Bal y Gay en su festival
Maximino Zumalave, al frente de la Real Filharmonía de Galicia, hace una gran versión de su ‘Concerto Grosso’ en la cita inaugural del Festival Bal y Gay 2020
La Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Maximino Zumaava, ha inaugurado la séptima edición del Festival Bal y Gay en un concierto celebrado en la Catedral de Mondoñedo En programa, el Adagio y Fuga en do menor, KV 546 de W.A. Mozart, el Concerto grosso de Jesús Bal y Gay y la Sinfonía nº 4 en la mayor, “Italiana”, op. 90 de Felix Mendelssohn.
Zumalave, que dirigió todo el concierto sin partitura, hizo de la gran obra de Mozart una lectura de precisión en un ejercico de sabia valoración de la acústica de la s...
La Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Maximino Zumaava, ha inaugurado la séptima edición del Festival Bal y Gay en un concierto celebrado en la Catedral de Mondoñedo En programa, el Adagio y Fuga en do menor, KV 546 de W.A. Mozart, el Concerto grosso de Jesús Bal y Gay y la Sinfonía nº 4 en la mayor, “Italiana”, op. 90 de Felix Mendelssohn.
Zumalave, que dirigió todo el concierto sin partitura, hizo de la gran obra de Mozart una lectura de precisión en un ejercico de sabia valoración de la acústica de la seo mindoniense. Así, hizo una adecuada elección de tempi, una prudente aplicación de las dinámicas y unas pausas clarificadoras. Puede ayudar a esta percepción la más que correcta grabación por Antonio Cid publicada en el canal de YouTube del festival, a cargo de Antonio Cid y es especialmente apreciable en la fuga, siempre trazada con claridad de líneas.
La obra de Bal y Gay ( Lugo, 1905-Torrelaguna [Madrid], 1993) se corresponde milimétricamente al concepto “concerto grosso” por sus demandas técnicas y artísticas a secciones y solistas. La versión de Zumalave y la RFG permitió el lucimiento tanto de las secciones de cuerdas de la orquesta como de sus solistas de viento madera.
El unísono de introducción tiene un cierto carácter dramático. A partir de este, el clarinete de Vicente López, el fagot de Juan Carlos Otero, la flauta de Laurent Blaiteau y el oboe de Christina Dominik fueron alternando durante toda la obra con las cuerdas en esa especie de sana competencia que requiere el género pero siempre al servicio de la partitura.
El notable dinamismo rítmico melódico en el primer movimiento dejó paso al sereno lirismo del movimiento central y a la fuerza apenas contenida del tercero. En su conjunto, la obra es un verdadero homenaje a Johann Sebastian Bach, por sus temas sobre el nombre del genio barroco, y por el carácter del segundo movimiento. La versión interpretada en Mondoñedo realzó estas características del concierto.
La nº 4 en la mayor, “Italiana”, op. 90 de Mendelssohn, es una obra llena de luminosidad: absolutamente idónea, pues, para la función balsámica que debe asumir la música en los turbios tiempos que vivimos y para el reencuentro de las orquestas con su público. La versión de la RFG incide en este carácter a través de la alegría del Allegro vivace inicial, que fue desbordante el primer tema en la grabación del concierto y más serena en el segundo. El Andante con moto proporcionó la pasión contenida, necesaria tras la efervescencia inicial; el Con moto moderato aportó serena calma y, finalmente, la interpretación del Saltarello-presto aportó la sana alegría de las danzas populares que inspiraron a Mendelssohn para su composición.