Chutar la pelota postal, un ingenio “azarosamente desnortado” para comunicarse, según El Persa
El Centre del Carme recuerda al polifacético creador con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento
Si el lector quiere felicitar por su cumpleaños a su mejor amigo, preguntarle a su abuela cómo está o contarle a su hermana el viaje que hizo este verano, podría mandarles un WhatsApp, escribirles un correo electrónico o llamarles por teléfono. Pero también podría escribir su mensaje en una hoja, darle forma de bola y envolverlo en varias, muchas capas de papel. En cada una de ellas, podría escribir las sucesivas direcciones hacia las que tendría que chutarse esa pelota, si alguien se la encontrara en la calle. Así, ...
Si el lector quiere felicitar por su cumpleaños a su mejor amigo, preguntarle a su abuela cómo está o contarle a su hermana el viaje que hizo este verano, podría mandarles un WhatsApp, escribirles un correo electrónico o llamarles por teléfono. Pero también podría escribir su mensaje en una hoja, darle forma de bola y envolverlo en varias, muchas capas de papel. En cada una de ellas, podría escribir las sucesivas direcciones hacia las que tendría que chutarse esa pelota, si alguien se la encontrara en la calle. Así, de patada en patada, de un modo “azarosamente desnortado” y colaborativo, la pelota llegaría a su destino.
Si hiciera esto, el lector estaría utilizando el método de la pelota postal descascarillable, o PPD, un invento “llamado a reinventar las comunicaciones” ideado por el polifacético artista valenciano José Cardona, El Persa, a quien la Sociedad Universal de Amigos y Difusores de la Pelota Postal Descascarillable recuerda en el II Congreso Mundial de la asociación, que se ha celebrado en el Centre del Carme Cultura Contemporània de València cuando se cumplen diez años de su muerte.
El Congreso es, sobre todo, una llamada a “jugar” a un juego que bebe del arte, el teatro y la literatura surrealistas y de los “objetos imposibles”, y en el que opera una lógica diferente a la cotidiana, que compartirá el lector si ha seguido el consejo inicial y chutado su pelota postal. Un juego que invita a todos a participar del entusiasmo que se hizo patente en el I Congreso, celebrado en 2014, cuyas actas reflejan que la pelota postal convenció incluso a la autoproclamada presidenta de la ONU, de quien se recuerda la célebre frase “dejemos que graznen los gansos y salgamos a jugar ya, ¡ahí afuera nos esperan miles de pelotas que chutar!”.
Nacida con el objetivo de revolucionar el mundo de las comunicaciones para hacerlo más sostenible y eliminar “los feos vicios de la prisa”, la pelota postal es, según comparten desde su Sociedad de Amigos y Difusores, “un sistema de correo postal mediante pelotas que son impulsadas a base de patadas por toda la cadena de personas anónimas que encuentren dicha pelota en su camino”. Así, “la persona chutadora leerá previamente la dirección impresa en la superficie exterior de la misma y orientará su patada para encaminar la pelota hacia su destino. Si en la pelota pone ‘África’, la chutará en dirección a África. Ya en África, el primer descubridor de la pelota destapará la cascarilla exterior y dejará a la vista una segunda, en la que pondrá, por ejemplo, ‘Senegal’, y chutará hacia Senegal (...) Y así sucesivamente, hasta encontrar la calle, el número y el destinatario particular del mensaje contenido en la última cascarilla de la pelota”. Así se explicó en el I Congreso, para quienes se acercaban por primera vez a este invento.
En su segunda edición, el encuentro de defensores de este ingenio ha expuesto en el Centre del Carme un recorrido por la historia de las pelotas postales, que abarca desde su versión original, con la ruta trazada “en acetatos transparentes con anotaciones cronológicas”, pasando por la pelota cervantina, “creada en 2005 con motivo del IV centenario de la publicación de Don Quijote de la Mancha”, que “fue puesta en circulación por la alcaldesa de Argamasilla de Alba”, hasta la pelota exprés, con un “identificador del anhelo PPD, que se activa de forma automática cuando la pelota lleva un tiempo sin ser chulada”.
Durante el evento, este ingenio ha inspirado actos como la lectura de un poema de Cortázar traducido sucesivamente a varios idiomas (castellano-árabe-inglés-japonés-ruso-castellano), que “de la misma forma que cuando una pelota regresa, ya es otra”, se transforma hasta tal punto que, como en el juego del teléfono loco, cuando vuelve al castellano, el sapo del poema original se ha transformado en una rana, y la lechuza en un búho.
Además, el II Congreso ha incluido la lectura de haikus con versos por sorteo, una comunicación desde Australia que anunciaba que se ha dedicado una estatua a este invento de José Cardona ‘El Persa’, la intervención de la presidenta de la Unión Postal Universal (la “PUPU”) y, para clausurar el evento, la interpretación del Himno de la Sociedad Universal de Amigos y Difusores de la Pelota Postal Descascarillable, acompañada por el grupo ‘La Alegría de la Huerta’.
Ese desconocido
José Cardona, que de pequeño ayudaba en la panadería familiar en la calle Borrull, comenzó a trabajar haciendo “recortables más que nada” para una editorial catalana y después, en los setenta, se lanzó a escribir libros artesanales, según se recoge en El Persa: Solo para amigos, en el que se repasa la vida de este artista, que estudió en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y se inspiró en sus viajes a Francia, Alemania, Inglaterra y Suiza. Con lo que ganó ofreciéndose como “dibujante/editor de recortables a entidades públicas y privadas” montó una editorial para niños, una aventura que “terminó con la destrucción de casi una tonelada de papel”. Durante más de treinta años, escribió relatos, hizo dibujos e historietas, pero también inventó objetos revolucionarios como la Mascarilla Masticadora Bowebraü, un ingenio que replica un buche de pelícano con el fin de permitir a la gente con prisa que engulla los alimentos para agilizar el proceso. O, sobre todo, como la pelota postal.
“La pelota postal descascarillable tiene un componente colaborativo, de personas ayudándose y trabajando en la misma dirección”, asegura Vicente Ferrer, editor en Media Vaca. Esta editorial valenciana ha publicado obras de y sobre José Cardona como El Persa: Sólo para amigos, que recoge entrevistas al artista, Del uno al ciento’, un libro “en miniatura” en el que los números cobran vida o El Persa, ese desconocido, en el que se recoge buena parte de su obra.
“El Persa tenía algo muy divertido y es que, dependiendo de con quién hablara, o de quién lo entrevistara, daba una versión muy diferente de su vida: podía ser un literato que presentaba su libro, un ilustrador, un artista de recortables o el diseñador de expositores de Expo Jove”, destaca Ferrer, que señala que “alguien que no lo conociera nunca podía saber qué versión era la verdadera”. Según su compañera al frente de Media Vaca, Begoña Lobo, José Cardona fue para Ferrer “algo así como un mentor”. El editor recuerda que lo conoció gracias a una pila de libros autoeditados que ‘El Persa’ había dejado en una librería en la calle Quart, en los que incluía su dirección. “Fui a su casa a conocerle pero me dijo que no me podía atender, que estaba muy ocupado”, relata, aunque a ese inicio le siguieron más de treinta años de publicaciones, proyectos, y también de amistad.
Como han defendido los miembros de la Sociedad Universal de Amigos y Difusores de la Pelota Postal Descascarillable en sus ponencias, “la amistad está en el origen de la PPD”, tanto que este invento “no deja de ser una metáfora de la amistad”, porque la posibilidad de que la pelota llegue a su destino depende de la colaboración de los desconocidos que se la encuentran. También es un símbolo de un modo de vida lento, en el que “no hay prisa” en las comunicaciones y, según Ferrer, la respuesta a una pregunta sobre qué es importante y qué no lo es: “Surgió en un momento de mucho correo basura, el mismo que ahora nos llega por mail o por redes sociales, y trataba de buscar una vía separada para la comunicación verdaderamente importante”.
Con la presencia de decenas de amigos, dos azafatas del Congreso -Maite y Mabel- vestidas de pelota postal, haikus aleatorios en cadena y poemas re-traducidos, se demuestra que “la pelota postal sigue viva”, y sus difusores hablan incluso de una oferta de Elon Musk “azarosa y felizmente rechazada” para adquirir el ingenio. Con “surrealismo y humor”, que para Vicente Ferrer son los elementos básicos de todo el relato y la imaginación puestos al servicio de la PPD, el II Congreso Mundial de la pelota postal llama a “vivir la felicidad de sentirnos libres”. En cuanto al invento, aseguran, seguirá en el futuro “incrementando su presencia casual, imprevista y accidental” por todo el planeta.