9 fotosValenciaFotogalería: La Malvarrosa, un barrio en reconstrucciónEl barrio marinero de Valencia se siente abandonado desde hace décadas por las administraciones públicas. Y es mucho más que el gueto de las Casitas RosasMònica TorresCristina VázquezValencia - 20 nov 2022 - 11:46CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyTras la riada de 1957 se construyeron Las Casitas Rosas, que son un conjunto de bloques de color salmón ,que años después sirvieron de viviendas sociales para la ciudadanía que había perdido sus hogares por las inundaciones.La preocupación de los vecinos del barrio se focaliza entre otros motivos, especialmente, en las llamadas Casitas Rosas, tres bloques de color salmón que suponen un punto caliente de tráfico de drogas en la ciudad y conducen actualmente el debate político sobre el futuro del barrio, FOTO: Mònica Torres EL PAÍSMònica TorresLos vecinos de la Malvarrosa tienen sobre la mesa muchas promesas: parques, plazas, una biblioteca pública, una posible conexión con la avenida de los Naranjos. FOTO: Mònica Torres EL PAÍSMònica TorresSe plantea la posibilidad de un convenio entre el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat para declarar la zona de las Casitas Rosas área de especial vulnerabilidad y su posterior gestión. También la creación de una oficina de rehabilitación, a los vecinos y al ayuntamiento les preocupa dar cobertura a las personas que se encuentran en una situación de precariedad. FOTO: Mònica Torres EL PAÍSMònica TorresEn cuanto al mantenimiento del barrio, la asociación de vecinos propone al Ayuntamiento, la mejora de limpieza de las calles, la restauración de aceras, la creación de más zonas verdes y volver a conectar el barrio con la huerta. En algunos descampados podemos encontrar alguna jeringuilla usada. FOTO: Mònica Torres EL PAÍSMònica Torres La Malva-rosa necesita inversión urbanística, sanitaria, social y educativa porque policía hay mucha pero no puede solucionar todos los problemas de convivencia. Mònica TorresEl barrio de la Malvarrosa de Valencia, con 14.000 residentes, es mucho más que las Casitas Rosas, uno de los puntos mas calientes de compra-venta de droga de la ciudad, que enturbia desde hace décadas la convivencia de este enclave marinero, continuación del Cabanyal-Canyamelar, y donde el siglo pasado se establecieron andaluces, extremeños y castellano-manchegos en busca de trabajo y una vida mejor. FOTO: Mònica Torres EL PAÍSMònica TorresLos vecinos se quejan del abandono de los descampados porque muchas veces las vallas son sorteadas por drogadictos que entran en estas zonas presuntamente cerradas para inyectarse la dosis. En la imagen, un vecino enseña uno de esos huecos por los que se cuelan. FOTO: Mònica Torres EL PAÍSMònica TorresLos vecinos defienden con ahínco que el barrio no son las Casitas Rosas para no estigmatizar más la Malva fuera de sus límites pero algunos de los cuatro polémicos bloques, erigidos tras la riada de 1957 para albergar a los que perdieron todo pon el desbordamiento del río Turia, se han convertido en un gueto, que cuando cae la tarde se convierte en lugar de trapicheo de drogas, donde los drogodependientes se pinchan en cualquier rincón, sin importarles si es a las puertas de un colegio, en un parque infantil o en los portales de los edificios. FOTO: Mònica Torres EL PAÍSMònica TorresLa Malvarrosa es la unión entre el mar y la huerta. Las acequias que la rodeaban y el terreno hacían que esta zona fuera extremadamente húmeda y propicia para la agricultura, hoy todavía podemos encontrar pequeñas parcelas de cultivo. FOTO: Mònica Torres EL PAÍSMònica Torres