Los robos en la AP-7 se doblan en dos años
Las sustracciones en la principal autopista de Cataluña alcanzaron la cifra de 2.645 en 2023. Las víctimas son turistas extranjeros de edad avanzada
Los hurtos en la autopista A-7 se han doblado en Cataluña en los dos últimos años. Las cifras revelan el aumento de esas sustracciones: en 2021 se denunciaron 1.278 casos frente a los 2.645 de 2023. Los Mossos d’Esquadra están tomando medidas para intentar poner freno a esa ola de hurtos cuyo aumento se ha visto favorecido por la desaparición de los peajes en la AP-7 en 2021 (ahora hay menos obstáculos para delinquir y escapar) y la llegada de miles de ucranianos huyendo de la guerra (son víctimas vulnerables y que pueden viajar con sus ahorros). Los ladrones forman parte de una banda procedente de Europa del Este que ha tomado el relevo a lo que hace décadas se conocía como los hurtos de “los peruanos”. Afincados en Barcelona, los ladrones, denominados ahora “pisteros”, se desplazan en vehículos alquilados recorriendo la AP-7 de norte a sur.
Los miembros de la banda escogen a sus víctimas en áreas de servicio. Son siempre turistas solos o parejas, de edad avanzada y en vehículos de gama alta, y les hacen parar con alguna excusa. Es un hurto muy lucrativo: en una ocasión llegaron a robar 400.000 euros a una pareja polaca, 700.000 euros a una ucraniana en joyas y efectivo o 180.000 euros a un jubilado portugués que había vendido su casa en Italia y regresaba a su país.
Durante el primer trimestre de este año, igual que en 2023, un 70% de los hechos delictivos cometidos en la AP-7 fueron este tipo de hurtos. De los 2.645 casos denunciados en 2023, más de siete al día, 1.090, un 41,2%, fueron en Girona. Otros no se llegaron a denunciar porque la víctima no sabe cómo hacerlo o porque por la cantidad sustraída prefiere continuar su viaje. En 2023, se practicaron 170 detenciones; y este año, un centenar.
La mayoría de estos delincuentes son reincidentes y alguno tiene más de 60 antecedentes. Su presencia 365 días al año ha llevado a realizar una campaña de prevención para que los conductores estén alerta. Desde abril en los grandes paneles luminosos de la AP-7 se leen en cuatro idiomas mensajes como: “Vigila tu vehículo. Robos en la Autopista”, “Desconfía de desconocidos en áreas de servicio y gasolineras”, o “¿Rueda pinchada Podría ser una estafa . Llama al 112″. El objetivo es que los conductores no hagan caso de quien les pide que se detengan. Para combatir este delito desde hace unos años también se piden órdenes de alejamiento de la AP-7 y así se facilita que si se detecta a algún reincidente se le pueda detener por un delito de quebrantamiento de la medida cautelar.
El método para provocar la parada de un conductor para robarle no es desconocido. Durante años, las conocidas como las bandas de “peruanos” atemorizaron a los conductores pinchando ruedas en las áreas de servicio y haciendo que tuvieran que parar. Se les pudo acusar también de un delito contra la seguridad del tráfico, las penas aumentaron y al final, sobre 2015, desaparecieron.
Ahora, el grupo criminal está integrado por hombres de entre 25 y 60 años, profesionales, normalmente de origen albanés, kosovar o serbio que viven en Barcelona y tienen como modus vivendi los hurtos en la AP-7, entre la frontera de la Jonquera y Tarragona. En el Delta de l’Ebre actúa otro grupo, explica el sargento jefe de la Unidad Operativa de Movilidad (UOM) de los Mossos, Raúl Oliva.
Requisitos
Los investigadores revelan que los ladrones captan a sus víctimas en las áreas de servicio, sobre todo en las zonas del Empordà, Montseny y Penedès al mediodía. Deben cumplir unos requisitos. “Ser extranjeros, solos o parejas de edad avanzada con coche de gama alta y que paguen en efectivo, porque podrían llevar cantidades importantes”, apunta Oliva. Tras realizar la selección, salen detrás de la víctima cuando vuelve a entrar en la autopista. Los ladrones, dos o tres, que viajan en coches de alquiler, circulan al lado del conductor y le avisan de que les cuelga algo de su coche, que tienen una avería o un pinchazo. Si, a pesar de su insistencia, los conductores les ignoran, “les llegan a cerrar el paso hasta obligarles a detenerse”, detalla Oliva.
Cuando la víctima se escora en el arcén, uno de ellos baja y le ayuda, y mientras distrae al conductor, otro baja también y arrambla con todo lo de valor que encuentra en el maletero o guantera. Consumado el robo, en segundos, los ladrones regresan al coche y huyen con las maletas y bolsos, aunque solo quieren dinero y joyas. Si cogen ordenadores o móviles, los acaban tirando porque son dispositivos que llevan localizadores. Para evitar que les atrapen, los “pisteros” no se quedan el botín, sino que más adelante, en una salida de la vía, otro miembro del grupo espera los objetos. Lo que no quieren, lo dejan allí. Las víctimas son principalmente alemanas, holandesas y francesas, aunque desde 2022 un millar de ucranianos también han sufrido robos.
El aumento de casos en Girona ha provocado que se active durante cinco meses un dispositivo que aumenta la presencia policial de Seguridad Ciudadana, Tráfico, ARRO y UOM en las áreas de servicio. Ya se ha hecho otras veces y es, según algunos agentes de la Región Policial, “insuficiente”. Ven impotentes cómo proliferan estos delitos: el último domingo de septiembre hubo 15. Agentes lamentan que al ser un “hurto” se dedique poco esfuerzo persecutorio pese a que aseguran, “causa un daño irreparable en algunas víctimas”. Tanto es así que agentes que les han llegado a dar dinero de su bolsillo para que, al menos, puedan seguir el viaje porque se quedan sin nada.