legislatura. Higueras, líder de la oposición, ha dado el primer aviso nada más empezar su alocución: “Buenos días a todas, todos y todes”. Firmar, no se ha firmado en ningún sitio ese lenguaje inclusivo, pero hay fórmulas verbales a las que algunos no van a renunciar. Ortega Smith ha aguantado, heroico, y se ha mantenido sentado en su sitio. Touché en la sala. Puesta la pica en el pleno, Higueras ha reconocido que desde el año pasado las cosas han cambiado, y no poco, y el alcalde que tomó el bastón -tras perder las elecciones y gracias al apoyo de Ciudadanos- ha mutado, y mucho, quizás acuciado por las circunstancias. Pero al César lo que es del César. Sin que signifique eso, por supuesto, que lo acordado en los pactos simbolice un “cheque en blanco”.
El alcalde, sonrisa perenne de haber ganado una Champions política, ha aceptado la crítica -siempre en su justa medida- y se ha dedicado a dar las gracias por el nombre de pila a todos los presentes. Y sin ese cheque en blanco para el gobierno, sí ha recogido el guante de Higueras. Talante de una por talante de otro. “Agradezco el discurso elegante de Marta Higueras. Hay que tener en cuenta que tenemos proyectos políticos distintos, visiones distintas... malo será el día que no exista pluralismo político. Desde diferentes partidos todos nos encaminaremos a mejorar. Porque hay que recordar que no hay un buen gobierno si no hay una buena oposición”, ha respondido. Guiño. Guiño.
Tanto la portavoz de Más Madrid como el socialista, Pepu Hernández, han remarcado en sus discursos que lamentan que en los pactos no se recojan más medidas contra el incremento del tráfico o la violencia de género, a favor del medio ambiente o el reequilibrio territorial. Higueras entiende, al igual que el equipo de Gobierno, que para cumplir con todo lo acordado se necesita, sobre todo, dinero. Por eso apoya que se pida Gobierno de Pedro Sánchez que se pueda disponer de los 420 millones del superávit que corresponden a Madrid. “Aunque dejamos la caja saneada”, ha lanzado Higueras, en alusión a la gestión en las arcas municipales durante el mandato de Manuela Carmena. “Nosotros lo pediremos, no lo exigiremos”, ha querido matizar Hernández. “Luego Hacienda, España o la UE tendrán que decidir. Creemos que es de justicia, pero no podemos depender solo de esos ingresos”.
Todos los grupos municipales han destacado sin embargo en el pleno extraordinario la necesidad de llegar a este punto en común en nombre de los principales damnificados por la pandemia, los madrileños. Almeida se ha referido a los Acuerdos de la Villa como “hito histórico”. Javier Ortega Smith, portavoz de Vox, se ha referido en los mismos términos, grandilocuente como suele ser él. “Ante situaciones excepcionales, respuestas excepcionales”, ha añadido. “Habremos de anteponer el interés general al personal de nuestros partidos”, ha concedido poco después, “y eso se ha demostrado nada menos que en la capital del reino de España”. Las fórmulas verbales, de nuevo, innatas a cada uno. Otra pica en el pleno. “Desde este histórico salón de plenos, viva Madrid y viva España”. Nadie ha movido una ceja. Touché por touché.
Pero los toques lingüísticos se han quedado en meras anécdotas. Eso en realidad no lo era la importante. El alcalde ha hablado de “generosidad, sacrificio y altura de miras”. “La gente está harta”, ha convenido la vicealcaldesa, Begoña Villacís, de Ciudadanos, para justificar el cambio de rumbo en los últimos meses de un Ayuntamiento formado en junio de 2019. “No tenemos que aceptar que la bronca sea inherente a la política, el insulto. Hemos demostrado que somos el ejemplo de todo lo contrario”.
El portavoz socialista, de nuevo con los guiños, ha aprovechado los ejemplos para hacer un paralelismo con los Pactos de La Moncloa y ha destacado el hecho de que “aquí no se ha excluido a nadie ni nadie se ha excluido”. Hernández sí ha querido recordar en que sigue existiendo en Madrid un sur con más violencia, hambre, desigualdad y paro, “al que no hay que olvidar”. Suavidad en el discurso con mensajes de calado.
Las reuniones a lo largo de junio han sido numerosas en las cuatro mesas sectoriales sobre las que se asientan las 352 medidas que suponen un “pacto de mínimos” para “comenzar a andar”, ha explicado Javier Barbero, de Más Madrid, que ha formado parte de la mesa social. Se trata de un “paso de gigante” para Arancha Cabello, de Vox, integrante de la mesa económica, que ha reconocido que ya echa de menos el debate “y los mensajes de Whatsapp” de las últimas semanas para llegar a pactos. “Nuestras diferencias políticas son importantes, pero las personales se han acortado”. Otro milagro.
Lo cerrado en el pleno de hoy “a todos nos hubiera parecido imposible” antes de la pandemia, ha concedido la socialista Mercedes González, que ha formado parte de la mesa en la que se ha hablado de un nuevo modelo de ciudad. Alguno, como Pilar Perea, una de las representantes de Más Madrid en la mesa de Cultura, ha terminado su intervención emocionada al evaluar lo logrado. “Su emoción es la de todos nosotros”, ha sentenciado José Luis Martínez-Almeida. El aplauso ha retumbado.