Rototom Sunsplash: un festival reggae para 200.000 personas hecho a mano y de forma sostenible
Un equipo escenográfico propio idea esculturas y decora con los colores del reggae el recinto de conciertos de Benicàssim para transformarlo en una pequeña ciudad
Dos trabajadores del equipo de logística del festival internacional reggae Rototom Sunsplash trasladan la escultura de Bob Marley, uno de los símbolos del certamen, desde sus instalaciones de almacenaje en la localidad de Benicàssim (Castelló) hasta el recinto de conciertos, a poco más de un kilómetro del pueblo. La escultura, con look renovado para Bob, como cada año, es el epicentro de la plaza Marley, punto de encuentro y photocall obligado para cualquier asistente al festival, que afronta este año su...
Dos trabajadores del equipo de logística del festival internacional reggae Rototom Sunsplash trasladan la escultura de Bob Marley, uno de los símbolos del certamen, desde sus instalaciones de almacenaje en la localidad de Benicàssim (Castelló) hasta el recinto de conciertos, a poco más de un kilómetro del pueblo. La escultura, con look renovado para Bob, como cada año, es el epicentro de la plaza Marley, punto de encuentro y photocall obligado para cualquier asistente al festival, que afronta este año su 28ª edición.
Allí, en la plaza a medio construir aún, dos jardineros de una floristería local miden el espacio y se afanan en planificar la ornamentación floral y vegetal que envolverá pocas horas después la emblemática escultura y llenará de color, y vida, esta parte del recinto de conciertos. A pocos metros, junto a su ciclomotor tuneado y rastrillo en mano, Constantino, del departamento de logística, se esmera en pulir una de las zonas ajardinadas más amplias del recinto, lugar de descanso habitual entre concierto y concierto. Mira con orgullo su obra verde: “Esto, hace dos semanas, cuando empezamos con el montaje, no estaba así”, indica señalando el césped.
Es un trabajo artesano, el mismo que impera en buena parte del proceso de construcción de esta ciudad del reggae, que echará a rodar del 16 al 22 de agosto, con diez horas de música diarias, 142 conciertos -con Burning Spear, UB40, Junior Marvin junto a The Wailers o el premiado con un Grammy Kabaka Pyramid entre los ases internacionales del cartel, junto a bandas valencianas en plena efervescencia como Zoo o La Fúmiga- y una amplia agenda de actividades culturales.
La artesanía es una de las constantes a la hora de levantar uno de los festivales reggae más grandes de Europa —se prevén más de 200.000 asistentes en siete días, de hasta 70 países— junto a la sostenibilidad por la que apuesta el festival al reutilizar materiales y optar por fórmulas con menor impacto para el planeta como el alquiler de carpas. La organización dispone de 5 millones de euros de presupuesto para alzar el festival, una cifra que se mantiene estable desde hace varias ediciones, según indican.
Un equipo estable de casi 80 personas desembarcó en este recinto el pasado 27 de julio, tras el desmontaje del FIB -el festival que le precede- y dispone de 20 días para ponerlo todo a punto.
Hasta la inauguración el próximo miércoles, 16 de agosto. La apuesta por la contratación de empresas locales, provinciales y valencianas, es otra tónica habitual. De las más de 200 firmas colaboradoras de mútiples sectores, el 70% tiene a Benicàssim, Castelló o València como sede. “El 100% de la fontanería y del servicio de transporte es de Castelló; en cuanto a electricidad, el 65% de las firmas son de Benicàssim y el 35% de València; el 60% del sonido se gestiona desde la provincia y para los trabajos en altura recurrimos a profesionales de Benicàssim y València”, explican desde el departamento de logística.
Todo es fruto, indican las mismas fuentes, de un proceso de planificación minucioso que dura meses. Poco después de concluir la edición, se empieza a perfilar ya el mapa del recinto del año siguiente, junto al de la acampada, con capacidad para 9.000 personas y con casi 200.000 metros cuadrados de superficie. Se estudian los sistemas de anclaje de las estructuras, la colocación final de los decorados, el control de aforos, los sistemas de evacuación en caso de emergencia y hasta cómo afrontar un posible episodio de lluvia, viento o calor extremo.
Innovación en las escenografías
El trabajo manual sello del Rototom Sunsplash se muestra en la escenografía, que cambia cada año e imprime esa idiosincrasia que hace que cualquier rincón de este recinto festivalero hecho pueblo sea reconocible a kilómetros vista. Con un equipo escenográfico propio, sobre los 108.000 metros cuadrados que alberga el festival empiezan a emerger el verde, amarillo y rojo identificativo del reggae, el género musical sobre el que se mueve Rototom Sunsplash. También las réplicas del icónico león, seña de identidad del festival, van salpicando cada metro del recinto.
A mano se hace también la decoración interior de las carpas que albergan las distintas áreas extramusicales, como la zona para familias y público adolescente concentrada en Magicomundo o Teen Yard; o el Foro Social dedicado a debates, sin olvidar la ornamentación de la Reggae University. Decenas de mini esculturas animan el recinto: junto a la ya citada de Bob Marley, destacan los bailarines que reciben al público en el acceso a la Dancehall, otro de los escenarios; o el homenaje a la Tierra y el símbolo de la paz que lucirán con imagen renovada, y más fuerza, en una edición que lleva por lema, precisamente, United for Peace.
Los escenarios aterrizan con cambios este año. El Main Stage abanderará con su reformulada puesta en escena el llamamiento por la paz que quiere lanzar el festival este verano. Por su parte, la Dancehall se renueva “con un diseño on fire” —avanzan desde el equipo escenográfico— y también la Dub Academy, que incorpora una nueva estructura semiesférica en forma de iglú de gran formato. Lion Stage amplía sus elementos ornamentales y, aunque mantiene ubicación, se desplaza para ganar visibilidad y ampliar su aforo. Cambia también la escenografía en los accesos al festival y al área Jamkunda, la más africana del festival.
Cada día, del 16 al 22 de agosto, por la ciudad del reggae del Rototom Sunsplash en Benicàssim transitarán en torno a 30.000 personas, dejando un impacto total estimado de 20 millones de euros. Al alcance del público, seis escenarios que darán paso a un desfile sonoro tan ecléctico como lo es la música jamaicana sobre la que gira. Tras el arranque de los conciertos cada tarde en el Main Stage, el público podrá descubrir el talento emergente que acerca Lion Stage, bailar al ritmo de la música de raíces negras sobre el escenario Jumping y con el universo afrobeats en el nuevo Jamkunda Stage, así como vibrar con las madrugadas en la Dub Academy y la Dancehall. También aquí se levantan las áreas extramusicales (Teen Yard, Magicomundo, Pachamama, Foro Social, Reggae University y Mercado Artesano), los cuatro espacios gastronómicos con 40 propuestas culinarias de los cinco continentes, el mercadillo o el estudio itinerante de radio. Espacios comunes para una de las ciudades del reggae más grandes de Europa.