Drones contra robos o caza furtiva en la Albufera
La Policía Local de Valencia cuenta con ocho aparatos para controlar a vista de pájaro la seguridad en la ciudad
Se vuelan en minutos, no necesitan una pista, son pequeños, sensibles al viento y la lluvia, y el más pesado ronda los 1.100 gramos. Se manejan con un mando parecido al de la Playstation y portan adosado un paracaídas en caso de emergencia. Es el pequeño ejército de drones que la Policía Local de Valencia estrenó en 2020, días antes de decretarse el confinamiento. Desde entonces igual han tomado imágenes de calles y playas desiertas que controlado aforos en grandes concentraciones de gente durante las Fallas o el Maratón.
Es habitual ver al grupo de drones durante las ...
Se vuelan en minutos, no necesitan una pista, son pequeños, sensibles al viento y la lluvia, y el más pesado ronda los 1.100 gramos. Se manejan con un mando parecido al de la Playstation y portan adosado un paracaídas en caso de emergencia. Es el pequeño ejército de drones que la Policía Local de Valencia estrenó en 2020, días antes de decretarse el confinamiento. Desde entonces igual han tomado imágenes de calles y playas desiertas que controlado aforos en grandes concentraciones de gente durante las Fallas o el Maratón.
Es habitual ver al grupo de drones durante las mascletaes fallera, donde suelen elevarse unos 30 metros por la óptica pero hay otros aparatos que suben hasta los 120 metros. “Los drones están de moda y parece que todo se puede solucionar con ellos pero al final son una herramienta. Son las patrullas las que actúan”, explica Santiago Pérez, inspector responsable de la Unidad de Medio Ambiente, de la que depende el grupo de drones.
Los agentes han buscado, en colaboración con la Guardia Civil, plantaciones de marihuana; o vigilado la caza furtiva en el parque natural de L’Albufera. Incluso han ayudado a cartografiar el lago y proporcionado información sobre la nidificación de aves en este espacio natural. Las utilidades de los drones son cada día más amplias. “Ayuda, sobre todo, por el hecho de estar ahí y crear incertidumbre [a posibles infractores]”, añade el mando policial.
La Unidad de Medio Ambiente de la policía municipal, creada en 2008, voló su primer dron en marzo de hace dos años y tres días después se decretó el confinamiento por el coronavirus. Fueron sus cámaras las que tomaron esas inéditas imágenes del Jardín del Turia desierto o de las playas vacías. “Daba cosa”, comenta el oficial Roberto Soler. “Y en L’Albufera, como no había gente, hemos visto más animales que nunca. En el parque de Cabecera [donde está la sede de la unidad] los patos del lago cercano llegaron a las mismas puertas de la comisaría en busca de comida. Desde que acabó el encierro no los hemos vuelto a ver por allí”, añade Soler.
La cámara térmica de tres de los drones ha permitido la búsqueda de personas en áreas de difícil acceso o actuar en incendios; y los bomberos municipales, por ejemplo, los usan para refrescar los puntos más calientes de las fachadas de los edificios la noche de la cremà. Un clásico en sus salidas, según Pérez, es la noche de San Juan, donde las hogueras, prohibidas salvo en puntos autorizados, se localizan facilmente a vista de pájaro.
“Uno de los éxitos de la unidad, gracias a estos aparatos, fue durante la campaña de vigilancia de los aparcamientos en las playas porque permitió hace un par de años coger a una banda de delincuentes. “Se grabó en directo el robo, pero claro para actuar correctamente te hacen falta unidades de apoyo. El dron grabó a estas personas forzando un vehículo pero fueron los agentes quienes los detuvieron”.
El uso de los drones depende mucho de la climatología, de que no haga mucho viento ni llueva —por eso Amazon lleva años intentando sacar adelante su división de drones para el reparto de paquetes—.”Los drones aguantan hasta determinado viento. Los hay que aguantan la lluvia pero la mayoría no están preparados, por eso no puedes garantizar la salida todos los días pero se está avanzando”, añade Pérez. El otro inconveniente es su autonomía, todavía escasa. Los drones de la policía aguantan media hora aunque bajarlos y subirlos para la recarga es fácil porque el aterrizaje es vertical. Hay otros modelos, los drones híbridos, que llevan un motor de gasolina y tienen hasta cuatro horas de autonomía pero son más voluminosos. Benidorm tiene uno así, de 20 kilos de peso.
No es fácil que estos pequeños artefactos surquen los cielos porque se piden muchos requerimientos de seguridad. Los drones de la policía municipal no pueden planear sobre concentraciones de gentey es la óptica lo que permite acercarse a un punto determinado. “Y para entornos urbanos, cuanto más pequeños sean los drones, mejor”, apunta el oficial. Hay tres con cámara térmica y otros con megafonía, baliza y foco de luz. Uno de ellos cayó en combate en el último maratón de Valencia. “Creemos que fue el viento y aunque saltó el paracaídas no se acabó de desplegar y aterrizó en una de las láminas de agua de la Ciudad de las Artes. Hubo que repararlo”.
Cada día hay más tráfico de drones a pesar de que la inmensa mayoría del término municipal de Valencia se considera espacio aéreo controlado por la cercanía del aeropuerto de Manises. “Se necesita estar dado de alta como operador en AESA, tener un estudio aéreo de seguridad coordinado con los gestores aeroportuarios, que lo revisen y den el visto bueno. Luego pides permiso, solicitas un plan de vuelo al aeropuerto… Lo mismo que si fueras una avioneta”, describe.
Dentro de poco entrará en vigor la nueva normativa europea y los drones tendrán que llevar una identificación y se podrán visualizar a través de una aplicación. Afectará a particulares y al sector público y “tendremos que aprender a compartir el espacio aéreo con el resto de drones y el tráfico aéreo normal. Está en proceso”. Dará la posición, la altura y el piloto”, concluye el inspector. Lo siguiente que se está oyendo respecto a las utilidades de los drones son el transporte de personas y de mercancías, con los aerotaxis.