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El ferrocarril: un futuro estratégico

Las revoluciones del siglo XXI necesitan de un medio de transporte eficiente y sostenible, capaz de luchar contra el cambio climático

Este 2025 celebramos el 200 aniversario del ferrocarril moderno, de aquella primera línea en Inglaterra (Stockton-Darlington) que empezó a mover el mundo y que desencadenó toda una serie de revoluciones industriales, sociales y económicas pocas veces vistas en la historia. Dos siglos después, hoy, el ferrocarril ha vuelto al centro de nuestras vidas. Las revoluciones del siglo XXI necesitan de un medio de transporte eficiente y sostenible, capaz de luchar contra el cambio climático; y, por ello, el ferrocarril es el mejor vector para seguir moviendo esta sociedad. Por este motivo, en el presen...

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Este 2025 celebramos el 200 aniversario del ferrocarril moderno, de aquella primera línea en Inglaterra (Stockton-Darlington) que empezó a mover el mundo y que desencadenó toda una serie de revoluciones industriales, sociales y económicas pocas veces vistas en la historia. Dos siglos después, hoy, el ferrocarril ha vuelto al centro de nuestras vidas. Las revoluciones del siglo XXI necesitan de un medio de transporte eficiente y sostenible, capaz de luchar contra el cambio climático; y, por ello, el ferrocarril es el mejor vector para seguir moviendo esta sociedad. Por este motivo, en el presente, es necesario considerar este medio de transporte y la movilidad en general como un valor estratégico, de la misma forma que consideramos a la educación, la sanidad o la defensa en el funcionamiento de nuestra sociedad. Debemos elevar el ferrocarril y la movilidad al mismo estatus y dedicar una mirada estratégica, tanto en la planificación de su (nuestro) futuro como de su protección.

Nuestro ferrocarril no está en el mejor momento de su historia. En los últimos 25 años, en España se ha construido una red de alta velocidad que llega a cada capital de provincia pero a ningún territorio. Se ha invertido una cifra cercana a multiplicar por cero en los servicios de Cercanías y Regionales, y aún menor en el transporte de mercancías, todos ellos esenciales para nuestro funcionamiento cotidiano. El estado actual de la red ferroviaria requiere de una doble actuación inmediata: medidas urgentes y medidas a largo plazo. Las urgentes son por todos conocidas y con un común denominador: la inversión económica sensata. Las de largo plazo, que también tienen que empezar hoy, requieren de una planificación responsable y puramente técnica, a la altura de los principales países de Europa.

Hoy, en el sur de Europa, tenemos pocos documentos que marquen con criterios técnicos el futuro de estos valores estratégicos, como el ferrocarril, con una visión científica, y sobre todo estadística, realizando proyecciones de futuro, estableciendo criterios de planificación y ejecución de servicios e infraestructuras. Hace unas semanas, la Generalitat aprobó la Estrategia Ferroviaria de Cataluña, un documento que por primera vez marca criterios de país avanzado en la proyección del ferrocarril para los próximos 25 años. El siguiente paso lógico es la elaboración, bajo esos criterios estratégicos, de un plan de servicios ferroviarios para viajeros y mercancías, que especifique qué cantidad de personas-mercancías queremos transportar, cómo queremos hacerlo y con qué medios. Después hay que redactar un último y subordinado plan de infraestructuras, que simplemente marque la lista de obras a ejecutar, necesarias para cumplir con esos servicios y poder transportar ese volumen de personas-mercancías. Hace ya muchas décadas que cometemos el error de poner el cemento antes de saber para qué será usado. Seguir en esta línea, sería dejarles una mala herencia a las futuras generaciones.

Por ello, como sociedad es nuestro deber reclamar la aplicación de estos criterios estratégicos tanto a las inversiones urgentes como a la planificación de futuro, pero no debemos equivocar ambas cosas, con visión cortoplacista y de política presentista, aplicando las mismas no-estrategias del pasado. Para construir un futuro, como hace 200 años, es necesario empezar a planificar hoy. De lo contrario, no nos lo perdonaremos ni nos lo perdonarán.

*Joan Carles Salmerón es el Director de Terminus Centre d’Estudis del Transport

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