Detenido un párroco del Guinardó de Barcelona por tocamientos a dos jóvenes, uno de ellos menor
El Arzobispado de Barcelona suspende de forma cautelar al sacerdote Jorge Alexander P. y le prohíbe celebrar misa
Los Mossos d’Esquadra han detenido la noche de este jueves al sacerdote Jorge Alexander P. M. por los presuntos tocamientos a dos jóvenes, uno de ellos menor de edad, según han confirmado a EL PAÍS fuentes de la investigación. Las familias de las dos víctimas presentaron sendas denuncias hace apenas dos semanas. La primera, la del menor, está vinculada a la parroquia que, al menos hasta hace unos días, dirigía el cura de origen colombiano, la de la Mare de Déu de Montserrat, en el barrio del Guinardó de...
Los Mossos d’Esquadra han detenido la noche de este jueves al sacerdote Jorge Alexander P. M. por los presuntos tocamientos a dos jóvenes, uno de ellos menor de edad, según han confirmado a EL PAÍS fuentes de la investigación. Las familias de las dos víctimas presentaron sendas denuncias hace apenas dos semanas. La primera, la del menor, está vinculada a la parroquia que, al menos hasta hace unos días, dirigía el cura de origen colombiano, la de la Mare de Déu de Montserrat, en el barrio del Guinardó de Barcelona. Los feligreses que han entrado a rezar el jueves por la tarde han coincidido en que Jordi P. —así, con el nombre de pila traducido al catalán, se le conoce en el entorno de la Iglesia— ya no da misa y ha sido sustituido en ese cometido por otro capellán. El Arzobispado de Barcelona ha confirmado en una nota que le ha suspendido de sus funciones de forma cautelar.
Es jueves por la tarde y no hay rastro de Jorge Alexander P. ni en la iglesia (presidida por una figura de la Moreneta, la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña), ni en el despacho ni en la casa parroquial. Tampoco lo han visto desde hace días los fieles de esta parroquia ubicada en la ruidosa avenida de la Mare de Déu de Montserrat en la que, sin embargo, encuentran paz personas que están de paso y también otras más vinculadas a la comunidad. “Es verdad que ayer [por el miércoles] vine a misa y había otro cura. Si se ha ido, es una lástima, es muy majo de trato, la gente está contenta y llena la iglesia”, contaba Paola, una mujer colombiana que, como el resto de personas consultadas por este diario, no tenía idea de que existe una investigación judicial abierta contra el cura por abusos. Nadie les ha informado de nada. “La verdad es que no parece un cura, es un ojo alegre”, cuenta de forma expresiva Eli, una mujer boliviana que había mantenido conversaciones con el sacerdote para bautizar a su hijo.
Tras la primera denuncia del menor, el pasado 14 de noviembre, los Mossos pusieron el caso en conocimiento de los juzgados de Barcelona al existir ya un autor conocido e identificado. La titular del juzgado de instrucción número 22 de Barcelona abrió diligencias por esos tocamientos por un presunto delito de agresión sexual, ya que la ley del solo sí es sí suprimió la distinción entre abuso y agresión. La jueza está a la espera del resultado de la investigación policial para, en su caso, citar al párroco como investigado, según han informado fuentes judiciales. La interposición de una segunda denuncia por hechos similares, al día siguiente, ha llevado a la policía autonómica a ir un paso más allá. El jueves por la noche, alrededor de las 23 horas y después de varios intentos infructuosos de localizarlo esa misma tarde, una patrulla detuvo a Jorge Alexander.
El detenido se formó en Barcelona, donde fue ordenado sacerdote y donde se hace llamar (así es conocido incluso de manera oficial, como consta en los nombramientos del Arzobispado de Barcelona) Jordi P, y no Jorge Alexander. Después, se trasladó a su país, donde ejerció de cura en la Archidiócesis de Manizales, a 300 kilómetros al oeste de Bogotá. Más tarde (según algunas fuentes en 2016) regresó a Cataluña. Los feligreses han explicado a este diario que Jordi se incorporó al frente de la iglesia de la Mare de Déu de Montserrat, en el Guinardó, a principios de este año.
Un portavoz oficial del Arzobispado de Barcelona confirmó en un primer momento la existencia de una investigación judicial abierta contra el sacerdote, y también que el pasado fin de semana dio explicaciones ante el Arzobispado de Barcelona, del que depende la parroquia. Este diario está a la espera de saber si, como sostienen los feligreses, Jordi P. ha sido apartado de sus funciones. Algunos fieles han explicado que estos días se le ha visto por el barrio con una aparente cojera: el cura habría explicado, según esos vecinos, que ha sufrido un accidente y por eso no puede, temporalmente, dar misa.
La respuesta del Arzobispado
Poco después de que este diario haya publicado la noticia de la detención, el Arzobispado de Barcelona ha emitido un comunicado para explicar su versión de lo ocurrido. El 16 de noviembre, la madre y el menor (los primeros denunciantes) fueron atendidos en la sede de la institución, que abrió un expediente y la “correspondiente investigación”. Horas más tarde, recibió declaración al párroco, cuya versión “difiere de la del denunciante”. El arzobispado que dirige el cardenal Juan José Omella, suspendió ese mismo día de forma cautelar al párroco y le prohibió “la celebración de cualquier misa o acto público”. La institución actuó así “con el objetivo prioritario de proteger a la posible víctima” y ante las versiones “contradictorias” entre ambos.
El servicio de atención a víctimas de abusos del Arzobispado de Barcelona “se puso en contacto de forma inmediata”, ese mismo sábado 16, con los Mossos d’Esquadra, por lo que aplicó el protocolo en estos casos, siempre según el comunicado. Una vez que la investigación judicial concluye, añade la nota, el Arzobispado “tomará las medidas pertinentes, de acuerdo con lo que prevé el derecho canónico”.