Luz del Más Allá para un mundo turbio
La Real Filharmonía de Galicia estrena ‘Alén’, de Eduardo Soutullo junto a obras de Sibelius y Grieg
La Real Filharmonía de Galicia ha inaugurado su temporada de abono con un concierto celebrado bajio la dirección de su titular, Paul Daniel. El Auditorio de Galicia, sede de la orquesta gallega, estaba ocupado por 60 únicas personas, máximo número permitido para este concierto por la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia.
En programa, obras de Jan Sibelius, Edvard Grieg y Eduardo Soutullo, de cuya obra Alén se hacía el estreno absoluto. Alén es la ...
La Real Filharmonía de Galicia ha inaugurado su temporada de abono con un concierto celebrado bajio la dirección de su titular, Paul Daniel. El Auditorio de Galicia, sede de la orquesta gallega, estaba ocupado por 60 únicas personas, máximo número permitido para este concierto por la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia.
En programa, obras de Jan Sibelius, Edvard Grieg y Eduardo Soutullo, de cuya obra Alén se hacía el estreno absoluto. Alén es la obra ganadora de la X edición del Premio de Composición AEOS-Fundación BBVA y fue seleccionada entre otras 54, el mayor número de obras presentadas en toda la historia del premio. El título, Alén, hace referencia a la llamada Porta do Alén o Portalén (Puerta del Más Allá), un monumento megalítico que, según las antiguas leyendas, era el lugar desde donde se pasaba al Más Allá al final de la vida.
Alén es una obra con un gran tratamiento del sonido, como ya destacó en su momento Baldur Brönimann, director titular de la Orquesta de Casa da Música en Oporto y presidente del jurado que otorgó el premio. Soutullo utiliza técnica especiales en las maderas o el uso de intervalos de cuarto de tono en las cuerdas y logra pasar del murmullo del aire y el susurro a la más luminosa brillantez de algunos tutti.
El ambiente sonoro sugiere continuamente la sensación de límite entre dos realidades. A esto contribuye tanto el tratamiento del timbre como el de la dinámica, con una sensación de frontera que viene reforzada también por el tratamiento rítmico. Hay una sección central, que se presenta llena de calma, en la que el canto de los instrumentos –en el que destacan las escalas descendentes de la flauta- se muestra más en concurrencia que en diálogo., Alén, como destaca Brönimann, “es un ejemplo claro de una obra técnicamente muy buena en la transformación de la idea” y la obra sugiere continuamente imágenes visuales.
El concierto comenzó con una selección de la suite del Pelleas et Melisande de Sibelius. Tres piezas de la obra seleccionadas por Paul Daniel, que además de dirigir hizo , como en todo el concierto, de maestro de ceremonias explicando –en un gallego más que aceptable- características y significado de cada obra o de las diferentes piezas que las componen. Las situaciones de las tres elegidas de la suite fueron idóneamente transformadas en sonidos por la RFG y su titular, en especial la oscuridad de sonido de la primera, A la orilla del mar.
El concierto, que transcurrió sin interrupción por las medidas anti Covid-19, continuó con una selección de piezas pertenecientes a las dos suites orquestales que Grieg escribió para Peer Gyny de Henryk Ibsen. Daniel eligió un orden diferente al habitual de las suites, acomodándolo al relato oral que hizo antes de cada pieza interpretada. La violencia y seducción de El rapto de la novia (suite 2, pieza 1) y la grandiosidad de En la gruta del rey de la montaña (s1, p4) contrastaron con la suavidad sedosa de la Canción de Solveig (s2 p4).
Luego, la Danza arábiga (s2, p2) permitió gozar de los flautines de Blaiteau y Soto.y, otra vez, de la seda de unas cuerdas más inspiradas por Daniel que meramente dirigidas. Finalmente, la vuelta a la suite nº 1 con una Danza de Anitra (s1, p3) llena de gracia en pizzicatos y arcos nos condujo a El retorno de Peer Gynt.(s2, p3) con tintes épicos que puso el punto final de un relato lleno de sentido dramático.
El final del concierto permitió a Daniel y sus músicos mostrar toda su calidad sonora y musical con una soberbia versión de la Finlandia, op. 26 de Jan Sibelius,el más representativo autor de su país. Fue una versión impecable en lo musical y un viaje de la oscuridad al optimismo, que expresó idóneamente la necesidad que este Mundo tiene de una luz que irradie destellos de esperanza e ilumine los turbios y oscuros tiempos que vivimos.