El Govern nombra a Trapero jefe político de los Mossos para zanjar la crisis interna y reducir la delincuencia
La Generalitat destituye al jefe del cuerpo, Eduard Sallent, tras el operativo fallido para detener a Carles Puigdemont
El major Josep Lluís Trapero ha sido el elegido por el Gobierno catalán para zanjar la crisis abierta en el seno de los Mossos d’Esquadra tras el operativo fallido para detener al expresidente Carles Puigdemont. Trapero, que ya ha sido en dos ocasiones jefe policial del cuerpo, regresa a la primera fila, pero esta vez como jefe político: será el director general de la policía. “Es una persona con una trayectoria profesional y un conocimiento en profundidad del cuerpo. Dirigirá las líneas estratégicas para revertir la curva delictiva”, ha explicado la consejera de Interior, Núria Parlon, en una rueda de prensa en la que ha anunciado cambios en la estructura de Interior y, también, en la cúpula policial.
Salvador Illa había anunciado en campaña electoral que nombraría a Trapero para el cargo de director general si alcanzaba la presidencia de la Generalitat. El fracaso de los Mossos en el plan diseñado para detener a Puigdemont el pasado 8 de agosto —el expresident logró escapar en vehículo tras dar un mitin ante miles de personas en pleno centro de Barcelona— abrió una herida en la policía catalana que exigía cambios inmediatos. En su tercer regreso al frente de la estructura, Trapero cambiará sin embargo el uniforme por el traje. El major ocupó en dos ocasiones la jefatura policial: entre 2013 y 2017 (fue destituido por la supuesta pasividad de los Mossos ante el referéndum independentista del 1-O) y, más tarde, entre 2020 y 2021, hasta que fue nuevamente expulsado por el consejero Joan Ignasi Elena, de Esquerra Republicana. Esta vez, regresa como cargo de confianza de un Gobierno comandado por el Partit dels Socialistes (PSC).
La consejera Parlon ha subrayado que el bagaje de Trapero no afectará a la “independencia” de la cúpula policial que, como era de prever, también ha sido sustituida por el nuevo Govern. La exalcaldesa de Santa Coloma de Gramenet ha anunciado que este mismo lunes ha sido destituido el actual comisario jefe, Eduard Sallent, cuya relación con Trapero siempre fue conflictiva. Estaba claro que la llegada del major implicaría la salida de Sallent, a la que se ha sumado también la que hasta ahora había sido su número dos: Rosa Bosch.
Parlon ha admitido que esos cambios los ha consultado en los últimos días con el nuevo equipo, no ha desvelado cuál será el nuevo destino de Sallent (al que ha agradecido el trabajo hecho) y ha anunciado la necesidad de abrir “una nueva etapa”. “Empieza un nuevo tiempo con nuevos liderazgos y nuevas formas de hacer”, ha subrayado la consejera, que sin embargo ha desvinculado la decisión del sonado fracaso en el operativo del 8 de agosto, cuando los Mossos garantizaron la seguridad para que se celebrara el pleno de investidura de Illa pero no lograron su otro gran objetivo: detener a Puigdemont, que había anunciado su regreso para acudir al Parlament. El juez Pablo Llarena, que mantiene procesado al expresidente catalán por malversación, pidió explicaciones a los Mossos. Éstos han admitido en un informe que hubo “errores” en el dispositivo que impidieron el arresto, lo que ha provocado el descrédito del cuerpo. En su primer acto como presidente, Illa visitó el complejo central de los Mossos, Egara, para expresarles a pesar de todo su confianza y comprometerse a alejarles de la confrontación política. Interior ha abierto expediente disciplinario a tres agentes que, supuestamente, ayudaron a Puigdemont a huir y ha suspendido de sueldo y destino a dos de ellos.
El que será nuevo jefe policial, Miquel Esquius, es un mando con fama de discreto, de perfil bajo, que ya fue nombrado como jefe (de transición) por el exconsejero Miquel Buch (Junts per Catalunya) en 2018, hasta que Sallent tomó las riendas del cuerpo. La número dos de Esquius también será una mujer, la comisaria Alícia Moriana, “muy rigurosa y exigente” y con experiencia en la prevención de delitos como el tráfico de drogas, ha resaltado Parlon. Está por ver cuál será la relación que se establece entre el jefe político y el jefe policial, aunque la consejera se ha esforzado en subrayar que no va a haber interferencias. “Trapero tiene el máximo rango en la estructura policial [es major], pero eso no ha de perturbar sus funciones. La independencia de la jefatura policial es absoluta y el mando del cuerpo depende de la nueva jefatura”.
Trapero se encargará, según ha detallado Parlon, de que los objetivos del departamento en materia de seguridad lleguen a buen puerto. Y por encima de todos se sitúa el descenso en el número de delitos y también la mejora en la percepción de la seguridad. “Nos preocupan los delitos derivados del crimen organizado, pero también los delitos que generan problemas en el día a día, como los hurtos, las peleas, los robos a domicilio...” Parlon ha completado su equipo con una persona de su absoluta confianza: Tomás Carrión, jefe de servicios de Santa Coloma, será el secretario general de Interior.
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