Elegía de luz y paz

La Sinfónica toca este viernes la Cuarta Sinfonía de Brahms y estrena un homenaje de Juan Durán a las víctimas de la covid

El director de la Sinfónica, Dima Slobodeniouk, durante un concierto.XURXO LOBATO

El tercer concierto de la temporada regular de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) se celebrará este viernes en A Coruña. Dirigida por su titular, Dima Slobodeniouk, afrontará un programa con dos obras en sus atriles: Da nobis pacem, elexía ás víctimas do Covid.19, de Juan Durán, en el que será su estreno absoluto, y la Sinfonía nº 4 en mi menor, op. 98 de Johannes Brahms.

Da nobis pacem es, más allá de su título, una elegía y pertenece al que Juan Durán llama con razón “un género musical en sí mismo”. Y es una elegía en el más amplio sentido del término; en prim...

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El tercer concierto de la temporada regular de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) se celebrará este viernes en A Coruña. Dirigida por su titular, Dima Slobodeniouk, afrontará un programa con dos obras en sus atriles: Da nobis pacem, elexía ás víctimas do Covid.19, de Juan Durán, en el que será su estreno absoluto, y la Sinfonía nº 4 en mi menor, op. 98 de Johannes Brahms.

Da nobis pacem es, más allá de su título, una elegía y pertenece al que Juan Durán llama con razón “un género musical en sí mismo”. Y es una elegía en el más amplio sentido del término; en primer lugar y por su intención, guarda un perfecto paralelismo con el “élegos”, el viejo canto de duelo griego acompañado de flauta o lira. Declara el compositor que el impulso inicial para escribir la obra le llegó “en abril, coincidiendo con los días más duros de la pandemia”.

Hay por tanto un fondo de dolor que el compositor traslada a su obra “huyendo del drama”; buscando “paz” para los que se fueron y “consuelo” para quienes los perdieron. Da nobis pacem está escrita para orquesta de cuerdas y arpa, un orgánico bien efectivo para despertar sentimientos profundos y serenos de los que hay múltiples ejemplos en la historia de la música.

Armónicamente, juega con el cambio de modo menor/mayor “capaz de llevar a quien lo oye sensaciones como oscuridad y luz y las emociones más sencillas, como pena y alegría". "Partiendo de ahí, mi tarea como compositor es evitar que la respuesta emocional del oyente sea tan directa”, señala Durán. Para ello usa varias vías, visibles en la partitura. En primer lugar, impregna la armonía con melodías y timbres de las diferentes secciones de la orquesta que ponen un velo entre los dos modos.

Asimismo, hace jugar al arpa un sereno papel, casi como un metrónomo vivo que se acercara más a los latidos de un corazón que al tic-tac de un antiguo reloj. El resultado sonoro cumple idóneamente la función de la obra y la intención de su creador y un sereno sentimiento de dolor surge del canto de las cuerdas y de las intervenciones solistas de viola y chelo.

Su audición lleva de la oscuridad inicial de las primeras notas sueltas del arpa a la luz que se abre paso en varios momentos de la obra. Dos arpegios del arpa con vibración libre y varias melodías de los violines encuentran su culmen en la cadencia final, un fragmento de 14 compases y menos de un minuto que aporta luz para vislumbrar una salida a los tiempos oscuros que nos ha tocado vivir.

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La segunda obra en programa es la Sinfonía nº 4 en mi menor, op. 98 de Johannes Brahms. La conocida renuencia de Brahms a escribir sinfonías y el largo tiempo de gestación de su primera tienen su origen en su sentimiento de admiración hacia Beethoven y el temor a la comparación con la obra sinfónica de este. Pero, en realidad, fue también fruto de sus estrategias compositivas de Brahms, que beben de diferentes fuentes.

De Beethoven toma su grandeza dialéctica, su más que considerable retórica y la trayectoria de la composición hacia un final memorable. Y es en esta Cuarta sinfonía donde más se puede apreciar esta orientación temporal de medios y fines. Si esta obra es la cumbre de la obra sinfónica de Brahms es en gran medida por esta orientación hascia su cuarto y grandioso último movimiento.

Este es un evidente fruto de su admiración por J. S. Bach, de quien toma los préstamos, más recónditos, hondos y vitales. En este caso, de la inmensa Chacona que corona la Partita nº 2 para viloín solo en re menor, BWV 1004 de Bach. Esta fue una obra muy admirada por Brahms, lo que nos permite atisbar el que bien puede ser el espejo más íntimo en que se miró para afrontar la composición de esta Sinfonía nº 4.

La chacona conoció sus mejores años como forma musical en la época del Barroco, cuando se empleaba tanto aisladamente como para culminar una gran obra de arte. La monumental chacona que culmina esta sinfonía arranca precisamente de un tema tomado de su cantata Nach Dir, Herr verlanget mich, BWV 150, obra sepultada en el olvido en época de Brahms pero que el de Hamburgo rescató para siempre del olvido.

El concierto se celebrará a las 20.30 horas y las entradas se pueden adquirir en la web http://coliseum.sacatuentrada.es . También están a la venta en la taquilla de la Plaza de Ourense de A Coruña –en su horario habitual, de lunes a viernes- y en la del Coliseum de A Coruña desde las 17 horas de mañana viernes, día de celebración del concierto.

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