Moreno deja atrás al “pobre Juanma”
El presidente en funciones logra la primera mayoría absoluta del PP en Andalucía, superando en 28 escaños al PSOE
Pocas dudas había durante la campaña de que Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 52 años) iba a ser el ganador en las elecciones andaluzas de este domingo. Lo ha logrado en su tercer intento. El presidente de la Junta de Andalucía en funciones ha dejado definitivamente atrás las enormes dudas que generó desde el primer día que se colgó los galones de presidente regional del partido en marzo de 2014, cuando accedió a ese puesto por el poderoso dedo de Mariano Rajoy y le dijo: “Tú lo has querido”. Es una frase am...
Pocas dudas había durante la campaña de que Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 52 años) iba a ser el ganador en las elecciones andaluzas de este domingo. Lo ha logrado en su tercer intento. El presidente de la Junta de Andalucía en funciones ha dejado definitivamente atrás las enormes dudas que generó desde el primer día que se colgó los galones de presidente regional del partido en marzo de 2014, cuando accedió a ese puesto por el poderoso dedo de Mariano Rajoy y le dijo: “Tú lo has querido”. Es una frase ambigua porque igual significaba “no sabes dónde te metes” o, quizás, “otro que va al matadero” o “ahí lo llevas”. O tal vez nada.
Moreno sí sabía a dónde iba y con quién. Prácticamente solo, con muy pocos pretorianos al lado (el jefe de ellos, Elías Bendodo) y con la idea clara de que si el PP no había podido gobernar en Andalucía, era culpa del propio PP por no haber sido capaz de presentarse ante los andaluces como una alternativa creíble. Ese fue el punto de partida, aunque no le sirvió de mucho: en sus primeras elecciones, en 2015, bajó de 50 escaños a 33; y en las segundas, del 2 de diciembre de 2018, perdió aún más, de 33 a 26.
La flauta sonó esa noche: las derechas (PP, Ciudadanos y Vox) sumaron más que las izquierdas, y los socialistas, después de casi 37 años seguidos en la mayor empresa y empleadora de la comunidad, pasaron a la oposición. La pulsión de cambio que desde hacía tiempo detectaban las encuestas se produjo por primera vez y Moreno, al que nadie creía cuando decía que iba a ser presidente, estaba allí. Le tocó.
Las elecciones en Andalucía, en fotos
En Génova se apresuraron a desmantelar los ornamentos fúnebres para su sustitución, y los que susurraban “¡pobre Juanma, pobre Juanma!” pasaron en segundos a proclamar “¡presidente Juanma, presidente Juanma!”. Él lo recordó, a su manera, el jueves por la tarde, penúltimo día de campaña, en El Puerto de Santa María ante un aforo entregado. Y si alguien recuerda eso en un momento en el que está rodeado de adeptos y aduladores, y a punto de alcanzar lo que este domingo ha alcanzado, es que lo ha tenido que pasar, al menos, regular en su travesía del desierto. Dijo Moreno: “En 2018, tela de gente me dijo que no iba a ganar. Yo decía que iba a ser presidente y cuando me iba yendo de los actos escuchaba por detrás las carcajadas de la gente. Soy un optimista sereno y creo que las cosas se pueden conseguir”.
Esa etapa de desplantes e indiferencia (en la que participaron algunos empresarios) curtió a Moreno, que ha trabajado toda su vida en política: fue presidente nacional de Nuevas Generaciones, concejal en Málaga, diputado al Congreso por Cantabria y Málaga, secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, senador por la comunidad, diputado autonómico y presidente de la Junta. Es nieto de jornaleros e hijo de emigrantes malagueños establecidos como comerciantes al volver de Barcelona a Andalucía. Es grado en Protocolo y Organización de Eventos. Está casado con Manuela Villena, politóloga y actual gerente de Relaciones Institucionales de Bidafarma. Tienen tres hijos.
Como presidente andaluz, Moreno ha hecho realidad la promesa del cambio tranquilo al que siempre apelaba Javier Arenas para no asustar a un electorado andaluz escorado a la izquierda. Su gestión, marcada por dos años de pandemia, ha sido continuista respecto a la del PSOE. En estos tres años y medio, ha copiado todas las estrategias exitosas puestas en marcha por los socialistas, se ha envuelto en la bandera andaluza y no ha roto un plato, aunque sí ha cambiado inercias incrustadas durante años en la Junta de Andalucía y ha empezado a ampliar la cartera de conciertos sanitarios y educativos que inauguró el PSOE en su larga etapa de gobierno. Ha tenido, además, la suerte de que la oposición no ha hecho su trabajo. Moreno, el optimista sereno, empieza ahora un nuevo mandato, posiblemente el último si cumple su palabra y deseo de estar solo ocho años.