Junqueras se aferra a la dirección de ERC sin aclarar a quién apoyará en la investidura

El líder de los republicanos rechaza apostar por “cortinas de humo que generen frustración” tras pedirle Puigdemont que formen Govern

El líder de ERC, Oriol Junqueras (centro), durante la comparecencia del president en funciones, Pere Aragonès.Albert Garcia

Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana, ha roto este martes su silencio tras la debacle de su partido el pasado domingo. Pere Aragonès, la cara de una campaña que se saldó con la evaporación de 13 escaños y 148.000 votos, había sido hasta entonces el único rostro de la derrota. Un día después de que el president en funciones anunciara que deja la primera línea de la política, el ...

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Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana, ha roto este martes su silencio tras la debacle de su partido el pasado domingo. Pere Aragonès, la cara de una campaña que se saldó con la evaporación de 13 escaños y 148.000 votos, había sido hasta entonces el único rostro de la derrota. Un día después de que el president en funciones anunciara que deja la primera línea de la política, el exvicepresident se lanza a protagonizar la reconstrucción de una formación abatida y con el debate del liderazgo abierto.

Junqueras, que bendice que se opte por ir a la oposición, mantiene en su misiva las distancias tanto respecto a Junts como al PSC, que le han pedido que les apoye en su búsqueda de la investidura. “Le toca a otros —en referencia a los socialistas y los de la formación de Carles Puigdemont— dar los pasos que consideren oportunos para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad del país”, asegura Junqueras, en una carta que ve la luz después de varias reuniones de la cúpula de los republicanos. “Entendemos y encaramos la reflexión que exige el aviso que nos ha hecho la ciudadanía. Pondremos sus votos de forma constructiva al servicio del país”, agrega.

La misiva desprende cierta autocrítica sobre los resultados —”la ciudadanía no ha confiado en nosotros, o en nuestras propuestas o en la manera de explicarlas”— pero no da muchas pistas novedosas sobre la gran pregunta que planea tras los comicios del domingo. El presidente de ERC no dedica ni una frase a señalar a quién apoyaría para una investidura. Coherencia aparte, la posibilidad aritmética de que tanto el socialista Salvador Illa (con 42 escaños) como Junts (tiene 36) puedan formar Govern existe y pasa por los votos de ERC. El segundo caso es mucho más complejo, al requerir una abstención del PSC a la que la formación de Illa ya se ha opuesto.

“No queremos fer volar coloms [crear cortinas de humo] que nos paralicen y generen más desgate y frustración”, dice en un aparte del texto, en un claro mensaje a Junts. “No pasaremos —explica en otro párrafo— por los que piensan que Cataluña puede ser gobernada desde Madrid”, agrega en alusión al partido de Illa. Junqueras intenta, de momento, una delgada tercera vía cuya robustez se demostrará a medida que se acerque el pleno de constitución de la Cámara, que tiene como límite el 10 de junio.

Tanto Illa como Puigdemont apelaron, el pasado lunes, a Aragonès para que les apoyara en sus sendos intentos de presentarse a la investidura. El PSC, además de los republicanos, necesitaría a los comunes (seis sillas) para sumar la mayoría absoluta (68) y lograr así que Illa fuera elegido en primera votación. Para la segunda, no bastaría con que los de Junqueras se abstengan y se necesitaría, por ejemplo al PP. Una operación así, advirtió el fundador de Junts, podría implicar dejar caer al Gobierno de Pedro Sánchez.

En Junts ven cómo la fórmula más coherente que el independentismo renueve su mandato, pese a no tener ya la mayoría absoluta. Puigdemont, que dijo que dejaría la política si no logra ser president, aspira a que la CUP y ERC le apoyen en la primera ronda de votación. O que el PSC, en la segunda, se abstenga para facilitarse la llegada al Palau, pese a haber ganado las elecciones. Los socialistas niegan rotundamente esa posibilidad.

“Desde hoy, pase lo que pase, lideraremos la alternativa que luchará con firmeza y determinación por el futuro del país”, afirma Junqueras en otra parte de la carta, dejando también de alguna manera claro que contempla todos los escenarios. Y, además, se ve el mejor para capitanearlos. “Me veo capaz y con fuerza para seguir trabajando por nuestro país y hacerlo, como siempre, desde el lugar que determine la militancia”, prosigue.

División en la Ejecutiva

Después de tres debacles electorales consecutivas, en Esquerra el debate sobre el liderazgo es inevitable y la Ejecutiva está dividida. Junqueras, responsable de la estrategia que ha llevado a ERC a sus cuotas más altas de poder, ve ahora como su autoridad moral no es suficiente para evitar las críticas internas que, el año pasado, logró contener a duras penas. La decisión de Aragonès de asumir en primera persona la responsabilidad, que alaba en su carta, también le deja en evidencia.

Varias voces del partido dan por hecho que se hará un congreso extraordinario pero no le ponen fecha, con las elecciones europeas en el horizonte y la negociación postelectoral viva. Junqueras tendrá, de momento, la última palabra en la política de pactos y fuera del Govern verá cómo se pierden, por ejemplo, más de 300 altos cargos. El expresident siempre ha puesto a los socialistas catalanes como su rival ideológico en Cataluña y aspiran a suplantarle como formación de referencia a la izquierda. Un objetivo que tiene pocas posibilidades de ser alcanzado con una repetición electoral.

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